Picasso elimina los detalles y los acabados arquitectónicos para reflejar tan sólo la esencia del paisaje representado. El pintor opta aquí por representar el tema fragmentándolo por volúmenes, consiguiendo una composición que acusa en su conjunto un vivaz ritmo geométrico inspirado seguramente en el arte de Cézanne. El cuadro supone un profundo análisis racional del espacio y de la configuración formal, que podría simplificarse con la ausencia de ventanas y de la ruptura de la perspectiva dimensional de la mirada al pintar la chimenea del fondo desde todos los puntos de vista posibles.
(Museo del Ermitage, San Petersburgo)
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat