Alandia Pantoja, Miguel (Catavi, Potosí 27 de marzo de 1914 - Lima, 2 de octubre de 1975) Pintor boliviano.
Biografía
Nació en la zona minera de Catavi, combatió en la Guerra del Chaco (1932-1935) y fue hecho prisionero. Sus primeros trabajos están inflamados por el tema del patriotismo y la exaltación indigenista. El período que siguió a la guerra se caracterizó por la afirmación de la identidad nacional boliviana, la fractura profunda del poder oligárquico de los "barones del estaño" y los grandes propietarios de tierras; y por el ascenso de nuevas fuerzas políticas, la organización de sindicatos obreros en las minas de estaño y movilizaciones indígenas y camponesas.
Indigenismo, muralismo y socialismo
El indigenismo como movimiento cultural, atrajo la atención de Miguel Alandia para las temáticas sociales y para la obra de pintor boliviano Cecilio Guzmán de Rojas, muy ligado al indigenismo literario de Gamaliel Churata del grupo Orkopata. La obra de Alandia representó parte do resurgimiento indigenista, pero con una crítica social que incorporó nuevas influencias artísticas y políticas.
A comienzos de la década de 1940 adhirió al trotskismo influenciado por Guillermo Lora. Sufrió la represión del los gobiernos de Enrique Peñaranda, Enrique Hertzog Garaizabal y Mamerto Urriolagoitia Harriague. Participó da constitución de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) y de las actividades de su partido político, el Partido Obrero Revolucionario (POR). Conoció el exilio y las prisiones y participó en los debates y polémicas artísticas. Es durante ese período que se aproxima a los muralistas mexicanos, cuyas obras dieron a Alandia el hilo conductor que le faltaba, para tratar de hacer en su arte un compromiso abierto con sus ideas políticas, sin romper con el indigenismo de su primera fase artística.
Las obras de los tres grandes muralistas mexicanos José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, por el contenido, por el rescate de temáticas indigenistas y populares, incluyeron las formas y temáticas de Alandia. En especial el contacto com Orozco y Rivera, que se habían relacionado con León Trotsky, fue relevante en la obra del boliviano. Los murales de 'Alandia se reflejan también los trazos de Siqueiros, a pesar de las divergencias políticas entre ambos. De Orozco, tomó principalmente el indigenismo pictórico. Una de las mayores identidades de Alandia con Orozco y Rivera fue la visión emancipatoria del arte y la negación de la dominación del arte por la política, siguiendo el célebre Manifiesto por un Arte Revolucionario e Independente de julio de 1938, firmado por André Breton, Rivera y Trotsky.
La Revolución de 1952
Miguel Alandia empuñó un fusil junto con miles de activistas por las calles de La Paz en los combates entre el 9 y el 11 de abril de 1952. El ejército fue derrotado por las milicias populares, junto con el poder de las oligarquías. Como militante del POR, participó de la fundación de la Central Obrera Boliviana (COB), y fue el responsable de la edición de su primer periódico La Rebelión y miembro de la comisión de organización del primer congreso da COB. Con el impulso de las medidas revolucionarias, se erigieron los murales y otras obras de arte en el 'Museo Nacional de la Revolución y en otros espacios culturales, políticos y sindicales para conmemorar los acontecimientos de 1952. Fueron incentivados artistas dispuestos a tematizar el nacionalismo a partir de las imágenes de las comunidades indígenas y las masas populares. Sin embargo, emergieron grupos distintos. Uno de ellos en torno de las ideas de Alandia, del poeta Jaime Saenz, del futuro guionista y cineasta Oscar Soria, que lanzaron la revista Hombre, en 1954; otros artistas afines al MNR y a su gobierno; y otro grupo de artistas distanciados del compromiso político y dedicados a temas y formas abstractos.
Los murales de Miguel Alandia se multiplicaron en los espacios públicos. En el Palacio Quemado pintó en 1953 Historia de la Mina, con 86 m², obra que conoció Diego Rivera en su viaje a La Paz, ese año. En el auditorio principal del Hospital Obrero de La Paz está el mural Historia de la medicina, elaborado en 50 m² el año de 1956, que representa el avance de la ciencia médica, en diálogo con los saberes indígenas y la medicina tradicional. La serie de cinco murales Petróleo en Bolivia está en la sede de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Boliviano desde 1957.
En 1957, Alandia Pantoja fue invitado a México para exponer sus pintura en el Palacio de Bellas Artes del Distrito Federal. Durante este viaje pintó el lienzo de Fidel Castro que en ese momento combatía a las tropas de Batista en la Sierra Maestra. El cuadro era exhibido en la calles de México en campañas para recaudar dinero para ayudar a financiar la revolución se gestaba en Cuba. En 1959, apenas triunfaron los revolucionario cubanos, Alandia llegó a exponer en el Museo de Arte y otros lugares de La Habana. El lienzo de 1957 está ahora en el hall de la embajada cubana en Bolivia.
Golpe y vandalismo
Tras el golpe militar del general René Barrientos, en noviembre de 1964, el mensaje de los murales pintados por Alandia se volvió insoportable para los militares. Varias obras suyas que celebraban las acciones de los mineros y los campesinos en 1952, fueron destruidas por las dictaduras militares. El Monumento a la Revolución Nacional, donde está su mural Lucha del Pueblo por su Liberación, Reforma Educativa y Voto Universal de 160 m², fue cerrado 31 años, hasta 1995. En mayo de 1965, a golpes de pica los murales del Palacio Quemado fueron tratados con la misma violencia con que se eliminaron dirigentes políticos de los sindicatos y partidos opositores a la dictadura.
La Asamblea Popular de 1971
En 1969, asciende al poder el general Alfredo Ovando Candia, que nacionalizó el petróleo. La COB y los partidos de oposición se rearticularon. Miguel Alandia participó en ese período de la reorganización del sindicato de los artistas. Una de sus obras de la época es el cuadro que retrata el asesinato dos líderes mineros, militantes del POR Isaac Camacho y César Lora. Cundo sectores militares, encabezados por el general Rogelio Miranda, derribaron al general Ovando para contener la apertura democrática, el general nacionalista Juan José Torres tomó la presidencia el 8 de octubre de 1970, apoyado por una huelga general, decretada por la COB, que organiza con estudiantes y campesinos la "Asamblea Popular". La idea de que una nueva ruptura revolucionaria se precipitaba ilusionó las organizaciones de izquierda. Sin embargo, la derecha militar se rearticuló y el gobierno Torres quedó bajo el fuego cruzado de los militares golpistas y de la Asamblea Popular.
Miguel Alandia estuvo nuevamente en el centro de los acontecimientos. Había participado del 4º congreso de la COB en mayo de 1970, como delegado del sindicato de los artistas; luchó en las "jornadas de octubre", como militante del POR y en la Asamblea Popular dirigió la 'Comisión de Defensa y Milicias, encargada de armar los sindicatos y militantes para conformar milicias populares”. En febrero de 1971, realizó una importante exposición en La Paz, la última en suelo boliviano. En una entrevista de la época reafirmaba los compromisos de su arte:
Creo que la pintura mural es la pintura del futuro, no sólo por ser monumental y expresar las esperanzas de las amplias masas, sino también porque la transformación de la sociedad impone que se exprese de forma monumental; la plástica expresa el sentimiento democrático y humano de la sociedad en su conjunto, o sea, que la pintura mural debe substituir en el futuro a los pequeños museos en que hoy se conservan las obras de los grandes maestros del pasado. Mi mayor placer es siempre pintar murales, lo que no me impide hacer pintura de caballete
El Diario, 24 de enero de 1971
Un movimiento cultural y artístico estaba en desarrollo conjuntamente con la Asamblea Popular en 1971, que en una resolución den 2 de julio de 1971 exigió la protección y preservación de las obras de los artistas revolucionarios. Se respiraba una vitalidad creativa, política y cultural. Pero, el golpe sangriento de Hugo Banzer en agosto de 1971 obligó a Miguel Alandia a refugiarse en Perú. Murió durante su exilio en un hospital de Lima. Sus restos fueran llevados a La Paz, donde el cortejo fúnebre que partió de la sede de la Federación de Trabajadoress Mineros, murmuraba: "Alandia continua vivo. Alandia es inmortal".
Fuente: https://es.wikipedia.org