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Arte gótico en Inglaterra

En el año 1066, Guillermo de Normandía consiguió el objetivo que llevaba persiguiendo durante muchísimos años e invadió Inglaterra, y, durante los dos siglos siguientes, se desarrolló en aquel país la arquitectura que se ha convenido llamar, desde el siglo pasado, "anglonormanda". El estilo gótico -por lo menos algunas de sus principales características- se introdujo en Inglaterra sin dificultad a favor de aquel anterior estilo, en el que de hecho las nuevas tendencias se insinuaron a través de la construcción de bóvedas en los templos monásticos que se fueron edificando en el siglo XII.

Cubierta de la capilla de Enrique
VII, en la abadía de Westminster.
En la imagen se puede apreciar la
complejidad decorativa de esta ca-
pilla, la más famosa de la imponen-
te abadía de Westminster, que al-
berga antiguos y ricos mosaicos. 
Paralelamente los monjes del Císter contribuyeron por su parte a introducir, en los monasterios fundados por ellos en Gran Bretaña, su propio estilo, en el que ya era habitual la aplicación de la ojiva. Y aunque si se ha de respetar la cronología, la primera catedral inglesa en la que se emplearon los preceptos góticos es la catedral de Canterbury, es lícito reconocer que el gran edificio gótico de Inglaterra, en el que se reúnen la perfección técnica, la suntuosidad y la elegancia, es la abadía de Westminster, obra cumbre no sólo de este periodo artístico que se está tratando sino de toda la historia del arte inglés. 

La catedral de Canterbury, considerada el primer edificio inglés que puede llamarse con propiedad gótico. Es de gran interés, no sólo porque los pormenores de su reedificación fueran descritos a diario por el monje Gervasio, sino porque indica claramente cómo Inglaterra hizo suyos los modelos del gótico francés. 

Si en un principio el gótico en Inglaterra era claramente deudor del estilo que imperaba en Francia, no tardaron en aparecer artistas que empezaron a desarrollar unas líneas propias, aún muy influenciadas por las técnicas y las formas francesas, pero que, poco a poco, consiguieron que cuajaran, como podrá comprobarse, dos estilos con suficientes rasgos definitorios como para considerarlos con entidad propia. Son, por un lado, el estilo decorado, que toma forma ya en el siglo XIV y que se caracteriza por las espléndidas combinaciones de terceletes en las bóvedas de las naves, y, por otro, el estilo perpendicular, con sus características bóvedas de abanico, que, además, sería el precursor del gótico Tudor, que dominaría durante el siglo XVI cuando ya se habían abierto paso los esquemas del Renacimiento en el resto de Europa.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.  

Diario de la reedificación de Canterbury

Portal del púlpito de la catedral de Canterbury. 
La reedificación de la catedral de Canterbury fue una considerable ampliación del plan previsto en primera instancia aunque, por fortuna, se poseen abundantes datos, no solamente fidedignos, sino consignados con minuciosidad, que permiten hacer el seguimiento paso a paso, de este proceso. 

Se trata, más que de una crónica, de una especie de diario de aquella gran empresa, redactado por el monje Gervasio. Por él se sabe que, hallándose aún perplejos el abad y los monjes de Canterbury acerca de si debían conservarse o demolerse las paredes de aquel edificio devastado por el fuego, un maestro francés llamado a consulta, Guillermo de Sens (el cual habla trabajado en la edificación de la catedral de la ciudad francesa de este nombre), contribuyó a imponer el criterio de que era preferible derribar los maltrechos restos dañados del edificio y construir de nuevo toda la parte incendiada a partir del espacio posterior al primer transepto del templo. 

Hallándose ya avanzada aquella nueva obra y habiéndose proyectado incluso la parte de ella que aún se tardar la en edificar (como la capilla circular o Corona, donde se instalarla el sepulcro de Santo Tomás Becket, detrás del ábside), dicho maestro francés sufrió en 1178 una grave calda desde un andamio e, imposibilitado para seguir dirigiendo aquella tarea, regresó a su pals y hubo de ser sustituido por otro constructor, inglés, llamado también Guillermo. 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

La tradición normanda de las catedrales inglesas


Como ocurrió en buena parte de Europa, la expansión de la Orden cisterciense fue una de las principales vías de entrada del gótico en Inglaterra. Aunque muchas de tales casas monásticas inglesas se hallan ahora en ruinas a causa de las perturbaciones religiosas del siglo XVI, es posible estudiar partiendo de ellas qué aplicación se hizo, cuando se edificaron, de los métodos propios de la arquitectura cisterciense que cubría sus templos con bóvedas por arista y fue gran difusora, también, de la de crucería.

Pero junto a los monjes del Cister y a los arquitectos por ellos empleados, pronto habría en Inglaterra otros constructores laicos ya plenamente capacitados en el manejo de las soluciones góticas. Consta la intervención de uno de ellos en la nueva edificación de que fue objeto, desde 1174 o 1175, la catedral metropolitana inglesa de Canterbury, después del incendio que el día 5 de septiembre de 1174 redujo a cenizas la mayor parte del gran templo que acababa de construirse.


Interior de la catedral de Canterbury. Al fondo de la larga nave central de esta espléndida catedral. una de las primeras del gótico inglés. se observa la girola. En un primer plano aparecen los bancos de la gran nave y las bóvedas articuladas y estrelladas.  

La construcción de la catedral de Canterbury se terminó en sus partes básicas en 1192. El ábside del vasto templo tiene una baja girola sostenida por columnas de fuste monolítico, por encima de la cual corre un trifolio hasta el arranque de la bóveda de la nave central. Dato de suma importancia para el desarrollo de la naciente arquitectura gótica inglesa es que aquellos fustes columnarios son de mármol de Purbeck, procedente de las mismas canteras insulares de donde se sacarían en el futuro, durante la perduración del estilo gótico en Inglaterra, la mayoría de elementos labrados en mármol que figuran en sus iglesias. Con mucha probabilidad, pues, se empezó a utilizar entonces el mármol, material más noble que la piedra caliza, pero que hasta aquel momento se había empleado en Francia una sola vez, en Valenciennes.

⇦ La catedral de Lincoln ilustra dos características del gótico inglés: la reducción de los portales y el alineamiento regular de elementos idénticos. Si Inglaterra adoptó la fachada gótica francesa de iglesia flanqueada por dos torres fue para Infundirle rasgos propios y una articulación sumamente original de las partes componentes. Se aprecia la profusión de arquerías que decoran la fachada y que rodean, asímismo. las dos torres. Por otro lado, cabe destacar la imponente altura del cuerpo central.  



Edificios religiosos directamente derivados de la catedral de Canterbury, con su completísima monumentalidad y sus grandes torres regulares, son las catedrales de Chichester y de Lincoln, la primera dañada por un incendio en 1186 e inmediatamente rehecha, y la de Lincoln iniciada en 1192 y considerablemente ampliada a mediados del siglo XIII. Siguieron a la construcción de esas catedrales, las de Rochester y de Peterborough, entre otras.

La catedral de Lincoln es una de las catedrales inglesas que ofrecen más rasgos originales, gracias a las innovaciones de que fue objeto desde poco antes de mediados del siglo XIII, que es cuando recibió su gran fachada a modo de un enorme paño rectangular, subdividida en varias zonas adornadas con arquerías, la más elevada de las cuales es mucho más alta y tiene estrechos y erguidos arcos ojivales. Esta fachada consta de tres cuerpos como colosales nichos; el del centro, altísimo y terminado en ojiva, abarca la puerta central románica y el gran ventanal gótico que sobre ella se abre. Los de ambos lados, de menor altura y terminados en arco de medio punto cobijan las dos puertas laterales. Aquella gran superficie cuadrangular con decoración arquitectónica continua y carente de esculturas tiene un aspecto solemne. Torrecillas coronadas con espiras limitan esta fachada, que rematan en su parte central un gablete triangular y pináculos.

⇦ Interior de la catedral de Lincoln. Es en esta catedral donde el gótico inglés logra por primera vez su forma acabada y monumental. Las nerviaciones de sus bóvedas parecen elaboradas con el único intento de unificar de manera visual el intenor; de modo que si las bóvedas hexapartitas de Canterbury imitan todavía la estructura típicamente francesa, las de Lincoln se ornan con un sistema de nerviaciones original que no parece tener otro propósito que armonizar con la complejidad de los elementos que las sustentan. También es una característica típica del gótico inglés la cabecera plana, ocupada por un gigantesco ventanal que hace terminar la nave central en un muro de luz. 




Lo más interesante del edificio se halla, sin embargo, en el interior y consiste, en primer término, en la sala capitular, lateral, poligonal y muy alta, con un vestíbulo que directamente la conecta con el interior del templo. La bóveda de la sala capitular irradia del haz de una gran columna o pilar central de sostén, como precedente de una serie de combinaciones radiales que se perpetuarán en la posterior arquitectura gótica de los templos ingleses, a la que aportarán notable riqueza decorativa. Otro mérito de la catedral de Lincoln consiste en su valiosa escultura interior, según se comprueba en las originales claves de bóveda y en la hermosa decoración de la parte correspondiente al coro ya tardío, llamado Coro de los Ángeles, que ha recibido tal nombre a causa de las figuras angélicas que hay esculpidas en las enjutas de todas sus arquerías. El ábside, cuadrado, tiene en su exterior un gablete y pináculos, y es de un diseño amplio, claro y elegante.


⇦ Planta de la catedral de Salisbury con la sala capitular y el claustro adjuntos. Su torre campanario (s. XIV), en el centro del transepto central es de estilo gótico perpendicular. 




Otras dos importantes catedrales inglesas que precedieron en el siglo XIII a la erección de la gran y nueva abadía de Westminster, son las de Salisbury y de Wells, preciados monumentos del estilo gótico inglés en su etapa ya madura.



La de Salisbury se empezó a construir en 1220, en un lugar espacioso, junto a una corriente fluvial, sin el agobio de edificios cercanos, y sin los prejuicios que suelen pesar sobre el plan de un edificio de tal clase, a consecuencia de intentos de edificación efectuados o planeados en fechas anteriores. Su construcción se extendió 40 años, y una vez la catedral completada, se conservó intacta, salvo por la prolongación en altura que se dio a su torre central a mediados del siglo XIV, cuando se le añadió la alta y elegante espira sólida que comunica a todo aquel monumento de gran regularidad su aspecto inconfundible en el paraje donde se halla. La catedral de Salisbury es un templo con dos transeptos, uno interrumpiendo por su mitad la longitud de la nave central y del cual surge la gran torre, y otro menos saliente, que precede al coro y al ábside. Como otras catedrales inglesas, tiene en el extremo oriental una capilla dedicada a la Virgen (Our Lady Chapel), de planta cuadrada y cuyas tres naves enlazan con la nave principal del templo al otro lado del presbiterio.

Galería del claustro de la catedral de Sallsbury con el que comunica su sala capitular octogonal. A diferencia de Canterbury, esta catedral es una construcción de extraordinaria unidad estilística, considerada por ello  "clásica" y uno de los me¡ores ejemplos del gótico primitivo inglés.   

Empezada a finales del siglo XII, siguiendo la pauta marcada por la iglesia benedictina de Glastonbury, la catedral de Wells, en Somerset, recibió una fachada imponente a causa de la distribución de sus masas: en lo alto, dos anchas y cuadradas torres y una parte central cubierta con dos series de esculturas, la superior de las cuales constituye un apostolado. Otras muchas esculturas, en nichos góticos, se suceden formando series verticales en el gran basamento que es la fachada propiamente dicha: cuerpo compacto que se extiende por debajo de aquellas torres, y que se tuvo muy en cuenta, después, para la disposición de la curiosa fachada de la catedral de Exeter, también adornada con profusión de estatuas. El interior de la catedral de Wells se estructuró con mucha originalidad durante la primera mitad del siglo XIV; se prolongó su nave principal hasta enlazarla con una capilla absidal baja dedicada a la Virgen, y por su derecha la nave se conectó con la sala capitular situada en un edificio anejo. En esta sala, nervaduras angulares se combinan con otras que parten, radialmente, de una elegante pilastra central, para formar una bóveda rica en arcos terceletes que forman también bellos diseños geométricos en las bóvedas de la nave de la iglesia. Del centro de ésta parte una sólida torre, cuyo sostén se organizó a base de cuatro grandes arcos reforzados con pilastras, con óculos curvilíneos encima y circulares a ambos lados, en una disposición de gran trascendencia decorativa. La escultura interior, de hojarascas, se ameniza con la presencia de realistas cabezas burlescas que aparecen entrelazadas con los adornos vegetales. Al término de la nave, y por encima de su unión con la capilla absidal aludida, hay un enorme ventanal que procura iluminación natural a todo el interior por encima del pasaje abovedado que da acceso a la capilla de la Virgen. La catedral de Wells es un ejemplo típico del gótico decorado, tema al que se volverá más adelante.

Fachada de la catedral de Wells, realizada durante los siglos XIV y XV y calificada como "la más hermosa de Inglaterra". Las dos torres que enmarcan el conjunto la convierten en la fachada inglesa más parecida al modelo francés. Es famosa por la gran abundancia de estatuas encajadas dentro de la tupida red de grandes molduras que parecen cubrirla con un riquísimo tapiz escultórico. 


La iglesia de la abadía de Westminster es un monumento cuya importancia difícilmente cabría exagerar. A la unidad y grandiosidad de este templo, donde se han coronado todos los reyes de Inglaterra y que se ha convertido en el centro histórico de la monarquía inglesa, hay que añadir ciertas cualidades artísticas que solamente de un modo ocasional y fragmentario habían antes aparecido en edificios ingleses góticos. Gracias a la influencia ejercida por el gran templo de Westminster, estas nuevas características del gótico inglés se difundieron en otras varias iglesias que perpetuaron aquella modalidad.


Una iglesia abacial prerrománica de tamaño reducido existió en el emplazamiento de la actual, en Westminster, y ya se había planeado reconstruirla y ampliarla, cuando en 1245 el rey Enrique III tomó a cargo de la corona la construcción del nuevo templo que se completó en un período relativamente breve. Es una gran iglesia de tres naves que, pese a sus peculiaridades en su tectónica y en su ornamentación, es de evidente inspiración francesa, hasta el punto de que se ha especulado con la probabilidad de que Enrique de Reynes, su primer arquitecto, no solamente tomase como modelo la catedral de Reims, sino que fuera él mismo francés.

Westminster es un gran templo con contrafuertes reforzados, unidos mediante arbotantes a la gran nave central de 31 metros de altura. Posee un transepto notablemente más ancho que la nave del eje principal y contiene detrás del crucero un coro interior, con el altar y el sepulcro de San Eduardo el Confesor, y ábside con giróla, con cuatro capillas radiantes (dos a cada lado), y que por el centro comunica con la gran capilla sepulcral del rey Enrique VII, la cual se edificó durante el primer cuarto del siglo XVI. El brazo meridional del transepto forma uno de los costados del cuadrado claustro monástico y se conecta por el lado opuesto con la sala capitular, octogonal.


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Los estilos “decorados” y “perpendicular”

Una nueva modalidad del gótico inglés que se caracteriza por su pureza de líneas y por la aplicación, en las bóvedas de sus naves, de ricas combinaciones de arcos terceletes, apareció poco después del primer cuarto del siglo XIV. Se le ha denominado gótico decorado (Decorated Style), a causa de aquella última característica.

El exorno propio del gótico decorado se refleja también en los ventanales con ricas tracerías en su parte superior, tanto en los que se abren en la pared del fondo como en las grandes ventanas laterales con vidrieras que hay en muchas iglesias de aquella época. El coro de la abadía de Tewkesbury, con sus ricas formas estrelladas y la bóveda de la antigua catedral de Gloucester que se remozó al instalarse en ella, hacia 1330, el sepulcro del rey Eduardo III, son ejemplos típicos de tal etapa. Esta última catedral, en su famoso claustro decorado entre 1370 y 1400 con un nuevo estilo de adornos curvilíneos, presenta ya las cualidades que caracterizarán el llamado gótico perpendicular, variante que corresponde, cronológicamente, a aquella etapa que en la arquitectura gótica continental se ha denominado en gran parte de los países europeos estilo flamígero o florido. El gótico perpendicular, al prolongarse, dio origen en Inglaterra al llamado estilo Tudor, que se desarrolló durante el siglo XVI.

Sala Capitular de la catedral de Wells. Templo construido hacia 1 300. De planta octogonal, su bóveda se apoya sobre el pilar central, cuyas nerviaciones se esparcen en el espacio como las ho¡as de una palmera. Es un ejemplo típico de "gótico decorado".  

Lo que distingue exteriormente el gótico perpendicular es la multiplicidad de facetas limitadas por líneas verticales que se extienden sistemáticamente por las fachadas. Estas se organizan en series de estrechos paneles cuadrangulares cuya sequedad lineal vienen a atenuar las cenefas horizontales que traban y unifican aquel sistema de repetidos recuadros. En los ventanales sucede lo mismo: los parteluces divisorios del ventanal se prolongan hasta las caladuras que hay en lo alto de su ojiva, subdividiendo así verticalmente toda la extensión del hueco.

Las bóvedas típicas de ese gótico inglés final son las bóvedas de abanico, que establecen evidente contraste con el riguroso verticalismo que domina en los exteriores de los edificios. Sus líneas curvas enlazadas parten de “trompas” nervadas, angulares o laterales, que suelen combinarse con las tracerías en las paredes.

⇦ Exterior, vasto desde el sur de la catedral de Gloucester, cuya típica decoración de "estilo perpendicular" es el resultado de la remodelación a que fue sometida la vieja mole de piedra románica poco después de 1370. Fue entonces cuando se levantó la torre cuadrada que corona el crucero y se dibujaron las tracerías del gran ventanal del transepto, que arroja torrentes de luz del mediodía sobre el famoso coro de este templo, donde está enterrado el rey Eduardo III. 



El claustro de la catedral de Gloucester es uno de los primeros ejemplos de esa estética, que está representada también en la bóveda del coro de la catedral de York (entre 1361 y 1408) y en el techo de la gran sala de Ricardo II en el antiguo palacio de Westminster (1397). Pero el ejemplo más elegante, a pesar de su fecha tardía, es la techumbre de la capilla del King’s College de Cambridge, bien visible gracias a la abundante luz que recibe su interior por el enorme ventanal situado en el fondo. Esta capilla fue iniciada por Reginald Ely y completada por John Wastell en 1513. En cuanto a los exteriores, el estilo perpendicular ofrece su más plena representación en el de la capilla de Enrique VII de la abadía de Westminster. En él triunfa el típico linearismo, recubriendo incluso los altos contrafuertes prismáticos (con arbotantes), que, rematando en capuchones góticos con botones floridos, se funden con los paños de los muros que forman facetas y se hallan revestidos de aquella misma ornamentación gótica regular y minuciosa. No menos significativo es el riquísimo techo calado de piedra labrada, en el interior de esta misma capilla, realizada durante el primer cuarto del siglo XVI. Igual exuberancia caracteriza algunos techos de madera tallada, como los de la parte antigua del palacio de Hampton Court que se hizo construir el cardenal Wolsey, y que datan ya del reinado de Enrique VIII.

Fachada de la abadía de Westminster, en Londres. La abadía fue iniciada a mediados del siglo XIII por iniciativa del rey Enrique 111 y según un proyecto del arquitecto Henry de Reynes. Como era acostumbrado en las catedrales góticas. las obras avanzaron de este a oeste, alcanzando la fachada en el siglo XIV, aunque los remates de las torres ya son obra neogótica. Concluida la estructura básica del edificio, se amplió con edificaciones anexas. la más importante de las cuales es la capilla funeraria de Enrique VII, erigida a principios del siglo XVI en estilo gótico perpendicular. 



Claustro de la catedral de Gloucester. El detalle de las "bóvedas de abanico", las propias del estilo gótico inglés final, realza su gran complejidad de la elaboración del cruzamiento de sus numerosos nervios, en contraste con los ventanales, algo más sencillos. 

⇦ Muro de la nave central de la catedral de Lincoln. Dibujo anterior a la adopción del estilo perpendicular que luego se adoptó en esta construcción del siglo XIII. Eel muro aparece dividido en tres cuerpos, siendo el central el más estrecho.    



El estilo perpendicular está bien representado también en castillos de aquella época, como los de Warwick y de Herstmonceux.

Del último tiempo de las formas góticas son muchos edificios civiles que se conservan todavía en Inglaterra, casas comunales y, sobre todo, de las corporaciones o gremios, que más tarde habían de adquirir tanta riqueza. Tenían éstas su hall o sala de reuniones que, generalmente, está cubierta por armaduras decoradas, de madera, y una pequeña capilla con bóveda de abanico. Son también góticos muchos colegios universitarios de Oxford y Cambridge, que llegan a adquirir dimensiones exorbitantes, con la disposición de los servicios alrededor de un patio, donde hay un pozo decorativo. A un lado se halla la capilla, y en ella el panteón de los maestros más ilustres que ha tenido el colegio; en el fondo del patio hay una construcción que sirve de biblioteca, y al otro lado, los edificios para habitación de los colegiales y el hall, que sirve de comedor y también para las solemnidades públicas.

⇨ Muro del presbiterio de la catedral de Gloucester. En esta ilustración se aprecian las características básicas del "estilo perpendicular", en el evidente linealismo y, en la parte superior, el juego de lacerías de los ventanales. 



Este tipo de colleges o residencias académicas para estudiantes se encuentra no sólo en Oxford y Cambridge: Winchester College fue construido a fines del siglo XIV por Guillermo de Wykeham, y Eton College, por Enrique VI en 1422.

La casa señorial inglesa gótica tenía el centro de su vida familiar y social en el hall, esto es, la”sala”. Otras estancias se distribuían por el edificio, y las mujeres tenían, para su uso exclusivo, el hower, o camarín.

En cuanto a la pintura inglesa del período gótico, bien poco hay que comentar. Son escasísimos los restos de pinturas murales que se han descubierto en las iglesias, y de sus fragmentos se deduce la analogía de aquel arte con el de la miniatura de libros, el cual, aunque influido por el estilo gótico de los miniaturistas franceses, fue de evidente originalidad. La pintura sobre tabla es aún más escasa que la parietal, y pocas obras notables, de temas devotos o de retrato, se han conservado. El famoso Díptico Wilton, que representa a Ricardo II, acompañado de santos, adorando a la Virgen y el Niño (Galería Nacional de Londres) es la obra más famosa de finales del siglo XIV, pero ahora es considerada de autor francés.

⇦ Exterior de la capilla del King's College, de Cambridge. En esta imagen se observa la búsqueda de la verticalidad que definirá el "estilo perpendicular", pues toda la capilla parece elevarse hacia el cielo. Asimismo, destaca el gran ventanal situado sobre la puerta principal, que permite que la luminosidad del interior componga una atmósfera de misticismo.  



Mucho más importante es la escultura sepulcral de la que se han preservado numerosas muestras. Sus estatuas yacentes denotan una elegante captación de los tipos, y algunas son obras de gran categoría, como la metálica, de Eduardo el Príncipe Negro, con adornos de esmalte, de hacia 1380, en la abadía de Canterbury. Una numerosa representación de relieves y estatuas labradas en alabastro se ha conservado, en cambio, gracias a la exportación que de tales obras de temas religiosos se hizo desde mediados del siglo XIV y en el siglo XV. Los fabricaban los alabastarmen de Nottingham y muestran inventiva, habilidad y un sentido extraordinariamente vivaz de la composición.

Interior de la capilla del King's College, de Cambridge. Se trata del mejor ejemplo de gótico perpendicular. Fue terminada en 1513 por John Wastell y es una muestra de hasta qué punto combinan en una proporc1ón exquisita las tracerfas verticales de las ventanas con las curvas y los conos mvertidos de la "bóveda de abanico". 

Crucero de la catedral de Wells. Originalísimos arcos en forma de X curvilínea, construidos en 1338 para sostener la gran torre que se eleva sobre la intersección de la nave central con el transepto. Sus grandes molduras dominan el espacio con su potente belleza dinámica y rechazan desdeñosamente todo añadido escultórico.   

En el bordado gótico, Inglaterra logró un gran prestigio, y famosos son los recamados y bordados del llamado opus Anglicum (como se le designó en el latín de los inventarios europeos de la época), que adornan buen número de preciadas capas pluviales y otros ropajes lujosos que se conservan en algunos de los principales museos.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

La catedral de Durham

Interior de la catedral de Durham donde se aprec1an las
bóvedas nervadas. 
La catedral de Durham se encuentra emplazada Junto al monasterio y el castillo de Durham, sobre un promontorio defensivo, en un recodo del río Wear. Fue la primera construcción importante de Inglaterra en cubrirse íntegramente con una bóveda de piedra. Centro de peregrinaje para los visitantes de la tumba de San Cutberto, los benedictinos se establecieron allf hacia el año 1070. El templo fue erigido en muy corto tiempo, entre 1093 y 1104, lo cual permite una idea del ímpetu y la fuerza de la arquitectura normanda y del espíritu románico en Gran Bretaña. 

Se trata, además, del primer ejemplo que se conserva de construcción de bóvedas nervadas ojivales: el principio de la solución que más tarde permitirá trascender de la pesadez de la arquitectura románica hacia la estética esbelta y vertical y la característica luminosidad de la construcción gótica. 

Desde la fachada norte se puede tener una visión total de los 143 metros de longitud de la nave. la tumba de San Cutberto y la capilla gótica de los Nueve Altares se encuentran en el extremo oriental de la catedral. La torre central se acabó de construir en 1495, después de añadírsele un piso más; las torres del extremo occidental se sitúan cerca de la capilla Galilea. 

La presión de la cubierta de la nave principal es contrarrestada por la estructura de las naves laterales, de modo que se forma una especie de arbotante entre los arcos de cuarto de círculo de la nave lateral y las pilastras adosadas al muro exterior. La nave central, de potente y poderoso carácter, consigue equilibrar la pesada carga de las fábricas mediante las airosas proporciones de la tribuna y la verticalidad de los 22,2 metros de la bóveda. 

Capilla Galilea.
Por primera vez se labran sobre los robustos pilares motivos en zigzag, acanalados, espirales y cuadriculas, -una versión decorativa y monumental del románico que se conoce como románico anglonormando- reforzando de esta manera la impresión de maza, y obteniendo a la vez un ritmo alternado que confiere solemnidad y dignidad a la obra. La bóveda de crucería que cubre la nave es uno de los primeros ejemplos en su tipo. Los arcos perpiaños se apoyan sobre pilares compuestos que dividen la nave en dobles crujías rectangulares. Los arcos diagonales de medio punto, nacen de modillones gemelos bajo el nivel del cuerpo alto de las ventanas. 

Estos modillones están situados sobre la vertical de las columnas circulares, que alternan con los pilares compuestos. El rosetón oriental fue añadido en el siglo XVIII por el arquitecto inglés James Wyatt, cuyo discutido criterio decidió también la eliminación de las molduras de la obra exterior. La delgada linea de mármol azul que atraviesa la nave cerca de la fachada occidental, marca el límite de la entrada para las mujeres en la Edad Media. 

La capilla Galilea fue añadida en 1175. Cuenta con una cubierta de madera y una arcada de cinco vanos que se apoyan sobre delgados pilares compuestos de arenisca y mármol de Purbeck. Su sencillo capitel y las molduras en zigzag con que se encuentran decorados los arcos, aunque meramente románicos, infieren a la obra una ligereza que establece un delicado contraste con la imponente naturaleza de la nave. 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El “opus francigenun” en Alemania

Fue un error, mantenido hasta muy avanzado el siglo XIX, suponer que la arquitectura gótica había nacido en Alemania y era peculiar del genio germánico. Los alemanes, fundándose principalmente en los textos de los tratadistas del Renacimiento, creían de buena fe que en las orillas del Rin se había formado el estilo de las catedrales, con su bosque de agujas, contrafuertes y pilares. Pero las cosas no sucedieron así: el lento proceso de los estilos románicos monacales, cluniacense y cisterciense, vino a preparar el advenimiento de la arquitectura gótica, por la importancia cada vez mayor que se daba a la bóveda y a los elementos de contrarresto.

Así, pues, Alemania recibió del otro lado del Rin un estilo ya formado. Arquitectos franceses del siglo XIII viajaron por la Europa central; una crónica informa que la iglesia de Wimpfen del Thaal fue construida según el opus francigenum, es decir, el estilo francés. La obra más perfecta de la arquitectura gótica en Alemania, la catedral de Colonia, probablemente fue proyectada por un arquitecto de Francia o que había tomado parte en los trabajos de la catedral de Amiens. En los últimos tiempos del arte románico alemán comienzan a iniciarse ciertas formas góticas. El primer monumento ojival es la ya citada iglesia de la abadía de Wimpfen del Thaal, construida entre los años 1261 y 1278.

 ⇨ Plano de la planta de la catedral de Colonia, en la que se establece la ubicación del amplio ábside, que incluye la girola. 



Como se ve, nada queda en estas iglesias góticas de la disposición tradicional de la planta de las catedrales románicas alemanas, con los dos ábsides afrontados, su crucero doble y sus entradas laterales. El gótico francés triunfa en Alemania, no solamente imponiendo formas constructivas y decorativas, sino aun la disposición general del edificio: triple nave precedida de una fachada, con las puertas, crucero y ábside, más o menos complicado éste con girolas y capillas.

Poco alemana es aún por sus formas la catedral de Colonia, que conserva todavía muy puro el estilo francés, mas por su vastísimo proyecto puede decirse que fue una obra verdaderamente nacional. A la perfección y maravillosa belleza que actualmente ostenta, no ha llegado hasta después de los últimos trabajos realizados, en el siglo pasado, para concluir el edificio. En Colonia había una catedral más antigua, pero tras un incendio que sufrió en 1248 fue reconstruida de nuevo, en plena efervescencia del estilo gótico. No se conoce el nombre del primer arquitecto. A fines del siglo XIII aparece el maestro Gerardo, pero posteriormente la obra fue avanzando lentamente con el transcurso del tiempo. Al maestro Gerardo le sucedió Arnaldo y después Juan, su hijo, que debió de vivir hasta el año 1330.

Catedral de Colonia. Vista del centro de la fachada principal. La de Colonia es la más Imponente de las catedrales alemanas por su monumentalismo. Completada en el siglo XIX, esta fachada multiplicar hasta el infinito sus elementos constitutivos, que se subdividen y se cargan de preciosos detalles decorativos. Ello tiende a disimular su función arquitectónica y a dar la impresión de que la catedral se eleva milagrosamente desafiando la fuerza de la gravedad.  

La catedral de Colonia sigue de cerca el modelo de la de Amiens aunque la excede en amplitud espacial y en altura. Fue iniciada a fines del siglo XIII por el maestro Gerardo. El arranque del tejado queda oculto por la profusión de pináculos y gabletes que coronan los ventanales, en tanto que la exuberante decoración recubre las torres, concebidas a modo de flechas. 

Para dar idea de la lentitud con que avanzó la obra, sólo hay que decir que el coro no se consagró hasta el año 1322; después fue progresando la construcción hasta el siglo XVI, cuando sufrió una interrupción casi definitiva. Descubiertos los pergaminos con los planos, los trabajos comenzaron de nuevo en 1817 y no concluyeron hasta 1880. La catedral es enorme; tiene 132 metros de largo por 74 de ancho en el transepto.

⇦ Catedral de Estrasburgo. Influida por las catedrales francesas, como puede observarse en la fachada, recuerda la de Notre-Dame de París. Fue comenzada a finales del siglo XIII y continuada hasta la primera mitad del siglo XV, en que se construyó la flecha de su única torre. La otra no llegó a terminarse. 



La disposición de la planta es muy parecida a la de la catedral de Amiens, aunque la de Colonia tiene cinco naves. La central acaso sea demasiado alta y estrecha, pero el conjunto interior del monumento produce gran efecto, con sus innumerables haces de molduras verticales que constituyen los pilares. Por fuera la catedral es de una riqueza extraordinaria: el ábside, en el cual se apoyan las bóvedas de las naves y de las capillas, es un verdadero bosque de pináculos y contrafuertes; en el crucero existe una pequeña aguja; sin embargo, lo más admirable, sin duda alguna, son las dos torres, dos agujas altísimas, que por efecto del clima brumoso del Rin esconden muchas veces entre las nubes sus primorosos calados. Su altura no es la misma: una sube hasta 159 metros, la otra a 146.

Otro gran monumento religioso de la cuenca renana confirma la facilidad con que el gótico francés halló acogida en los países germánicos, aquende y allende del Rin, cuando aquel estilo aparecido en Francia se hallaba en la plenitud de su variante estilística “radiante”. El monumento a que se hace referencia es la catedral de Estrasburgo, aún románica en su ábside y a cuya extraordinaria belleza contribuye, no sólo la pureza de líneas de su fachada principal, en bello granito rojo, con su espléndido rosetón (que corresponde a la importancia artística de las vidrieras de los ventanales), sino también su abundante decoración esculpida. Domina aquella fachada, iniciada en 1277 por Erwin von Steinbach, la hermosa aguja gótica que uno de los varios constructores del templo, Johannes Hültz, terminó en 1439 en su lado izquierdo. De sus esculturas (las que enriquecen su exterior y la importante obra escultórica que en su interior se conserva) se tratará sucintamente luego, en este capítulo, al enumerar lo más descollante que en este aspecto del arte gótico se hizo, desde el siglo XIII hasta mediados del XV, en las tierras germánicas y en los demás países de Europa central.

Castillo de Hoch Königsburg, en la Alsacia francesa. Destacan, sobre todo, la importante altura de la torre cuadrada y, en un primer plano, parte del recinto fortificado, presente en todos los castillos góticos alemanes.    

Son famosos, en Alemania, los castillos que, más o menos ruinosos, siguen en pie en las márgenes del Rin, cantados en sus baladas por los poetas románticos. Varios de ellos fueron restaurados en el siglo pasado, y a su celebridad contribuye su pintoresca ubicación, ya que coronan alturas cortadas a pico sobre las aguas del río. Cuentan todos ellos con recinto fortificado recorrido por almenas y formando terraza sobre un valle adjunto, generalmente poblado de viñedos. En el centro de su núcleo se encuentra el área destinada a habitación, con la alta torre cuadrada, y la capilla o pequeña iglesia a su lado. Hay que incluir, en la misma cuenca renana, en Alsacia (en territorio que es ahora francés) el enorme castillo de Hoch Kónigsburg, que compró y restauró con particular mimo, antes de 1914, Guillermo II -el Kaiser- para quien la posesión de aquel castillo constituía un motivo de orgullo. Bastante numerosos son los castillos alemanes en Sajonia; quizá el más importante sea el de Meissen, que domina la ciudad homónima y que, en el siglo XVIII, fue el lugar donde se realizaron los ensayos que llevaron a obtener la fabricación de auténtica porcelana, como la de la China, en Europa.

Además de tales castillos señoriales, la Orden Militar de los Caballeros Teutónicos fue prodigando la construcción de los suyos en la Prusia Oriental y en toda la franja fronteriza con Polonia y los países bálticos, destinados a alojar sus guarniciones. El más formidable de ellos fue el de Marienburg, sede de la autoridad rectora de aquella Orden.

Castillo de Meissen. Situado en la población homónima, en el centro-este de Alemania, destaca por sus dos torres acabadas en agujas dirigidas al cielo. 

Simultáneamente, en las ciudades libres del Rin y en la Alemania Central sentíase también vivo entusiasmo por la comunidad municipal. En consecuencia, se construyeron durante estos siglos góticos XIII y XIV muchas de las puertas monumentales de ciudad, como la de San Severino, en Colonia, y la de Lübeck. Sirven generalmente de paso en torres con cubierta de tejas de color, muy puntiagudas, que se distinguen desde lejos. Algunas de las torres han quedado englobadas en las ciudades, que se han extendido hasta los vecinos suburbios, y sirven hoy de decoración de las nuevas plazas arrabales.

Asimismo las corporaciones populares levantaron para sus municipios grandes casas comunales. La más antigua de éstas que existe en Alemania, según se cree, es la de Aquisgrán, que posee estatuas de príncipes electores del siglo XIII. Todas las ciudades alemanas rivalizaron por tener el más rico edificio municipal de la época. En esquema, un palacio del municipio en Alemania contiene la sala de contrataciones, otra para reuniones públicas y las de los tribunales de comercio.

Castillo de Marienburg. Fue sede de la autoridad rectora de la Orden Militar de los Caballeros Teutónicos y en la actualidad está enclavado en territorio polaco. La visión de con¡unto muestra la configuración de la fortaleza. la más grande de las muchas que construyó la citada Orden. con sus torres cónicas de frente al río.  

Con el tiempo las necesidades impusieron un programa más complicado de servicios, siendo necesario disponer también salas para los miembros del consejo y para administración y oficinas, que se instalaron en nuevos cuerpos de edificio, agregados con la mayor libertad al núcleo viejo del mismo. Dignos de ser citados como modelos son los palacios comunales de Lübeck y Bremen, las grandes ciudades comerciales del Báltico. Alrededor del palacio comunal surgían las casas gremiales, con sus enseñas doradas y policromadas, adornadas con estatuas de guerreros, de Virtudes o de la Justicia, cuyos atributos, esculpidos con un estilo algo infantil, policromado, alegraban el corazón de los burgueses alemanes, apenas salidos de la primera edad de un pueblo ingenuamente civilizado.

Algunas ciudades, como Nüremberg y Colonia, poseían, hasta ser parcialmente destruidos durante la II Guerra Mundial, barrios enteros con sus casas de madera y sus antiguas tiendas de artesanos, que eran supervivencias de una vida gremial propia de los siglos góticos. En el período del goticismo la casa alemana tiene un tipo y disposición que ofrece vivo contraste con el de la antigua casa romana clásica: ésta se veía desde la calle completamente cerrada y todas las dependencias se desarrollaban en torno de un patio, donde vivía la familia; en la Germania de la Edad Media, la casa se abre sobre la vía pública, ya por medio de la tienda con su mostrador, ya por medio de numerosas ventanas. Generalmente, las casas son altas y de fachadas que terminan con un piñón.

Iglesia de María, Lübeck. Perspectiva que permite apreciar con claridad la sencillez volumétrica y los típicos contrafuertes de esta iglesia construida en ladrillo entre los siglos XIII y XIV.  

Esta puerta gótica fortificada pertenece a la ciudad de Lübeck. situada a orillas del mar Báltico. Durante el periodo gótico, Lübeck fue un potente puerto y un núcleo comercial de primer orden, integrado en la célebre liga hanseática o Hansa, constituida por las mas poderosas ciudades del norte de Alemania. Ello explica la importancia de su arquitectura gótica civil y la necesidad de unas buenas defensas. en este caso construidas en ladrillo según la tradición propia de las llanuras nórdicas germánicas. 

 ⇦ La Torre del Agua, en Nuremberg, atestigua el espléndido pasado medieval de esta población. La Wasserturm, fue construida en 1310 y guarda la entrada del puente. A su lado, se encuentra la Weinstadel, una casa particular de mediados del siglo XV. muy típica de Nuremberg, que fue, tras Lübeck y Colonia, la ciudad imperial más importante de Franconia.  



El patio no sirve más que para dar luz a la parte posterior, y en ella el edificio tiene otra fachada, semejante a la de la calle, aunque más sencilla. La disposición de una casa burguesa de Colonia, Nüremberg, Lübeck, etc., es siempre poco más o menos la siguiente: en la planta baja se hallan la tienda, una cámara o trastienda y el obrador, que da al patio; una pequeña escalera conduce al primer piso, donde hay una cocina con dos habitaciones: una que da a la calle, para la persona principal de la familia, y otra al patio. Los demás moradores de la casa, hijos, criados, aprendices, ocupan los altos desvanes del piñón, que tienen varios pisos y lucernarios. Las casas son, generalmente, de piedra en su parte baja, con la enseña o muestra de la tienda labrada en hierro, muy coquetamente a veces; las que tienen paramentos de muro que se prestan a ello, se decoran con frescos del repertorio medieval germánico: los vicios y virtudes, los santos y profetas, cuando no escenas de libros caballerescos.

Cuando las casas son de madera, la decoración de las fachadas se enriquece con abundancia de frisos, arquillos y pequeñas pilastras con pináculos, y los vanos de las puertas y ventanas se rodean también de motivos ornamentales excesivamente acumulados. Algunas casas tienen tribunas salientes sobre la calle, decoradas con ménsulas y antepechos.

Casa Pilatus, en Nuremberg, construida en 1489. Pese a los bombardeos de la I Guerra Mundial, que destruyeron buena parte del patrimonio monumental de la ciudad, aún quedan en pie numerosas casas típicas de la época medieval. en una etapa de pujanza burguesía alemana del siglo XV. 

Catedral de Berna. Esta construcción cuenta con un magnífico pórtico principal con escenas del Juicio Final. El templo presenta, a diferencia de otras catedrales suizas, las características más típicas del ya formado gótico alemán de finales del siglo XIV. 

Una catedral que podría ser incluida entre las germánicas es la de Basilea, aunque esta ciudad forme hoy un cantón de Suiza. Como la de Estrasburgo, con la cual tiene gran parecido, posee también partes románicas en el transepto y en los bajos del ábside. La catedral de Berna, algo posterior, entra por completo dentro de la órbita del estilo gótico alemán, que a fines del XIV estaba ya bien caracterizado. La de Ginebra y la de Lausana son muy francesas; esta última ha sido restaurada por Viollet-le-Duc y completada con una flecha de plomo en el crucero. Su interior es muy hermoso; dedicada hoy al culto protestante, sin altares ni adornos superpuestos, permite admirar por dentro la estructura del edificio mejor que en ninguna otra catedral del estilo gótico francés. Por fuera resulta acaso excesivamente restaurada; pero tiene detalles graciosísimos, como el pequeño pórtico lateral, rasgado por ventanales partidos con columnitas.

Castillo de Chillon. Situado en una pequeña isla del lago Leman. Esta fortaleza, construida por los Saboya en el siglo XIII, es una de las muchas construcciones -en su gran mayoría, palacios y villas-que rodean el lago con sus imponentes torres cilíndricas y cuadradas.    

La catedral de Ginebra conserva partes todavía románicas; no es tan uniforme su estilo como el de la catedral de Lausana y la desfigura en su frontis una fachada calvinista, de estilo seudo clásico. Por dentro, el venerable templo está aún intacto; la Reforma no hizo más que desnudarlo de altares. Las nobles y apasionadas líneas de la arquitectura resultan singularmente embellecidas por una pátina de la piedra gris verdosa, de atrayente melancolía.

Las ciudades suizas, al igual que los municipios alemanes, poseen también sus casas comunales; acaso algo más simples, son como palacios rurales sólidos, sin adornos y con un gran tejado. Las ciudades tienen asimismo torres y fuentes decorativas, parecidas a las de las ciudades germánicas y coronadas de atributos y personificaciones de virtudes medievales.

Acaso el más popular de todos los castillos de Europa sea el de Chillón, que se levanta en una pequeña isla que se encuentra al extremo oriental del lago Leman. El núcleo antiguo de la obra es de puro estilo gótico del siglo XIII. Las salas, cubiertas con macizas bóvedas por arista, son muy famosas por las lamentaciones que inspiraron a lord Byron.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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