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Puvis de Chavannes (1824-1898)



Puvis de Chavannes, Pierre (Lyon, 14 de diceimbre de 1824 - París, 24 de octubre de 1898) Pintor simbolista francés. Es referido brevemente por Max Beerbohm en su relato Enoch Soames. 

Biografía 

Tras estudiar en la École polytechnique, pasó una temporada en Italia. Decidió consagrarse a la pintura estudiando la obra de Eugène Delacroix y Thomas Couture. Al principio expuso en el Salón de 1850, pero tuvo problemas para hacerlo después. 

En 1854 y 1855, Puvis de Chavannes realizó frescos y pinturas murales en Amiens y en el Panteón de París. Sus obras son representativas del simbolismo pictórico; tratan temas mayormente fantásticos y alegóricos con figuras de aspecto atemporal pero cuyo primitivismo recuerda a antiguas culturas mediterráneas y a veces también a la Edad Media. 

En Montmartre, tuvo una relación con una de sus modelos, Suzanne Valadon , que se convertiría más tarde en una de las artistas más importantes de su época. En París, fue maestro de varias pintoras noruegas como Betzy Akersloot-Berg, Helga Marie Ring Reusch, Lisbeth Bergh, Ingerid Dahl, Signe Scheel o Marie Tannæs. 

En 1890, fue uno de los fundadores de la Société Nationale des Beaux-Arts de la que más tarde sería presidente, y que pondría su nombre a unos premios, primero en el Musée d'art moderne du Trocadero y luego en el Grand Palais de los Campos Elíseos. Principales galardonados: Maurice Boitel (1963), Pierre-Henry (1968), Louis Vuillermoz (1969), Daniel du Janerand (1970), André Hambourg (1987). 

Puvis fue un autor de éxito, que abordó decoraciones en edificios públicos de Europa y Estados Unidos. Concitó al mismo tiempo elogios y furibundas críticas; su éxito y proximidad a las altas esferas disgustaban a muchos pintores impresionistas que estaban pugnando simplemente por subsistir. Sin embargo, los maestros entonces realmente rompedores, como Gauguin y Picasso, así como el grupo de los Nabis, admiraron a Puvis por su fantasía y por el uso libre que hacía del color y de las formas. 

Simbolismo de Chavannes 

A la exuberancia neobarroca de Moreau, Puvis de Chavannes contrapuso un simbolismo simplificado del gusto de los sectores academicistas e innovadores. Pierre Puvis de Chavannes (1824-1898) pretendió revitalizar la tradición del muralismo, lo que consiguió con sus proyectos decorativos, como El bosque sagrado querido por las Artes y las Musas (1884-1889, escalera de la Universidad de la Sorbona, París). Bajo el influjo de su fructífera experiencia como muralista realizó cuadros como el admirado y polémico El pobre pescador (1881, Museo del Louvre, París), resuelto sintéticamente en unas líneas perfectamente delimitadas y con una gama reducida de colores. En El sueño (1883, Museo del Louvre, París) es más evidente todavía el carácter visionario que se atribuye a su pintura: en un paraje desolado, y bajo la luz lunar, tres figuras alegóricas (Amor, Gloria y Riqueza) esparcen sus dones ante la figura tendida de una mujer somnolienta. Puvis logra transmitir una sensación de serenidad intemporal en estas composiciones, donde prevalece un lenguaje alegórico y se tratan temas universales. La obra de Puvis de Chavannes ejerció una notable influencia en los nabíes (profetas) y en los simbolistas. 

Fuente: https://es.wikipedia.org/

Obras comentadas


Galería
La guerra, 1861

La paz, 1861

Jóvenes a la orilla del mar de Puvis de Chavannes



        Se trata de la clásica composición de este artista: la figura de pie y de espaldas marcando el eje de la composición, ligeramente descentrado. Puvis consiguió difundir nueva vida a la tradición académica restituyéndole la seriedad y nobleza primitivas y situándola más allá del tiempo. Su interés obsesivo por la composición, cuyos maestros creyó ver en Rafael y Poussin, sorprende siempre por la insólita colocación de la figura central y la fría serenidad del ambiente.

(Musée d’Orsay)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El pobre pescador de Puvis de Chavannes


No se trata de una reproducción detallista de unas flores, sino de la expresión de un estado emotivo. Se ha dicho que nadie, ni siquiera Degas, consiguió representar como él el color azafrán de sus  heliotropos ni el rojo azul de sus anémonas, ni su gama delicada de tonos ambarinos, perlados, coralíferos. De hecho, este cuadro pintado en 1881, es una de las obras clave del simbolismo francés. Un crítico de la época dijo que el pescador no era ni carne ni pescado, ni tan sólo un buen arenque, en aquella nebulosa, simulacro de pinturq que insinuaba una barca en un río inexistente. Y otro lo calificó de “pintura de Viernes Santo”. Sin embargo, fue copiada por simbolistas, que vieron en ella una representación de la miseria humana, de la desolación, traducida en una serena atmósfera indiferente.

(Musée d'Orsay, París). 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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