La llamada Escuela de Umbría es
la denominación que recibe la escuela pictórica formada en el renacimiento en
la región italiana de Umbría. Esta escuela es problemática, seguramente porque
no es una escuela de iniciación o de plenitud, sino de transición. Ni siquiera
están de acuerdo los historiadores del arte en sus límites cronológicos (para
unos se inicia con Piero Della Francesca, para otros es la escuela de Perugino), ni aun geográficos estrictos; basta pensar que sus maestros son
viajeros y reparten su producción, y aun la centran, en otros lugares; por
ejemplo, Perugino tenía al mismo tiempo taller en Perugia y Florencia.
Ese momento de transición a que
nos referimos acusa, y ésta es la personalidad de la Escuela de Umbría, un
menor rigor del dibujo y la línea, y una preferencia cada vez más creciente por
la luz y la atmósfera, traduciéndolas en la belleza y delicadeza del color,
considerado en primer plano. Frente a la intelectualización y rebúsqueda de lo
antiguo, de lo florentino, lo umbro sigue el camino tradicional de lo religioso
cristiano, llegando incluso a lo piadoso y devocional; a severidad se opone
ternura, a monumentalidad, gracia y, con frecuencia, un arte más superficial
que el florentino, más limitado y, a veces, tocando con lo decorativo. Pero
constituye el paso decidido, el camino a la pintura romana del pleno
Renacimiento y el arranque de Rafael.
Se considera frecuentemente a
Piero della Francesca como fundador de esta Escuela. Podría serlo en el sentido
del color y la luz, pero a este excepcional y personalísimo maestro no podemos
verle completamente lejos de la nobleza, severidad y monumentalidad
florentinas; en todo caso, su producción queda al margen de todo lo posterior
umbro. Los que son reputados como sus dos mejores discípulos se orientan de
modo diferente al maestro. Uno de ellos es Melozzo da Forli (1438-94), así
llamado por el lugar de nacimiento (Marco degli Ambrosio, en realidad); se pone
en relación con Giovanni Santi, el padre de Rafael, que le introduce en la
Corte papal, para la que trabaja abundantemente, decorando con grandes murales
iglesias romanas y la de Loreto, siendo el precedente de Correggio en la
representación de figuras planeando en el espacio; entre ellas, los bellísimos
ángeles músicos, parte de un gran fresco desmontado, ahora en S. Pedro. El otro
discípulo de Piero es Luca Signorelli, fuerte y dramático, incluso violento,
gran dibujante y ajeno en general a las blanduras umbras; sus frescos en la
catedral de Orvieto cuentan entre las obras fundamentales del quatrocento. En
definitiva, es un heredero del arte florentina.
En sentido estricto y más justo,
la Escuela umbra es Perugino y su influencia, su estilo concreto y amanerado es
importante como nuevo concepto del espacio pictórico; su taller hubo de tener
fama indudable; allí envía Giovanni Santi de Urbino -pintor modesto- a su hijo
Rafael. En cierto modo, la originalidad de Perugino es el resumen de las
experiencias del xv y allí estaba la base de la forma pictórica del XVI. Aquí
se apoya sin duda Rafael, que también mantiene contactos con el boloñés
Francesco Raibolini, llamado el Francia- muy nutrido también de Perugino-, y
con Timoteo Viti, que ya no es peruginesco, pero que puede ofrecer algún
contacto con Bernardino Betti, el Pinturicchio, alumno -como Perugino- de
Fiorenzo di Lorenzo y que es un delicioso narrador, banal en ocasiones,
entusiasta de las bellas imágenes, de lo lujoso y elegante, colorista fastuoso
para el que el oro es un color también. Su obra es con frecuencia esencialmente
decoración, pero desde luego de primer orden, como lo testimonia en las
estancias Borgia del Vaticano, donde bordea un sentido preciosista de orfebre,
que aparece también en sus cuadros, tales corno El regreso de Ulises (Londres),
que ocupa en la pintura umbra el mismo puesto que en la veneciana puede ocupar
la Historia de S. Úrsula de Carpaccio.
El arte umbro, especialmente el
peruginesco, aparece después, sobre todo en el paisaje y su modo de
interpretarlo, como estilización de vegetales y espacio. Esto ocurre
principalmente en Roma, también en Florencia e incluso en la Venecia anterior a
lo tizianesco. Los límites y las clasificaciones se hacen difíciles
frecuentemente al tratar de separar las escuelas italianas de los s. XV y XVI.
Fuente: https://es.wikipedia.org