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Arnold Böcklin (1827-1901)




Böcklin, Arnold (Basilea, 16 de octubre de 1827 - Fiesole, 16 de enero de 1901) fue un pintor suizo encuadrado en el movimiento artístico del simbolismo de gran influencia en el posterior movimiento surrealista.

Su padre, Christian Frederick Böcklin, nacido en 1802, descendía de una antigua familia de Schaffhausen y se dedicaba al comercio de seda. Su madre, Ursula Lippe, era oriunda de la misma ciudad. Aunque comenzó como un pintor de paisajes, sus viajes a Bruselas, Zúrich, Génova y Roma le expusieron al arte renacentista y a la atmósfera del Mediterráneo, lo cual condujo a una inclusión de figuras mitológicas y alegóricas en su obra.

Empezó sus estudios de arte en 1846 en Düsseldorf —donde conoció a Ludwig Andreas Feuerbach—, bajo los auspicios de Schirmer. Los continuó en Bruselas, París, donde fue testigo de la revolución de 1848, y en Roma, donde en 1850 entró en el círculo de los Feuerbach. Después volvió a Basilea, pintó en Múnich para el mecenas e hispanista Schack, y en 1860 fue profesor de la pintura de paisaje en Weimar, en la escuela de arte fundada por el gran duque Carlos Alejandro de Sajonia. En 1862 regresó Böcklin a su querida Roma; de 1866 a 1871 vivió en su patria, pintando en Basilea los frescos del museo. De 1871 a 1874 residió otra vez en Múnich, de 1874 a 1885 en Florencia, de 1885 a 1892 en Zúrich y sus últimos años los pasó en Florencia y Fiesole.

Influido por el romanticismo, mantenía muchos nexos con la obra de Caspar David Friedrich y así netamente simbolista, pero dentro del estilo del art nouveau, sus obras bosquejan figuras fantásticas, mitológicas, bajo construcciones provenientes de la arquitectura clásica (que revelan a menudo una obsesión con la muerte), creando un mundo extraño, de fantasía.

Una de sus obras más significativas es La isla de los muertos, de la que realizó cinco versiones que habría pintado entre 1880 y 1886; a esta pintura en parte evoca al Cementerio inglés de Florencia, cerca de su estudio y donde había enterrado a su hija pequeña María.

Böcklin ejerció su influencia sobre los pintores surrealistas como Max Ernst, Salvador Dalí y Giorgio de Chirico.

Otto Weisert diseñó un tipo de letra art nouveau en 1904 a la que llamó «Arnold Böcklin», tres años después de la muerte del pintor.

Las pinturas de Böcklin, en especial La isla de los muertos, inspiraron a varios compositores tardorrománticos. Rachmaninov y Heinrich Schülz-Beuthen compusieron poemas sinfónicos inspirados por ella, y en 1913 Max Reger compuso un conjunto de Cuatro poemas tonales según Böcklin, de los cuales el tercer movimiento es La isla de los muertos (Los otros son El ermitaño tocando el violín, El juego de las olas y Bacanal).


Obras comentadas



Galería


Simbolismo
Ruinas en el paisaje iluminado por la luna, 1849
Paisaje Romano, 1852

La isla de los muertos de Arnold Böcklin




          Titulada así por un marchante. De hecho, es una de las obras más famosas de este pintor y escultor suizo, y de las más importantes para él, que la denominó “Pintura para soñar”. Es una obra plenamente simbolista que data de 1880, y de la cual existen varias versiones posteriores. No describe la naturaleza tal como los ojos la ven, sino que elabora a partir de ella las impresiones recibidas por el artista creando un mundo nuevo, que es, en suma, un rechazo de la realidad.

(Kunstmuseum, Basilea)

Fuente: Historia del arte. Editorial Salvat.

La sirena de Arnold Böcklin


        Esta obra, también llamada El mar en calma, fue pintada en 1887 por el máximo exponente del simbolismo centroeuropeo, junto a otras de temática similar, se considera hoy una anticipación del movimiento surrealista. Böcklin pasó de pintar paisajes de colorido oscuro a obras de estilo monumental y de mayor luminosidad, inspiradas en temas mitológicos, como esta sirena que reposa sugestiva y sensual en una roca, mirando directamente al espectador mientras el tritón, imponente, se hunde en el mar.

(Kunstmuseum, Berna)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Náyades de Arnold Böcklin

  

         Este cuadro, de composición monumental, representa la epata de pintura mítico-paisajista que desarrollo Böcklin hacia al final de su vida. La obra, de colorido algo forzado, subraya una composición abigarrada y barroca que sorprende, sin embargo, por su gran dinamismo.

(Kunstmuseum, Basilea)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Obra de Arnold Böcklin. Romanticismo.

Retrato de Alexander Michelis, 1846
¡
Alta montaña con gamuzas, 1849
En las colinas de Alban, 1851
En los pantanos de Pontine, 1851
Paisaje de campaña, 1858
Villa junto al mar, 1864
Villa junto al mar, 1865
Taberna en la antigua Roma, 1867
Corredores de tierra cultivable en el comienzo de la primavera
Pensamientos otoñales

Punto al Arte