Pintada en 1890, esta tela
significó el inicio de Redon en el color, ya que hasta entonces sólo realizado
dibujos al carbón en los que trabajó sobre todo el juego de luces y sombras.
Los ojos cerrados aluden al pensamiento secreto o a la presencia interior del
sueño, tema simbolista por excelencia, que será adpstado por el surrealismo
cuarenta años más tarde. Se ha querido ver en esta cabeza clásica una
influencia del Esclavo de Miguel Ángel, pieza que Redon no se cansaba de
admirar en el Louvre.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.