David, Jacques-Louis (París, 30 de agosto de 1748 - 29 de diciembre de 1825). Pintor francés, uno de los máximos exponentes del neoclasicismo. Influido por las teorías de Lessing y de Winckelmann, y por sus dos viajes a Italia (1775-80 y 1785), desarrolló una extensa producción de cuadros de historia y mitología clásicas, caracterizados por su frialdad monumentalista. Participó políticamente en la Revolución francesa (miembro de la Convención y del Club de los Jacobinos) y se convirtió en el ordenador y decorador de las grandes ceremonias republicanas y en el pintor oficial de los acontecimientos revolucionarios (Marat asesinado, El juramento del Juego de Pelota). Encarcelado por la reacción termidoriana, volvió a convertirse en pintor oficial durante el Imperio napoleónico (Coronación de Napoleón, Distribución de las Águilas). Murió exiliado en Bélgica, en donde se había refugiado a la caída del Imperio. Más interesantes artísticamente que sus cuadros de historia son sus retratos (Madame Récamier, Madame Sériziat), en los que su realismo académico logra que se haga transparente la psicología del personaje.
El pintor revolucionario que fue amigo después de Napoleón. David nació en París en 1748; fue discípulo de la Academia y obtuvo, tras cuatro tentativas infructuosas, el premio de Roma, donde residió cuatro años, participando allí en los ideales del movimiento de reacción neoclásica. Vuelto a París en 1784, expuso su cuadro El Juramento de los Horacios, lienzo en que aparecen los animosos jóvenes romanos que juran ofrecer sus vidas en sacrificio patriótico. El tema y la ejecutoria no podían encajar mejor con los gustos de la época. Todos los detalles quieren ser apropiados a la antigüedad, pero en éste, como en sus otros cuadros, no carece David de inspiración.
Con esta obra el artista reivindicó, en realidad, los derechos de la moderna pintura de Historia, del mismo modo que Greuze había reivindicado la pintura de temas de elevación moral a través de la exaltación de los sentimientos nobles, o del mismo modo que Hogarth quiso reivindicar la pintura de sátira social con propósitos moralizadores.