El mausoleo de Tamerlán es
uno de los edificios que conforman el complejo funerario conocido como Gur Emir
("Tumba del Emir"), dentro de la propia ciudad de Samarcanda.
La expansión de los mongoles hacia Asia
occidental estuvo protagonizada por Timur, conocido en Occidente por Tamerlán,
fundador del Imperio timúrida. Jefe de una tribu turco-mongólica que conquistó
el Irán, Mesopotamia, Siria y el Asia Menor y descendió hasta la India haciendo
de su organización tribal un imperio mundial. Timur quería completar el sueño
de restaurar el imperio de su predecesor Gengis Kan.
A pesar de su temible fama, fue un gran
promotor de las artes y el responsable de originar un nuevo florecimiento
cultural y artístico promovido desde la capital, Samarcanda, reconstruida por
él mismo. Trajo a los mejores artistas del momento en Oriente y Occidente para
levantar y hacer realidad sus aspiraciones. Gran parte de este esplendor no se
ha conservado; no obstante, la concepción de una de sus empresas
arquitectónicas más importantes, el plano de Gur Emir, se ha reconstruido,
excepto su monumento funerario que se alza con gran maestría en uno de los
extremos.
En su origen, la planta del conjunto se
componía de varias construcciones situadas alrededor de los tres lados de un
patio cuadrado flanqueado a su vez por cuatro alminares en las esquinas. A
través de un pórtico se accedía al patio con una madrasa al este y una janaqa
al oeste, mientras que el mausoleo se alzaba al sur. De hecho, la tumba, junto
con sus estructuras adyacentes, son las ruinas más relevantes de todo el
complejo.
Dos profundos liwanes preceden, como puerta
de entrada, a una amplia sala de planta cruciforme, con el exterior en forma
octogonal. La tumba está cubierta por una doble cúpula, sobre un altísimo
tambor, con las típicas aristas y con un estupendo revestimiento decorativo en
cerámica que denota la finura de su acabado. Después de la caída de los dos
alminares que la acompañaban, su verticalidad resalta aún más.
Exteriormente, la cúpula es de un azul
intenso que por medio de a luz que irradian los rayos del sol, el colorido se
hace mucho más luminoso. El tambor de la cúpula está circundado por una
gigantesca inscripción seguida, sin ninguna interrupción, y escrita con letra
cúfica. Las inscripciones forman parte de la decoración de casi todo el
edificio islámico. La escritura árabe alcanzó en la ornamentación un alto grado
de refinamiento.
Tanto su exterior como en su interior,
donde se hallan las tumbas, resalta por la belleza decorativa. La escala
colosal y la extraordinaria abundancia de costosos materiales utilizados para
fines ornamentales, dan testimonio de sus ideas de dominio y riqueza.
Sus formas arquitectónicas confieren a este
monumento una gran dignidad, si más no, es el mausoleo de un gran conquistador.
El poder y la gloria del gobernante Tamerlán recibió expresión pública en su
espléndida tumba, que se yergue como muestra de homenaje a su realeza
espiritual. Ésta y sus demás obras son un reflejo de sus aspiraciones.
El mausoleo de Tamerlán, del período
timúrida, erigido en el siglo XV, se yergue en Samarcanda, un centro artístico
concebido para mostrar la grandeza de su poder.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
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