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Mostrando las entradas etiquetadas como 02 Surrealismo

Giorgio De Chirico

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"Los autómatas ya se multiplican y sueñan". Esta frase, siempre que se la ha encontrado, ha hecho surgir de forma inevitable en los espíritus la imagen de un cuadro de Giorgio De Chirico . La figura de este artista es, sin duda, una de las más fascinantes de las que recorrieron Europa en las primeras décadas del siglo XX. Para seguir el rastro de De Chirico hay que remontarse mucho antes del nacimiento del surrealismo, entre 1911 y 1917. En aquellos años, solo y contra la corriente de lo que entonces se llamaba espíritu moderno, el "Maestro de los Enigmas" situaba el decorado de un universo visionario, no en el sentido de un apocalipsis, sino unido a una visión totalmente vuelta hacia el interior, hacia la cara oculta del ser. Su arte, de este modo, resultaba ser una visión interior de gran poder subyugador. Plazas desiertas bordeadas por palacios con arcadas, pórticos, estatuas y algunos paseantes solitarios que proyectan a lo lejos, en el atardecer, sus sombras ...

El Manifiesto del Surrealismo

Precisamente, fue Breton quien escribiera el manifiesta con el que nacía de forma "oficial" -valga la paradoja para un movimiento que no quería serlo- el surrealismo. En ocasión de la publicación del manifiesto, alrededor de Breton se encontraban Louis Aragon, Paul Eluard, Benjamin Péret, René Crevel, Robert Desnos, Georges Limbour, Georges Malkine, Philippe Soupault, Max Morise, Joseph Delteil, Pierre Naville, Francis Gérard, Roger Vitrac, Jacques André Boiffard, Jacques Baron, Max Emst , Man Ray , Jean Carrive, Antonin Artaud, Charles Baron, Georges Auric, Théodore Fraenkel,  Francis Picabia , Marcel Duchamp , Marcel Noll, Jean Paulhan, Georges Ribemont-Dessaignes y Pierre de Massot. Casi in mediatamente después se unieron a ellos  André Masson , Michel Leiris, Joan Miró y Roland Tual. Era una asamblea resplandeciente, si se tiene en cuenta que dos terceras partes de ellos han dejado huella de su paso con obras significativas en varios aspectos y esenciales en muchos cas...

Max Ernst y Masson

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Sin duda, Max Ernst estaba predestinado a convertirse en el "ilustre forjador de sueños", por utilizar la expresión que él mismo dio como título a una de sus obras. Cuando era niño, de noche, antes de dormirse, contemplaba con fijeza un panel de caoba colocado a los pies de su cama y, en las vetas y nudos de la madera, descifraba escenas fabulosas: "un terremoto muy suave", "muchachas en posturas bonitas", "100.000 palomas". Estas visiones de somnolencia reaparecieron con mayor intensidad en 1925, cuando Max Ernst, contemplando en Pornic, Bretaña, las tiras de parquet de su cuarto del hotel, raídas y desteñidas, pensó en poner sobre ellas una hoja de papel de dibujo y restregarla con la mina de lápiz. Obtuvo así la impresión de la estructura desigual que había excitado su espíritu. Ya no quedaba más que "leer" en las formas así obtenidas el paisaje o el tema imaginarios, adaptarlas con acentuaciones o con retoques a las exigencias d...

Surrealismo

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Fueron necesarios dos o tres años de gestación, entre 1921 y 1924, antes de que se produjese la irrupción manifiesta del movimiento que definió André Bretón por vez primera en el Manifiesto del Surrealismo . La palabra "surrealismo" no era inédita. Estaba ya en uso desde hacía algunos años entre Guillaume Apollinaire y sus amigos, pero no se aplicaba entonces más que a cierta forma de escritos poco definidos y de carácter intercambiable. El Manifiesto le dio su sustancia y le proporcionó la energía que hizo posible su sorprendente expansión. Los años de gestación, denominados por Aragón como "movimiento desenfocado", coincidieron con el auge parisiense del movimiento Dada. Ciertos historiadores del dadaísmo, y algunos testimonios de su época de Zurich o Berlín, hicieron creer que Tristan Tzara y sus amigos lo habían inventado y descubierto todo, y que la única innovación de Bretón había consistido en sustituir el nombre de Dada por el de Surrealismo. Nada es ...

Nace el surrealismo

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El Manifiesto del Surrealismo , de 1924, jalona el nacimiento histórico del movimiento. Esta declaración de derechos y deberes del poeta es hoy universalmente conocida y son muchos los que se saben de memoria las frases de Breton que ondean al viento de la tempestad como otras tantas banderas negras: "El hombre, ese soñador definitivo ... "; "Querida imaginación: lo que amo sobre todo en ti es que tú no perdonas"; "La sola palabra libertad es lo único que aún me exalta". La reunión de amigos,  1922 de  Max Ernst  (Museo Ludwig, Colonia). Esta tela de 1922 es un conjunto de retratos de los componentes del movimiento Dadá en París, los mismos que, en su mayoría, habrían de integrar dos años después el grupo surrealista.  Estas frases irrumpían en un mundo que la guerra había minado moral e intelectualmente. Desde el romanticismo y algunos destellos del simbolismo, no se había oído un llamamiento apremiante formulado de modo tan perentorio. Su efecto ...

Orígenes

En el ambiente de despego y malestar consecutivos a la Gran Guerra, se experimentaba en forma generalizada la necesidad de una tabula rasa del lenguaje y de las formas plásticas, como se acaba de mencionar. Breton, Aragon, Eluard, Soupault, Péret y todos los futuros surrealistas tampoco vacilaron, desde que fueron informados, en ponerse en primera fila de esta rebelión dadaísta que tuvo en Tzara a su más ardiente propagador, a partir de 1916. Pero la burla, la provocación y el escándalo por el escándalo no podían perpetuarse ni satisfacer la ambición de estos hombres jóvenes cuya preocupación esencial consistía en cambiar profundamente la concepción de la vida y en suscitar una nueva sensibilidad en el mundo. Es indiscutible el hecho de que la mayor parte de poetas y artistas dadaístas alimentaron esperanzas análogas, pero sólo daban curso a su inclinación individual. El dadaísmo, en tanto que tal, no era más que contradicción, negación y destrucción, y de ello dan fe todos sus texto...

La mansión de la calle de Château

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En 1926 Robert Desnos y Georges Malkine se pusieron en contacto con un trío de amigos que compartían una casita destartalada, en el número 54 de la calle de Chateau, en la parte posterior de Montparnasse, y vivían al margen de las convenciones sociales. Marcel Duhamel, Jacques Prévert e  Yves Tanguy  fueron presentados inmediatamente a Ereton e integrados en el movimiento, y la calle de Chateau se convirtió durante los dos o tres años siguientes en la sede de una actividad surrealista renovada e intensa. Fanáticos del cine y de las novelas folletinescas, asiduos clientes de los bares del barrio, ociosos con vehemencia, los Pieds-Nickelés de la calle de Chateau hacían gala de un desenfreno humorístico y de una ferocidad en el escándalo público de tal envergadura que no tenía en el surrealismo precedentes. Viejo horizonte  de Yves Tanguy (Galería Pierre Matisse, Nueva York). Hasta 1926, la obra de este pintor pudo considerarse como la de un naif, pero fue precisame...

Joan Miró

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De Chirico , que, entre 1911 y 1917, fue el gran"metafísico", Max Ernst   y  André Masson , que son los pintores-filósofos-poetas, poseen, con dos o tres más, las llaves del ámbito surrealista.  Joan Miró , que en 1924 fue vecino de Masson en su estudio de la calle Blomet, y más tarde de Ernst, en la calle Tourlaque, durante 1927, llevaba consigo la frescura de un alba de Rimbaud. Este es el color de mis sueños  de Joan Miró (Colección particular). En esta obra de 1925, el texto se incorpora a la pintura a modo de poema visual; es la época en que el pintor afirmaría que no hacía distinciones entre poesía y pintura.  La siesta  de Joan Miró (Colección particular). El autor pintó esta obra en 1925, en la que demuestra haber creado un universo más allá de la vida aparente, formado por signos que representan la vida real.  Paisaje:  El saltamontes  de Joan Miró (Colección J., Bruselas). Obra de 1926, en la que la serie de signos,...

El carnaval de Arlequín

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El Carnaval del Arlequín ( Le Carnaval d'Arlequin ) es una de las telas más célebres de  Joan Miró . La pintó en París durante el invierno de 1924-1925, en el estudio que el escultor  Pablo Gargallo  poseía en la calle Blomet y que éste le cedía durante sus ausencias. Un autómata que está tocando la guitarra y un arlequín con bigotes tienen los papeles principales. A su alrededor aparecen gatos jugando con unas bolas de lanas, unos pájaros ponen huevos de donde salen mariposas o unos peces voladores se van a la búsqueda de los cometas. También se ve como un insecto se escapa de un dado o un mapamundi espera sobre la mesa, así como una escalera que tiene una oreja humana enorme proyecta un ojo minúsculo entre los barrotes. El ojo, adoptado como emblema para señalar la presencia del hombre, será una constante en la producción artística de Miró y aquí aparece por toda la tela, pues se abren unos ojos sobre los cubos, los cilindros y los conos. A través de una vent...

Giacometti, Magritte, Dalí

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Arp , Duchamp ,  Picabia  y  Man Ray  han sido objeto de análisis en el estudio precedente sobre el movimiento Dadá. A excepción de Man Ray, que casi no abandonó París entre los años los años 1921 y 1940, los demás únicamente retornaron de modo intermitente, apartados de querellas, poco inclinados a luchas doctrinales y refractarios a la disciplina colectiva, pero, a pesar de ello, o, quizás, gracias a ello, fueron grandes aliados.  Picasso , admirado y reconocido por Breton a partir de 1922 como el "desencadenador" de todo el arte moderno, estuvo presente en todas las revistas surrealistas, hasta Minotaure "Usted ha dejado colgar de cada uno de sus cuadros una escalera de cuerda, léase una escalera hecha con las sábanas de su cama, y es probable que, tanto usted como nosotros, no deseemos más que bajar, que subir de nuestro sueño". Así es como Breton se dirigía a Picasso en 1929, con estas elogiosas palabras, en Le Surréalisme et la Peinture . Este, que habí...