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Escuela del río Hudson


Escuela del río Hudson (en inglés, Hudson River School) es la denominación que se da a un grupo de paisajistas estadounidense de mediados del siglo XIX (1825-1875), con una visión estética influida por el romanticismo. En ocasiones se engloba dentro del luminismo americano.

Tuvieron en común su admiración por lo grandioso y espectacular, la naturaleza salvaje y una importante dosis de orgullo patriótico («pintamos el país más hermoso del mundo» parecía ser su lema). Comenzaron con vistas panorámicas del río Hudson y el valle de Catskill, extendiéndose luego a otras zonas como los Adirondack y las Montañas Blancas (que engendraron nuevas escuelas), llegando así hasta el Oeste de Estados Unidos con la Escuela de las Montañas Rocosas.

Historia

Los iniciadores e impulsores de esta escuela fueron Thomas Cole, Asher Brown Durand y Thomas Doughty, quienes como Thomas Moran y Albert Bierstadt habían estudiado en Europa y tomado contacto con el estilo y la ideología de la escuela pictórica de Düsseldorf. Sin embargo —en opinión del erudito Ian Chilvers— se inspiraron en pintores ingleses como Turner y John Martin.

Por lo general, sus obras se basaban en composiciones ampulosas, con una línea del horizonte de gran profundidad y un cielo de aspecto velado, con unas atmósferas de fuerte expresividad.​ Su luz es serena y apacible, reflejo de un estado de ánimo de amor por la naturaleza, una naturaleza en buena medida en el Estados Unidos de la época virgen y paradisíaca, aún por explorar. Es una luz trascendente, de significado espiritual, cuyo resplandor transmite un mensaje de comunión con la naturaleza. Aunque utilizan una estructura y composición clásicas, el tratamiento de la luz es original por la infinidad de sutiles variaciones de la tonalidad, conseguidas a través de un minucioso estudio del medio natural de su país.

Algunos historiadores diferencian entre el luminismo puro y el paisajismo de la Escuela del Río Hudson: en el primero el paisaje —más centrado en la zona de Nueva Inglaterra— es de carácter más apacible, más anecdótico, con unas delicadas gradaciones tonales caracterizadas por una luz cristalina que parece emanar del lienzo, en pulcras pinceladas que parecen recrear la superficie de un espejo y en composiciones en las que el exceso de detallismo resulta irreal por su rectitud y geometrismo, lo que resulta en una idealización de la naturaleza. En cambio, el paisajismo del Río Hudson tendría una visión más cósmica y una predilección por una naturaleza más salvaje y grandilocuente, con efectos visuales más dramáticos. Cabe decir, pese a todo, que ninguno de los dos grupos aceptó nunca esas etiquetas.​

Thomas Cole fue el pionero de la escuela. Inglés de nacimiento, uno de sus principales referentes fue Claudio de Lorena. Establecido en Nueva York en 1825, empejó a pintar paisajes de la zona del río Hudson, con el objetivo de lograr «un estilo elevado de paisaje» en el que el mensaje moral fuese equivalente al de la pintura de historia. Pintó también temas bíblicos, en los que la luz tiene un componente simbólico, como en su Expulsión del Jardín del Edén (1828, Museum of Fine Arts, Boston).​ Asher B. Durand era un poco mayor que Cole y, tras la muerte prematura de este, fue considerado el mejor paisajista americano de su tiempo. Grabador de oficio, desde 1837 se deció a la pintura de paisaje al natural, con una visión más íntima y pintoresca de la naturaleza que la alegórica de Cole.

Punto al Arte