Discípulo en Flandes del holandés Antonio Moro, este artista inaugura en España el arte del retrato como pintura de corte. El retrato que se reproduce es un ejemplo de su precisión infalible en el detalle con que están pintados encajes y joyas. El traje y el peinado, que revelan el rango superior del personaje, ayudan a profundizar en el estudio psicológico, realizado con respetuoso despego.
Museo del Prado, Madrid
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario.