Lo que aparentemente parece una sugerente escena de danza es en realidad el reflejo del malestar emocional que por entonces sentía el autor, coincidiendo con una ruptura con Oiga Koklova. La posición de las tres figuras recuerda a las representaciones del martirio de la Crucifixión. El personaje de la izquierda presenta un rostro grotesco, mientras que el de la derecha se oculta entre las sombras. La figura central conserva una expresión serena dejándose admirar desnuda.
(Tate Gallery, Londres)
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.