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Apolodoro de Damasco (7-125)



Apolodoro de Damasco (Damasco, hacia 60-133) Arquitecto sirio, activo en Roma durante la primera mitad del s. II. Arquitecto oficial del emperador Trajano, dirigió la construcción de un puente sobre el Danubio, en Hungría (1 04-1 05), y la del Foro de Trajano, en Roma (107-113).

Apolodoro nació en Damasco alrededor del año 60. Fue uno de los más grandes arquitectos de Roma, con clara influencia helénica. Sirvió al emperador Trajano diseñando y realizando monumentales obras, como el puente de Trajano sobre el río Danubio (año 104), los mercados del Quirinal en Roma (siglo II), las termas de Trajano, y el magnífico foro de Trajano que incluye la basílica Ulpia, el mercado de Trajano, entre las más relevantes, además de puertos, arcos triunfales y otras obras públicas.

Una de sus obras más conocidas es la imponente columna de Trajano, estructura de treinta metros de altura y cuatro metros de diámetro, completamente tallada, que narra la historia de la genial victoria de Trajano en la guerra contra los dacios. La columna se inauguró en el año 113. Construida en mármol, en la cúspide se encontraba una estatua en hierro de Trajano. Algunos señalan que se trataba de un águila, símbolo de Roma, pero actualmente muestra una estatua de San Pedro.

Se le atribuye también el panteón de Agripa (125-128), una de las pocas muestras de arquitectura de la Antigua Roma cuya estructura aún se conserva en buen estado.

Fue ejecutado por orden de Adriano en el año 133. Según el historiador romano Dion Casio, Apolodoro fue condenado a muerte por orden del entonces emperador Adriano, que lo hizo ejecutar por haberle increpado su afán por la arquitectura. Sin embargo, hay historiadores modernos que dudan de la veracidad de esa afirmación.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Obras comentadas


Obra
Arco del Triunfo Trajano

Caldarium de las Termas de Trajano

La columna Trajana de Apolodoro de Damasco


Embajadores ante Trajano, detalle de los relieves
de la columna Trajana.
La columna Trajana se alza a espaldas de la basílica Ulpia, en la plaza situada entre las dos bibliotecas y el templo de Trajano. Sobresale la superficie del fuste, completamente cubierta de bajo relieves que ilustran las campañas contra los dacios. El relieve se desarrolla en unos 200 metros, y en él se esculpieron más de 2.500 figuras: solamente la imagen de Trajano aparece no menos de sesenta veces. Este relieve devino el más extenso que la Antigüedad llegó a conocer.
Aunque se ha dicho que el emperador previo este lugar para su entierro, la columna contiene un panel sostenido por dos Victorias en donde se explica la finalidad de la obra “… para indicar la altura de la colina que con estas obras se arrasó”. La columna se erigió para indicar la altura del collado derruido para obtener el espacio destinado al nuevo Foro.

Sin embargo, el objetivo más importante del monumento era seguramente el de servir de tumba al emperador, pues la entrada que hay en el basamento conducía a una sala donde debieron depositarse sus cenizas. Otra función debió ser la de conmemorar una victoria, en este caso, la conquista de la Dada, por eso se colocó la estatua del triunfador en la altura superior. Las monedas conservadas atestiguan que, en efecto, la columna estuvo coronada por la estatua del emperador hasta que el pontífice Sixto V la reemplazó por la actual efigie de San Pedro, erigida en el 1582.

Primera batalla de Trajano contra los Daciosdetalle 

de los relieves de la columna Trajana.

Más que un carácter de celebración y alabanza, los relieves adquieren un valor documental, más si se tiene en cuenta que la columna se alza entre las dos bibliotecas siendo, por tanto, un libro más, aunque colosal. Estos relieves, ricamente policromados en su tiempo, fueron concebidos como un rollo gigantesco que se desenvuelve a lo largo de todo el fuste. Un libro de imágenes en los que podían leer incluso los analfabetos.

La columna se alza sobre un pedestal cúbico ornado también por relieves en sus cuatros caras, minuciosamente trabajados con el cincel y que muestran un variadísimo arsenal de batalla. En cambio, el friso, con su larga cinta esculpida, describe con minuciosidad las dos guerras dacias. La mitad inferior refleja la primera guerra (101-102), que empieza con la imagen del gigantesco dios fluvial del Danubio contemplando el paso de las legiones romanas sobre un puente de barcas, mientras que la mitad superior ilustra la segunda guerra (106-107), que acaba con la rendición de los supervivientes. El cambio de escena no se adivina sino tras una detenida observación. Las imágenes corren unas tras otras, se yuxtaponen, sólo una Victoria alada, de perfil, que escribe en su escudo la crónica de estas guerras, es la única interrupción que padece el relato gráfico. Esta figura ofrece un descanso, un alto entre la narración de las dos batallas.

Es asombrosa la maestría para reproducir efectos de profundidad en un relieve de tan poco bulto, que en algunos casos parece estar simplemente dibujado con incisiones. Este espacio de horror vacui es lo que da al conjunto un aspecto tumultuoso, abigarrado, denso y confuso, que solo tras un detenido examen se va haciendo inteligible. Fue el primer monumento importante con bajorrelieves que rompía con el gusto por la tradición clasicista, imponiéndose ideas ya romanas.

La columna Trajana, obra de Apolodoro de Damasco, fue inaugurada en el año 113, y está situada en el Foro de Trajano, en Roma.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El Panteón de Roma de Apolodoro de Damasco


El Panteón de Roma fue construido por Apolodoro de Damasco, al parecer bajo la supervisión directa del emperador Adriano, y es quizás el edificio que "'mejor representa la sustancial diferencia entre la concepción arquitectónica romana -arquitectura de espacios interiores- y la griega, pensada desde el exterior. Los casetones de la cúpula, considerada como la más perfecta de la antigüedad, van reduciéndose de tamaño a medida que avanzan hacia el centro, acentuando el efecto de perspectiva. Una abertura circular de nueve metros deja entrar la luz que, a lo largo de las horas, va barriendo con su luminosa pincelada los coloreados mármoles del suelo, incendiándolos con su reverberación.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat. 

El Foro de Trajano en Roma de Apolodoro de Damasco

 

El Foro de Trajano, en Roma, cuya disposición general puede verse en el dibujo de su planta, fue con mucho el más amplio y espléndido de los foros imperiales. Cuentan que cuando Alarico se apoderó de Roma, en el año 410, al cruzar el gran arco que se abría al recinto, palideció ante tanta magnificencia. De ella quedan sólo los restos de la Basílica Ulpia, de cinco naves, obra de Apolodoro de Damasco, a través de la cual se accedía a las dos bibliotecas -la latina y la griega- dispuestas a ambos lados de la Columna Trajana, según el esquema de las ágoras helenísticas.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El arco de Trajano en Benevento de Apolodoro de Damasco

 

Obra probable de Apolodoro de Damasco , fue construido en el año 114 para conmemorar la nueva vía que uniría Brindisi a la metrópolis. Los relieves que lo adornan resumen la historia de Trajano: en la cara orientada a Roma, las escenas aluden a su política interior; en la orientada a Brindisi, a sus empresas fronterizas.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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