Presentada en Nueva York junto a la también famosa tela
titulada Edtaonisl, Picabia cosechó un enorme éxito plasmando formas absolutamente
inventadas de su imaginación. Con estas obras Picabia rompía definitivamente con
el posimpresionismo de sus inicios que le llevaría a un paulatino escepticismo por
el arte en general, hasta recalar en el dadaísmo más radicalizado. La
influencia de la música en el proceso de creación pictórica es muy evidente en
este cuadro, marcado por la abstracción de un lenguaje informal y apoyado
fundamentalmente en la sinuosidad de las curvas y el contraste de los colores.
(Museo Nacional de Arte Moderno, París).
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
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