Este
cuadro en más una superficie cubierta de color, como lo definirá él mismo, que
una representación en sí. Para Denis, el problema ya no era la realidad
representada en el cuadro, sino el cuadro en sí mismo, una premisa de la que
también se valdrían los fauvistas y los cubistas a la hora de elaborar sus
obras. Con esta nueva concepción, Denis acabó con la distinción entre la
pintura de representación y la pintura ornamental.
(Musée du Prieuré,
St-Germain-en-Laye, Francia)
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.