Fue pintado hacia 1832 por este artista
singular, un pintor de coches y cartelista que vivió en Pensilvania. Pero, por
encima de ello, fue además un predicador cuáquero de insólita oratoria y
escritor de unas famosas memorias que hicieron época. El tema del Reino de la Paz, en el que conviven
amigablemente fieras y niños, indios y blancos, lo pintó repetidas veces y se
ha convertido en uno de los más conocidos ejemplos de la primera pintura estadounidense,
de carácter indudablemente apologético.
(Colección Chrysler-Garbisch).
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
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