Este óleo de principios de la década de 1940 pertenece a
la denominada época trágica de Mondrian, quien a partir de entonces vería su
obra invadida por la forma de la cruz en
los incontables cruces de las líneas verticales y horizontales, que le sirve
como puntos de referencia de un infinito horizonte espacial que se pierde
dimensionalmente al tratar de atraparlo con este entramado neuróticamente
ordenado de rayas.
(Museo Nacional de Arte Moderno, París)
Fuente: Historia del Arte. Editorial
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