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La modernidad del arte prehistórico
"El
arte empieza en el momento en que el hombre crea, no con un objetivo utilitario
como hacen los animales, sino para representar o expresar", declara René
Huyghe. El arte es un mensaje, un medio de expresión, una forma de contacto y
de comunicación entre los hombres, tal vez anterior, incluso, al lenguaje. Esos
medios son pinturas o grabados rupestres, figurillas mobiliares, modelados o
esculturas, imágenes o decoraciones sobre los más diversos soportes: pieles o
cortezas, huesos o defensas de marfil, piedras o cerámica (en época tardía).
Muchos de estos soportes· no han llegado hasta hoy destruidos por el tiempo o
aún por descubrir. El arte prehistórico sólo ofrece documentos esporádicos,
jalones, y por muy brillantes que sean algunas de sus manifestaciones, siempre
se lo conocerá fragmentariamente. Los pueblos, casi extinguidos, que se
encontraban todavía en la Edad de la Piedra sólo hace algunos decenios, como es
el caso de algunas tribus residuales del Alto Amazonas o de la Tierra de
Arnheim, en Australia, muestran este arte sobre soportes perecederos.
Al otro extremo del tiempo, en los orígenes del hombre, las destrucciones son más evidentes, ya que los documentos más antiguos resultan ser los más escasos. En el caso de los documentos artísticos, se nota un incremento en el número, paralelo a la aceleración de la historia. Tomando un cordel, en el que, convencionalmente, cada milímetro de longitud represente un siglo, se tendría: las más antiguas herramientas conocidas, los cantos rodados tallados por el Zinjantropo de Tanzania, se sitúan a más de veinte metros. La célebre escultura de Laussel sólo quedará a treinta centímetros. Las galerías de mamuts de Rouffignac estarán situadas a catorce centímetros, los bisontes de la "Sala Negra" de Niaux a diez centímetros ... ¡y Marignan a cinco milímetros!
Hachas paleolíticas (Museo de Saint-Germainen-Laye).Procedentes del Paleolítico inferior. Tienen ochocientos mil años y están datadas en el período abbevilliense. Son unas piedras de doble cara, con talla bifacial y punta lograda a base de golpes con un percutor de piedra.
Hachas paleolíticas (Museo de Saint-Germainen-Laye). Procedentes del Paleolítico inferior. Tienen ciento cincuenta mil años, son más perfectas que las anteriores y presentan rasgos característicos del período acheulense; la punta ha sido acabada con percutor de madera, más afilada y con un acabado perfecto. Su forma de "almendra" es mucho más bella..
Por consiguiente, el arte es un fenómeno "tardío". Los veinte centímetros de arte prehistórico animalista que guardan las grutas ornamentales, solamente representan la milésima parte de la historia tecnológica.
La realidad es más matizada y delicada.
¿En qué momento una obra humana se convierte en arte? Porque, ¿acaso no se
pueden hallar testimonios artísticos mucho más antiguos que las
representaciones naturalistas de los bisontes y mamuts de las cavernas? La
humanidad más remota sólo conoció un rudimentario utillaje de cantos rodados,
sumariamente tallados, golpeándolos entre sí. Estos retoques determinan una
pieza cortante o una punta útil.
El artesano, tanto si es el
australopiteco, como el pitecántropo, ha "elegido" el canto rodado, porque
su masa, su forma natural, le sugieren la herramienta que desea y que ya ha
imaginado en su mente. Esta elección es propiamente humana, supone una
inteligencia, conduce a una estética y constituye un lejanísimo intento
artístico. Estas primeras fases técnicas son de una lentitud sorprendente.
Lentitud que se explica por la extremada dificultad de las transmisiones, de
generación a generación, de unos hombres a otros. La longevidad era muy
limitada: tres o cuatro decenios para una vida humana. La densidad de población
era ínfima, a pesar de su ecumenismo: unos pocos millares de seres, algunas
decenas de millares en todo un continente.
Con la industria denominada
"abbevilliense", de ochocientos mil años de edad, predomina una forma
voluntaria de herramienta: la piedra de doble cara, canto rodado o pequeño
bloque de sílex con talla bifacial, de unos quince a treinta centímetros de
longitud, conservando en la base la ganga del bloque original, y con una punta
forjada a base de vigorosos golpes con un percutor de piedra. Es una
"herramienta universal", apta para los más diversos usos. También es
una "forma", con una simetría, un equilibrio de la masa, dos hechos
que ponen en evidencia una nueva intención.
Útiles de sílex (Museo de Prehistoria, Valencia). Pertenecientes al poblado de Ereta de la fase del Eneolítico. El sílex ofrece la particularidad de que, pese a su dureza, puede modelarse por percusión o por presión. El artesano ya se convierte en artista y construye sus herramientas utilizando este material y aplicando una elevada técnica.
Hacia los 150.000 años, las
"bifaces" se han convertido en la "almendra" característica
de la civilización "acheulense", de Saint-Acheul, suburbio de Amiens,
en el Somme. Su forma es afilada. A menudo tallada a partir de una esquirla de
sílex, su sección es menor, de forma plana, ligeramente hinchada en la base
para una mejor prensión. La punta tiene un acabado perfecto conseguido con el percutor
de madera, que permite cortes precisos y finos.
La bella "almendra" acheulense
ofrece un indiscutible aerodinamismo que anuncia nuestras formas modernas. Los
técnicos han bautizado esta forma alargada con el nombre de "gota de
agua", y posee maravillosas cualidades de penetración y eficacia. Esta
perfección de forma y equilibrio, ¿no es ya arte? Cogiendo con la mano una
almendra, se percibe la perfección artesana, la minuciosidad extremada del
trabajo, la comodidad del gesto. La palabra "arte" es la raíz de
artesano.
Este primer arte técnico y concreto,
fruto armonioso de una forma y equilibrio de una masa, es propio del mundo
antiguo, exceptuando el Asia sudoriental. Raras veces el hombre prehistórico
creará herramientas con formas tan bellas y eficaces. Nunca tan conseguidas, ni
universales ... salvo, quizás, el hacha escuadrada y pulida del desbrozador
neolítico. Es ésta una etapa, dentro de las múltiples andaduras del arte que,
desde los orígenes tenebrosos, desemboca en la figura animal, grabada o
dibujada, que parece "decorar" las paredes de la mayoría de grutas.
Hacia los 50.000 años, el hombre de Neandertal, rama que merece una
rehabilitación, posee raspadores de sílex de corte perfecto, y puntas cortadas
sobre cantos rodados delgados, cuya forma vuelve a encontrarse en los vanos del
gótico europeo. Se trata de herramientas cuya acabada técnica conduce a formas
artísticas y cuya ejecución pone de manifiesto el goce de un artesano
convertido en artista. Se olvidan ex profeso estas primeras formas de arte
concreto, porque sólo se quiere ver arte en la imagen, el modelado o la
escultura. Antes de crear la imagen, el hombre tuvo que comprender las imágenes
de la naturaleza. Las primicias del arte-imagen parecen propias del hombre de
Neandertal.
Hachas de mano o bifaces (Museo de Prehistoria, Valencia). Después de la utilización del hacha de mano bifacial. en la época abbevilliense se inició una industria lítica más desarrollada: la acheulense. Se extendió por Europa occidental y central (en particular por Francia, Bélgica y España), África (Etiopía, Tanzania y Argelia), Próximo Oriente (Irán) y el subcontinente asiático (India). Las hachas de mano n bifaces se caracterizan por tener unas formas más cuidadas, más regulares. Las lascas tienen diversas tipologías: raederas, raspadoras, o acabadas en punta.
En la gruta liguriense de Toirano, se
descubren sobre la arcilla huellas de pasos, signos trazados con los dedos y
numerosos arañazos humanos a imitación de los de osos. Una roca
"zoomorfa" adquiere una significación naturalista para los hombres de
Neandertal. Se convierte en la "imagen" misteriosa de un animal ... y
los hombres la bombardearon con bolitas de arcilla. En Toirano, el hombre ve
una imagen, una realidad zoomorfa en una combinación de la naturaleza. De ahí,
a crear por sí mismo una imagen, aprovechando un relieve natural sugerente con
el que define un cuerno, una pata, un hocico, sólo va un paso ... un paso que
exigirá veinte o treinta mil años.
El cazador del trigésimo milenario,
perdido en las profundidades de las cavernas, pobremente iluminado con sus
lámparas de sebo, identificaba en ellas, con toda naturalidad, a los animales
que le proporcionaban subsistencia. En Pech de l'Aze (Dordoña), se encuentran
bastones de ocre entre los restos arqueológicos del hombre de Neandertal.
Resulta verosímil pensar en pinturas corporales o sobre soportes perecederos.
Los trazos sobre arcilla, hechos con el dedo, que encontramos en Toirano, tal
vez figuren entre los trazos humanos más antiguos; sin embargo, ¿cuántos
resultaron destruidos?
Escultura en gres del Paleolítico superior, procedente del Abrigo Pataud, en Dordoña (Musée de I'Homme, París). La reproducción de las imágenes que rodea al hombre supone una aceptación de la naturaleza, el paso previo pa ra aspirar al Arte. t:l hombre del Paleolítico, además de pintar, graba y esculpe.
Para inhumar a los difuntos, el hombre
de Neandertal los colocaba en una fosa, como podemos observar en la
Chapelle-aux-Saints, en Correze. Los protegía con una losa calcárea de 100
kilos, como en La Ferrassie, o con un túmulo hecho de piedrecitas, bajo una
gruta, como en el Regoudou. Muy cerca de allí, un oso aparece protegido, o
conservado, por una roca de 800 kilos. Además de su valor religioso, anuncian
los ritos funerarios de los últimos milenios de la prehistoria y de los siglos
de la historia: grandes tumbas, enormes túmulos, monumentos megalíticos.
Fuente:
Texto extraído de Historia del Arte. Editorial Salvat
El arte de los cazadores paleolíticos
El
arte prehistórico nace y se desarrolla con la caza. Desaparece en cuanto ella
deja de ser el recurso principal: es un arte "animalista". La última
glaciación de Würm pesó mucho en aquel viejo mundo del XV al X milenios. Los
grandes glaciares del Ártico se desbordan, en su parte sur, hacia las extensas
llanuras de Eurasia. Estas llanuras quedan enmuralladas, asimismo, por la
vertiente norte de los glaciares montañosos que se extienden desde las cadenas
asiáticas hasta los Alpes. Será una gran suerte natural para Eurasia este paso
siempre libre, desde el Baikal hasta el Atlántico, entre las masas glaciares
que se extienden al Norte y al Sur.
En esta inmensa faja pululan numerosas
especies animales: algunas presentes en todas partes, como el caballo o la
cabra montés; otras con un valor ecológico, más concreto, como el gran oso de
las cavernas asociado al hombre de Neandertal, y más tardíamente el mamut y el
rinoceronte lanudo, flanqueados por manadas de bisontes y renos. Estos animales
constituirán los temas favoritos de los artistas cazadores.
Ciervo de la cueva de Parpalló (Museo de Prehistoria, Valencia). En esta cueva se hallaron centenares de pequeñas placas de piedra caliza, en las que aparecen representados, pintados o grabados, los animales que vivían en la zona. En esta área levantina predominan las placas de piedra y el asta de ciervo para el arte mueble, a diferencia de la zona cantábrica, en que la piedra no es tan utilizada en beneficio del hueso.
La rudeza del clima condena al hombre a
buscarse abrigo. El área occidental, con sus planicies calcáreas que contaban
con innumerables cuevas, y sus acantilados protegidos por despeñaderos, resulta
apta para ser habitada. Junto a las cuevas-refugio, se crearán
cuevas-santuario, y el arte prehistórico es el arte de estas cuevas. Las cavernas
del monte Castillo, de Altamira, de Niaux o de Montespan, del Tuc d' Audoubert
o de Trois-Frères, de Cabrerets y de Cougnac, de Lascaux, de Rouffignac, de
Font-de-Gaume, de Les Combarelles, son otros tantos santuarios artísticos. Pero
la monumentalidad y espectacularidad del arte rupestre no deben hacer olvidar
el arte mobiliar, las múltiples ornamentaciones naturalistas en los objetos.
Condenado a una alimentación a base de
carne, el cazador posee una rica panoplia: puntas de sílex, puntas foliáceas
con finos retoques, puntas de hueso, puntas fusiformes ensambladas en azagayas,
arpones con una o dos hileras espinosas, azagayas con ranuras para inserir en
ellas finos microlitos de sílex, como se ven en Mezin o en Kokorevo. El
propulsor incrementa la precisión y el alcance del dardo que envía. Con toda
naturalidad, aparece decorado con un motivo animal; tal es el caso del caballo
en el propulsor de Bruniquel, o los bisontes y cabras montés de los propulsores
pirenaicos.
Caballo grabado en un guijarro procedente de Ain, Ródano-Aipes (Musée de I'Homme, París). Pertenece al Paleolítico auperior. Los grabados y las pinturas en el interior de las cuevas o abrigos, o bien sobre objetos muebles de distinta naturaleza, forman el arte rupestre en el Paleolítico superior. Un arte naturalista ("animalista ") donde se solían representarse, principalmente, figuras de animales.
Cualquier mínima pieza ósea aparece con finos grabados zoomorfos: ¿recuerdos de caza o preparación mágica para la caza? Con la imagen aparece en escena la magia, que viene en ayuda del cazador. En Massar, La Vache o en La Colombiére se encuentran cantos rodados, en los cuales se amontonan grabados superpuestos y en todas direcciones representan do al caballo, a la cabra montés, a ciervos, bisontes, osos ... Algunos son auténticas obras maestras del arte animalista, pero el desorden de las superposiciones demuestra claramente que se está en presencia de algo muy distinto a una obra de arte. Tales superposiciones son voluntarias. El canto rodado fue santificado con un primer grabado, realizado por el hechicero-artista, para invocar una pieza de caza. En el caso de ser ésta fructífera, el guijarro resulta benéfico, y es objeto de nuevos grabados, de nuevas "imágenes-realidad".
Cualquier mínima pieza ósea aparece con finos grabados zoomorfos: ¿recuerdos de caza o preparación mágica para la caza? Con la imagen aparece en escena la magia, que viene en ayuda del cazador. En Massar, La Vache o en La Colombiére se encuentran cantos rodados, en los cuales se amontonan grabados superpuestos y en todas direcciones representan do al caballo, a la cabra montés, a ciervos, bisontes, osos ... Algunos son auténticas obras maestras del arte animalista, pero el desorden de las superposiciones demuestra claramente que se está en presencia de algo muy distinto a una obra de arte. Tales superposiciones son voluntarias. El canto rodado fue santificado con un primer grabado, realizado por el hechicero-artista, para invocar una pieza de caza. En el caso de ser ésta fructífera, el guijarro resulta benéfico, y es objeto de nuevos grabados, de nuevas "imágenes-realidad".
El arte prehistórico es, esencialmente,
una "acción", una "creación" real. La estética se da por
añadidura, al igual que la delicadeza del retoque se agregaba a la almendra
acheulense. Las múltiples superposiciones que aparecen en las paredes de las cuevas
tienen la misma explicación: Lascaux, Cabrerets, Niaux ... La "elucidación
de los temas" conduce a animales aislados, muchas veces yuxtapuestos, más
o menos encabalgados, asociados de forma voluntaria o fortuita.
Sin embargo, la magia, de creadora puede
pasar a destructora. Tal es el caso de los bisontes y las cabras montés de
Niaux, o aquel caballo de Lascaux, atravesados por dardos. El animal, creado,
es destruido seguidamente. El oso acéfalo de Montespan, modelado en arcilla,
está acribillado con treinta azagayadas. El arte prehistórico, naturalista y
basado en representaciones animales, se desarrolló porque respondía a graves
imperativos económicos. Lo requería la necesidad de encontrar y abatir a una
abundante caza. No obstante, se ha objetado a veces que, para unas creaciones
esencialmente mágicas, en las que la estética sólo se daba por añadidura, no
había necesidad de llegar a crear obras maestras. Bastaría con simples croquis,
con unos esbozos para las prácticas mágicas. Y en efecto así es: ¡no todos los
dibujos prehistóricos son obras de arte!
No cabe duda que el esbozo de un buey.
realizado con el dedo sobre la arcilla, enriquecido con treinta mil años de
edad, resulta conmovedor. Pero no exige el mismo entusiasmo que el que
legítimamente despiertan los mamuts grabados en el "friso de los
cinco" de Rouffignac, el "abuelo" del gran techo de esa misma
gruta, o los bisontes de la "Sala Negra" de Niaux. La emoción
arqueológica de un testimonio humano salido de las profundidades de los
tiempos, y la emoción puramente artística resultado de una contemplación,
constituyen dos sentimientos muy diferentes.
Talla sobre dientes de mamut, del período auriñaciense, hallada en Baden-Wurtenberg (Alemania). Algunos detalles ejecutados por los cazadores paleolíticos son verdaderas obras de arte, miniaturas grabadas sobre cualquier pieza ósea que les recuerdan la caza y les preparan en un acto mágico para la misma. Los elementos de adorno, los dientes perforados y rematados para lucirse, son característicos de este período.
La prehistoria no engendró sólo obras maestras representando animales; muy lejos de esto. Hay esbozos, intentos a menudo torpes, representaciones fragmentarias: he aquí incontables fracasos, aunque siempre resulten muy respetables para el estudioso; pero esto es otro asunto. Ahora, lo que interesa es "elegir" ante la riqueza y la abundancia de la iconografía prehistórica.
La prehistoria no engendró sólo obras maestras representando animales; muy lejos de esto. Hay esbozos, intentos a menudo torpes, representaciones fragmentarias: he aquí incontables fracasos, aunque siempre resulten muy respetables para el estudioso; pero esto es otro asunto. Ahora, lo que interesa es "elegir" ante la riqueza y la abundancia de la iconografía prehistórica.
El estudio exhaustivo de todas las obras
de Delacroix, Matisse o Picasso, incluyendo también sus garabatos, tiene su
interés científico, aunque nunca podrá equipararse a la iconografía de sus
obras maestras. En el caso de la prehistoria, la elección resulta difícil. Si
el censo completo puede hacerse, por fortuna, con la mayor objetividad, en
cambio el juicio estético será siempre, por desgracia, subjetivo. ¿Qué
criterios deben utilizarse para poder elevar grabados o pinturas rupestres al
rango de obras maestras? A título experimental, y sobre la base de la
provisionalidad -en espera de unas reglas estéticas por definir-, se ha
elaborado un censo de las obras de calidad dentro del universo prehistórico.
De 727 caballos registrados al norte de
los Pirineos, destacan 93 figuras de calidad, es decir, el 12%. De 260 mamuts
(Europa occidental), destacan 47 figuras de calidad, o sea, el 18%. Entre 184
cabras montés (en la misma área), hay 39 de calidad, es decir, el 15%. Entre
123 renos (en la misma área), 20 son de calidad, es decir, el 16%. De 118
bisontes (registrados al sur de los Pirineos), 16 son de calidad, lo que
equivale al 13%. De 56 osos (Europa occidental), 8 son de calidad, es decir, el
14%. Entre 50 felinos, 7 son de calidad, equivalentes al 14% y de 26
rinocerontes, hay 6 de calidad, equivalentes al 23%.
Caballo de Lourdes. Esta figura de caballo, modelada en hueso, procede de la cueva de Espelugnes (Francia). Pertenece al magdaleniense superior, último estadio de la cultura magdaleniense y final del Paleolítico inferior. En este periodo cualquier mínima pieza ósea aparece con finos grabados zoomorfos. Y pese a que éste sea un ejemplo de obra maestra en la prehistoria, no todos los dibujos y esbozos en esta época lo son.
Resumiendo: de un total de 1.544 figuras
(registradas por los estudiantes del Institut d' Art Préhistorique de
Toulouse), se pueden considerar que 236 son de una notable calidad estética,
obras maestras del arte animalista, lo que equivale a un porcentaje global del
15 %. Evidentemente, el juicio es subjetivo por completo, pero al referirse a
una amplia iconografía, resulta válido y altamente interesante. Nótese que la
mayoría de las especies comunes - caballo, cabra montés, reno, bisonte-, y
entre las más numerosas, el oso y los felinos, alcanzan porcentajes "estéticos"
rayanos en la media: 12, 15, 16, 13, 14 y 14% respectivamente. Por el
contrario, las especies excepcionales por su poder y escasamente representadas
en los vestigios óseos de occidente -en consecuencia, especies relativamente
raras- como son el mamut y el rinoceronte, poseen porcentajes de calidad
superiores a la media: 18 y 23%.
Estas cifras se explican por la calidad
excepcional de las obras de Rouffignac, lo cual pesa claramente en la
iconografía de la especie. En menor grado, el papel de Les Combarelles, por la
calidad de los renos, y el papel de Altamira, por la calidad de los bisontes,
también resultan notables.
Las obras prehistóricas son anónimas,
pero es evidente la influencia de un "maestro", sobre todo en el arte
de las grutas más importantes. Hay el "maestro de Rouffignac" que
descuella en la ejecución del mamut con un maravilloso sentido de la composición
y organización de los temas: friso, enfrentamiento, equilibrio piramidal, etc.
Un mamut grabado en la pared izquierda de Font-de-Gaume, después del
"Rubicón", es una prueba clara de su paso por esta gruta vecina a
Rouffignac. El ejemplo de Les Combarelles es característico. Sobre ella, el
abate Breuil ha dado dos acotaciones personales: una en 1902, poco después del
descubrimiento de la cueva, cuando iniciaba sus estudios; la otra, en 1924, al
cabo de 22 años de experiencia. En la primera ocasión, señala 14 mamuts y 13 en
el segundo inventario. En la primera acotación, registra únicamente 2 bisontes
frente a 37 en 1924.
⇦ Brazalete de hueso. Datado en el Paleolítico (hacia 1 0000-4500 a C.), fue hallado en el sudeste de Moravia (República Checa). El arte mueble desarrollado durante este período no tenía sólo una utilidad práctica ni estaba limitado a la caza. Colgantes y brazaletes de piedra, o de hueso o concha, dan fe de un cierto interés estético.
¿Qué puede deducirse de ello? Mamuts y
bisontes fueron realizados por dos artistas diferentes. El primero era un gran
especialista en mamuts, y todas sus obras pueden reconocerse rápidamente, aun
por ojos inexpertos. Por el contrario, resulta mediocre "el especialista
en bisontes", y sus obras identificadas pasan del 5 al 94%. Estos hechos
demuestran la existencia de una auténtica especialización artística y denotan
la influencia de verdaderos "maestros". El arte prehistórico, sin
perder su carácter anónimo, adquiere cierta personalidad, y el expresionismo,
tan diverso y sugerente en el tratamiento del ojo de mamut como es el caso de
Rouffignac, denota un temperamento artístico excepcional. En Niaux,los grandes
cuadros de caballos, cabras montés y bisontes de la "Sala Negra", son
obra del "gran maestro de Niaux". Él asume la responsabilidad
principal en el sancta sanctorum de la gruta. En cambio, deja al cuidado de los
artistas de su "taller" la realización, por ejemplo, de las figuras
de animales de las salas o galerías secundarias.
El abate Breuil, en su testamento
científico Quatre cents siecles d'Art
Préhistorique, había ordenado el arte en dos grandes ciclos, con
determinados matices evolutivos. Esta distribución continúa siendo válida. Sin
embargo, conviene adaptarla a las nuevas cronologías (resultado de las
determinaciones de la antigüedad por medio del carbono 14) y restringir la
evolución entre el XIII y X milenios. Sobre todo, conviene aligerar su noción
de ciclo, excesivamente rigurosa, sustituyéndola por la noción de "escuela
de arte", más flexible y humana. Las expresiones "perigordiense"
y "magdaleniense", que definen los dos ciclos "sucesivos"
de Breuil, deben aplicarse a las escuelas con un valor más estilístico que
cronológico.
Así, la escuela del Périgord, con su
particularísima grafía que se analizará más adelante, nace hacia el año 30000,
con el material arqueológico denominado "perigordiense", compuesto
por cantos rodados o huesos grabados, fechados a través de estos lechos, representativos
precisamente de esta original grafía, pero, sin embargo, la concepción
intelectual de las imágenes perdura mucho más allá en el tiempo. Los cantos
rodados grabados de La Colombiére, fechados en el 15000 y el arte de Lascaux,
considerado del 13500, pertenecen a la época final de esta escuela. El arte del
Levante español posterior al X milenio - entre el 10000 y con frecuencia el
5000-, continúa inspirándose en la tradición gráfica del Périgord. Igualmente,
el arte del Ártico, entre el 8000 y el 7000, por una parte, y el 4000 y el
3000, por otra, está inspirado también en tradiciones del Périgord extendidas
del Baikal a Ucrania. Un arqueólogo (que estudiará sistemáticamente el más
mínimo trazo) situará Lascaux en los milenios del magdaleniense. Un historiador
de arte verá en Lascaux el apogeo de la escuela del Périgord, en lo que se
refiere a los aspectos propiamente estilísticos, y lo considerará contemporáneo
de los milenios del magdaleniense medio, en cuanto a la cronología. Esta es la
posición que aquí se adopta, y constituyen legión los ejemplos de parecida
naturaleza en la historia del arte.
Fragmento de un propulsor magdaleniense en asta de reno, procedente de la cueva de Les Trois Frères en Ariège (Musée de I'Homme, París). La perfección técnica de las armas del hombre del Paleolítico. se fue combinando con la decoración, resultando utensilios como el de la imagen, que además de asegurar la supervivencia dotaban de atractivo a la creación.
a escuela del Périgord posee y conserva durante muchos milenios rasgos visuales simples, procedimientos técnicos primitivos y grafías originales, como es el caso de la "perspectiva retorcida", tan característica: los animales aparecen de perfil, pero las astas y las cornamentas están dibujadas de frente. El procedimiento de la pintura "hueca" aparece en Cargas, con las huellas de manos en negativo: la mano, una vez retirada, deja su forma en blanco, y queda aureolada de color. Los puntos de color, realizados con un tampón más o menos fino, proporcionan unos trazados punteados, después "punteados babosos" y, al final, unos punteados lineales. Generalmente, los trazados amarillos y luego rojos, son anteriores a los trazados negros.
a escuela del Périgord posee y conserva durante muchos milenios rasgos visuales simples, procedimientos técnicos primitivos y grafías originales, como es el caso de la "perspectiva retorcida", tan característica: los animales aparecen de perfil, pero las astas y las cornamentas están dibujadas de frente. El procedimiento de la pintura "hueca" aparece en Cargas, con las huellas de manos en negativo: la mano, una vez retirada, deja su forma en blanco, y queda aureolada de color. Los puntos de color, realizados con un tampón más o menos fino, proporcionan unos trazados punteados, después "punteados babosos" y, al final, unos punteados lineales. Generalmente, los trazados amarillos y luego rojos, son anteriores a los trazados negros.
Resulta difícil acotar con certeza esta
primera fase del arte, porque se corre el riesgo de atribuirle incluso
cualquier entorno inhábil de épocas posteriores. Es preciso no confundir los
criterios de una escuela primitiva y las torpezas escolares de un artista
tardío. La clasificación sólo se consigue con un conocimiento integral de una
cueva.
Bisonte tallado en una asta de reno procedente de Dordoña (Francia) y hallado en la cueva de La Madeleine (Museo de Saint-Germain-en-Laye). El insólito gesto de la cabeza, que parece indicar que el animal intenta lamerse el flanco con la lengua, está condicionado por la forma del asta de reno. El arte prehistórico va adquiriendo con el tiempo cierta personalidad. La pieza tiene un tamaño de diez centímetros.
La escuela magdaleniense, que corresponde al segundo ciclo de Breuil, se afirma hacia el 15000 y dura aproximadamente hasta el 10000. Por consiguiente, sus primeras obras son contemporáneas de las obras tardías de la escuela del Périgord. Los trazos lineales simples adquieren una elegancia y una precisión radicalmente nuevas. Con lentitud, los colores planos, siempre oscuros, invaden las superficies que representan animales, con lo que se llega a una nueva experiencia en el modelado. Se impone el detalle, que va acompañado de precisiones clínicas. La perspectiva se hace "real". Los mamuts de Cabrerets aparecen todavía con una perspectiva semirretorcida en lo que se refiere a las defensas, pero la trompa, el opérculo anal y el pelaje son ya detalles propios de la nueva escuela.
La escuela magdaleniense, que corresponde al segundo ciclo de Breuil, se afirma hacia el 15000 y dura aproximadamente hasta el 10000. Por consiguiente, sus primeras obras son contemporáneas de las obras tardías de la escuela del Périgord. Los trazos lineales simples adquieren una elegancia y una precisión radicalmente nuevas. Con lentitud, los colores planos, siempre oscuros, invaden las superficies que representan animales, con lo que se llega a una nueva experiencia en el modelado. Se impone el detalle, que va acompañado de precisiones clínicas. La perspectiva se hace "real". Los mamuts de Cabrerets aparecen todavía con una perspectiva semirretorcida en lo que se refiere a las defensas, pero la trompa, el opérculo anal y el pelaje son ya detalles propios de la nueva escuela.
La contemporaneidad de las escuelas se
hace patente en una "corrección" realizada en la gruta del Porte
(Ariége). Las pezuñas de un bisonte negro puesto de perfil -vistas de frente en
perspectiva retorcida-, quedan corregidas en la perspectiva real mediante un
delgado trazo de buril sobre la pintura negra, que es algo más antigua.
Propulsor de hueso decorado procedente de la cueva de Bruniquel, en Tarn-et-Garonne (Museo de Saint-Germain-en-Laye). También se lo conoce como El caballo saltando. Se fecha en el magdaleniense IV y es de suma importancia para la datación de las obras parietales, ya que los detalles del grabado de su crin son idénticos a los de los caballos que se hallan en los conjuntos de pintura. Mide 28 centímetros.
Rouffignac señala la fase clásica del dibujo magdaleniense. En ella, se multiplican los hechos expresivos: tratamiento del pelaje, expresionismo de los ojos, riqueza de detalles en los cuernos, trompas, pezuñas y crines, pero sobre todo precisión y exactitud llena de vida en las actitudes. Las figuras se ordenan en temas principales: el de los animales enfrentados, en el friso, el monumental encuentro de dos manadas de mamuts ... Esta organización rítmica, compleja, es la aportación esencial de la escuela magdaleniense. El tema del enfrentamiento inicia aquí una larga y fecunda carrera que desembocará en las leonas de Micenas. Al igual que las técnicas, el arte experimenta su aceleración. Entre el 12000, estimación cronológica de Rouffignac, y el 10000, fecha en que terminan las obras maestras de Niaux, se concentran grabados y dibujos de múltiples grutas, todos ellos de elevado valor artístico: Les Combarelles y Font-de-Gaume, Marsoulas y Niaux, el Tuc d' Audoubert y Trois-Frères, las grutas del monte Castillo, Tito Bustillo, la maravilla de Altamira, la primera cueva decorada que se descubrió y que continúa siendo la más espléndida.
Rouffignac señala la fase clásica del dibujo magdaleniense. En ella, se multiplican los hechos expresivos: tratamiento del pelaje, expresionismo de los ojos, riqueza de detalles en los cuernos, trompas, pezuñas y crines, pero sobre todo precisión y exactitud llena de vida en las actitudes. Las figuras se ordenan en temas principales: el de los animales enfrentados, en el friso, el monumental encuentro de dos manadas de mamuts ... Esta organización rítmica, compleja, es la aportación esencial de la escuela magdaleniense. El tema del enfrentamiento inicia aquí una larga y fecunda carrera que desembocará en las leonas de Micenas. Al igual que las técnicas, el arte experimenta su aceleración. Entre el 12000, estimación cronológica de Rouffignac, y el 10000, fecha en que terminan las obras maestras de Niaux, se concentran grabados y dibujos de múltiples grutas, todos ellos de elevado valor artístico: Les Combarelles y Font-de-Gaume, Marsoulas y Niaux, el Tuc d' Audoubert y Trois-Frères, las grutas del monte Castillo, Tito Bustillo, la maravilla de Altamira, la primera cueva decorada que se descubrió y que continúa siendo la más espléndida.
Los inventarios de objetos artísticos
mobiliares resultan significativos: La Madeleine y Laugerie Basse proporcionan
1.142 documentos, de los 2.329 inventariados en todo el Périgord, es decir, el
48%. El 5 % de los yacimientos mobiliares, ofrece el 66% de las obras. Tales
concentraciones implican auténticos "talleres artísticos", como
Limeuil, La Marche, Gönnersdorf... de acuerdo con los preceptos de las
escuelas. Cada escuela tiene sus temas predilectos. El 4% de los renos
dibujados puede atribuirse a la escuela del Périgord, frente al 96% a la
escuela magdaleniense.
Fragmento de una lanza esculpida con la figura de un mamut en el período magdaleniense, procedente de Montastruc, Tarn y Garona (British Museum, Londres). Es una pieza de aproximadamente de unos 12.500 años de antigüedad. Este es el único ejemplo conocido que tiene un agujero como ojo (que probablemente sostuvo un encarte de hueso o piedra). El gancho que sobresale también es infrecuente en este tipo de creaciones.
La escuela magdaleniense es mucho más que una escuela artística. También es una escuela de pensamiento. El techo de la cueva de Altamira mide 18 metros de largo por 8 o 9 de ancho. Son dimensiones a escala humana y una ojeada puede abarcarlas. En sus orígenes, sólo alcanzaba dos metros de altura. Erizado de protuberancias rocosas, del orden de los 50 centímetros, cada una tiene pintado su bisonte, captado en actitud recogida, saltando o revolcándose. La enorme impresión que produce es la de un impetuoso rebaño desplegado en una oleada a los pies de la gran corza policroma (2,25 metros) que ocupa el sector más alejado, con la cabeza vuelta hacia la entrada. ¿Será la lejana prefiguración de la Diana cazadora?
La escuela magdaleniense es mucho más que una escuela artística. También es una escuela de pensamiento. El techo de la cueva de Altamira mide 18 metros de largo por 8 o 9 de ancho. Son dimensiones a escala humana y una ojeada puede abarcarlas. En sus orígenes, sólo alcanzaba dos metros de altura. Erizado de protuberancias rocosas, del orden de los 50 centímetros, cada una tiene pintado su bisonte, captado en actitud recogida, saltando o revolcándose. La enorme impresión que produce es la de un impetuoso rebaño desplegado en una oleada a los pies de la gran corza policroma (2,25 metros) que ocupa el sector más alejado, con la cabeza vuelta hacia la entrada. ¿Será la lejana prefiguración de la Diana cazadora?
En Rouffignac, los frisos alinean mamuts
y rinocerontes. Únicamente, un sector escapa a esta ordenación: el gran techo.
Este sólo tenía uno o dos metros de altura en sus orígenes. En él se ven
superpuestos cincuenta magníficos animales, imágenes-realidad, creadas y
sobrecargadas unas con otras por la magia, no por pura gratuidad artística.
¿Por qué se eligió sólo este techo?
Bajo el techo, se abre un vasto embudo,
cuyo fondo desemboca en el piso inferior. En él corre una estrecha galería y a
nivel del suelo, una fisura conduce al tercer piso por donde discurre todavía
el río subterráneo. Los magdalenienses conocían y utilizaban esta fisura. En el
pilar que hay sobre ella, se despliegan, en rojo y negro, bisontes, caballos y
mamuts. A la altura de la vista, preside el lugar un magnífico antropomorfo, el
"Ser Superior" de Rouffignac, gozando de una situación elegida y
privilegiada, como el "hechicero" o el "dios cornudo" de la
gruta de los Trois Frères.
Figura de un bisonte esculpida en madera, período auriñaciense (4500020000 a.C.) y procedente de la cueva de Birdsman (Alemania). En el período medio del auriñaciense surgen diversos objetos tallados en hueso, madera y marfil, las primeras manifestaciones artísticas. Y aunque el auriñaciense es conocido especialmente en Francia, su zona de dispersión es muy grande, hacia el Este de Europa, y penetra también en la región cantábrica española.
El arte se convierte en filosofía, en religión, en esta gruta de Rouffignac, la gruta de los cien mamuts (en realidad 123 ...). Dos descubrimientos recientes confirman este tema de génesis: en Ekain, veinte caballos aparecen encima de dos "bocas de la oscuridad" que conducen igualmente a las profundidades; en Tito Bustillo, grandes caballos y renos forman un vasto conjunto en torno a una boca semejante, desde la cual se oye el rugido del torrente subterráneo. Delfos nació de una grieta rocosa en las Fedriadas. Rouffignac se despliega sobre una sima subterránea. Para los magdalenienses, el mundo animat mundo sagrado que les proporciona la subsistencia, nace de la tierra, una tierra con rostro de "Tierra Madre".
El arte se convierte en filosofía, en religión, en esta gruta de Rouffignac, la gruta de los cien mamuts (en realidad 123 ...). Dos descubrimientos recientes confirman este tema de génesis: en Ekain, veinte caballos aparecen encima de dos "bocas de la oscuridad" que conducen igualmente a las profundidades; en Tito Bustillo, grandes caballos y renos forman un vasto conjunto en torno a una boca semejante, desde la cual se oye el rugido del torrente subterráneo. Delfos nació de una grieta rocosa en las Fedriadas. Rouffignac se despliega sobre una sima subterránea. Para los magdalenienses, el mundo animat mundo sagrado que les proporciona la subsistencia, nace de la tierra, una tierra con rostro de "Tierra Madre".
Mientras los dibujos, grabados o
pinturas, y los modelados o las esculturas de animales tienen expresamente una
gran calidad estética (con un 15 % de obras maestras), en cambio, las
representaciones humanas (de las cuales, el 63% son asexuadas) son de una
lastimosa torpeza. Los grabados antropomorfos de Rouffignac, "Adán y
Eva", al igual que los de Les Combarelles o de Marsoulas, no pueden
compararse con los grabados de animales vecinos. No pueden ser obra de la misma
mano ...
Cabeza de buey esculpida sobre una piedra, procedente de Riparo Tagliente (Italia). Período paleolítico. La reproducción de la naturaleza ofrece una amplia información de las especies que predominaban en una zona durante ésa época y de la especialización de la caza. Así, en Europa central y oriental, caballos, bóvidos, rinocerontes lanudos y mamuts fueron los más representados. En Europa occidental, en cambio, lo fueron el ciervo y el reno.
Igualmente, las figurillas, modeladas o esculpidas, conocidas con el nombre demasiado halagador de "Venus", presentan ex profeso idénticas características: exageración en las formas, gruesas y abundantes, frecuente negligencia en los rasgos del rostro, los brazos y las piernas, como si la feminidad esencial se limitara a un cuerpo sobrecargado, deformado por las maternidades. En efecto, estas figurillas no son "bellezas", sino "madres".
Igualmente, las figurillas, modeladas o esculpidas, conocidas con el nombre demasiado halagador de "Venus", presentan ex profeso idénticas características: exageración en las formas, gruesas y abundantes, frecuente negligencia en los rasgos del rostro, los brazos y las piernas, como si la feminidad esencial se limitara a un cuerpo sobrecargado, deformado por las maternidades. En efecto, estas figurillas no son "bellezas", sino "madres".
Desde el Extremo Occidente hasta la más
lejana Asia, sin prejuzgar su área de origen, se las encuentra, tanto en la
escuela del Périgord, como en la magdaleniense. Al parecer, su realización
escapa a las influencias de las escuelas artísticas. Esta es la explicación de
su mediocridad estética. El arte animalista, ligado a la economía de la caza,
fundamental para el hombre, es un arte de escuela, un arte que sacerdotes,
brujos y artistas enseñan en los santuarios colectivos de las grutas.
Bastón con grabados de peces y un caballo, perteneciente al período magdaleniense, procede de La Madeleine (British Museum, Londres). El lugar que dio origen al nombre del período fue precisamente la cueva de La Madeleine (Dordoña), que es donde se han hallado mayores vestigios de la época. Debido a la decoración del bastón, se supone que éstos fueron los símbolos del poder.
Los dibujos y estatuillas humanas femeninas (en un 99 %, en el caso de las estatuillas), son el resultado de un arte "doméstico", estrechamente ligado al hábitat. En una choza de Mezin, junto a la pared, varias estatuillas femeninas estaban clavadas en el suelo, a modo de guardianas del hogar, anunciando los iconos del futuro ... De Lespugue a Sireuil, de Tursac a M en ton, de Dolni-Visto ni ce a Mezin, en Gargarino, Malta y en los confines del Baikal, se observa esta completa continuidad geográfica, con una misma estética.
Los dibujos y estatuillas humanas femeninas (en un 99 %, en el caso de las estatuillas), son el resultado de un arte "doméstico", estrechamente ligado al hábitat. En una choza de Mezin, junto a la pared, varias estatuillas femeninas estaban clavadas en el suelo, a modo de guardianas del hogar, anunciando los iconos del futuro ... De Lespugue a Sireuil, de Tursac a M en ton, de Dolni-Visto ni ce a Mezin, en Gargarino, Malta y en los confines del Baikal, se observa esta completa continuidad geográfica, con una misma estética.
Cuando los cambios climáticos y las
nuevas economías provocan la desaparición, hacia el10000, del arte naturalista
de representaciones animales, ligado a las escuelas de arte y a la caza,
continúan subsistiendo las estatuillas femeninas domésticas, porque la vida
prosigue …
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat
Figuración y abstracción
Los
primeros trazos realizados con el dedo que se aprecian en Toirano, se
multiplican en las grutas hacia el XIII milenio: en Santa Isabel, dentro de la
gruta de Clotilde, en Gargas, donde el Institut d' Art Préhistorique está
llevando a cabo un inventario exhaustivo. Se trata de rasgos digitales sobre
arcilla maleable que, por fortuna, la calcita consolidó en algunas ocasiones. A
menudo, descienden por la pared unos trazos verticales. Otros, irregulares, ondulan
y llegan a ser serpentiformes. Trazos horizontales se cruzan con otros
verticales.
Piedra con escena de un hombre atacado por un oso, procedente de Pechialet, Dordoña (Museo de Saint-Germain-en-Laye). No sólo son los animales los representados por los cazadores del Paleolítico, también lo son el hombre y las escenas de caza, con la silueta y la acción ejecutada de forma lateral.
Se podría pensar en grafías abstractas, pero no parece ser así. Más bien se constata como un frenesí en esos múltiples trazos digitales para guarnecer la pared, como manifestación de un horror hacia el vacío y la arcilla desnuda. Es el caso del niño psicótico que, para protegerse de los demás, se considera "encarcelado" con una profunda angustia y "atiborra" el vacío, multiplicando los grandes trazos circulares o el punteado sobre la hoja de papel. Este frenesí viene a ser reflejo de un temor, de una honda angustia. La humanidad cazadora es todavía infantil y sus condiciones de existencia resultan difíciles.
Se podría pensar en grafías abstractas, pero no parece ser así. Más bien se constata como un frenesí en esos múltiples trazos digitales para guarnecer la pared, como manifestación de un horror hacia el vacío y la arcilla desnuda. Es el caso del niño psicótico que, para protegerse de los demás, se considera "encarcelado" con una profunda angustia y "atiborra" el vacío, multiplicando los grandes trazos circulares o el punteado sobre la hoja de papel. Este frenesí viene a ser reflejo de un temor, de una honda angustia. La humanidad cazadora es todavía infantil y sus condiciones de existencia resultan difíciles.
⇨ Bastón de mando hallado en la cueva del Pendo (Museo de Prehistoria y Arqueología, Santander). Tallado en hueso, en el bastón se perfila una cabeza de caballo con las orejas y el hocico bien destacado, además de otras figuras de animales y gran variedad de signos. Ha pasado a denominarse "el rey de los cetros paleolíticos". Son doce los bastones de mando que ha proporcionado esta cueva de Cantabria, una excepcional colección de arte mueble del magdaleniense.
Una nueva etapa nace de estos rasgos.
Primero al azar, luego, deliberadamente, el dedo esboza un perfil de animal,
una línea dorsal, una doble cornamenta, y un zigzag evoca el trazo de las
cuatro patas del bóvido. El grafismo zoomorfo se afirma, inspirado,
evidentemente, en el ambiente de caza familiar. Los lógicos se inclinarían a
ver el origen del arte en la escultura o el modelado. Estas técnicas delimitan
mejor lo concreto. Las estatuillas o los contornos recortados sobre marfil de
Dolni Vistonice, de Willendorf, los bloques en alto relieve de Laussel, y entre
ellos, la célebre Venus del cuerno, se remontan alrededor del XIII milenio.
La grafía y el alto relieve pertenecen a
unas mismas épocas, aunque los descubrimientos realizados son insuficientes
para poder decidir sobre la anterioridad de una u otro. Estas formas de
expresión duran largo tiempo. Rouffignac ofrecerá miles de metros cuadrados de
trazos digitales del año 12000 aproximadamente, y la era de las estatuillas
femeninas llegará hasta el tiempo contemporáneo, sin la menor interrupción.
Estas experiencias en los orígenes figurativos determinan un "estilo
arcaico" que sólo hasta más tarde, en especial hacia el 15000, no
fructificará en el naturalismo de representaciones animales y en el
expresionismo.
Queda por resolver el difícil problema
del arte abstracto. ¿Tiene su origen en simplificaciones manuales o mentales,
derivando hacia formas geométricas? Se puede seguir la evolución de una
expresiva cabra montés de Lascaux, y de múltiples formas de transición hacia
las cabras montés de colores planos y pequeño formato de Minateda, hasta que se
desemboca en el esquema rígido, difícilmente reconocible, del último estilo de
la Pileta: auténtica" decoración", en púas. En este caso, se trata de
un estilo "abstracto derivado", surgido del naturalismo, a partir del
XV milenio. De este modo, numerosos elementos abstractos no son más que el
fruto de sucesivas deformaciones de motivos naturalistas.
Ejemplos pertinentes han sido aportados
por el abate Breuil. El reciente descubrimiento de la inmensa gruta de Porto
Badisco, en el golfo de Tarento, por el profesor Graziosi, ilustra esta
evolución. De las líneas serpentiformes, se pasa a la espiral. De cuatro
personajes, sentados ante un velador cuadrado, se obtiene una "cruz de
Malta".
Paralelamente a este arte abstracto
derivado, existe otro abstracto "puro", integral, compuesto
únicamente por trazos no figurativos. Desde el 30000, en los costados de los
bóvidos, como ocurre en Tarté (Alto Carona), se observan numerosas pequeñas
entalladuras, cuidadosamente alineadas, herederas de las huellas de
descarnación tan frecuentes en los restos óseos abandonados por el hombre de Neandertal.
A partir de aquí, los trazos se ordenan en rayados paralelos, formando
sombreados, ora en una dirección, ora en otra, que crean verdaderos cuadriculados
o cruces. Cada vez son más frecuentes los motivos abstractos que no son
resultado de una esquematización naturalista.
Hueso grabado con la figura de un caballo, procedente la cueva del Pendo (Museo de Prehistoria y Arqueología, Santander). Los utensilios hallados en la cueva presentan una gran perfección técnica y mucha variedad. El caballo fue representando de forma reiterada, constituyendo el tema favorito de sus artistas cazadores. La ocupación de la cueva del Pendo puede remontarse al Paleolítico inferior. En ella se sucedieron los períodos solutrense, magdaleniense y quizá el aziliense.
El yacimiento de Mezin, en Ucrania, se revela como un lugar de extraordinario interés para iluminar la génesis de este arte abstracto puro. Aunque los arqueólogos soviéticos atribuyeron al lugar una antigüedad de 25.000 años, estudios más recientes lo sitúan entre 15.000 y 14.000. Este período, en torno al 15000, parece de considerable importancia, al producirse un auténtico "hervidero"intelectual y artístico, resultado del desarrollo demográfico de los pueblos cazadores y de la multiplicación de los contactos humanos.
En Mezin, lugar de un campamento de
cazadores de mamuts, abundan las decoraciones abstractas, grabadas sobre hueso
o marfil. Estas decoraciones adornan brazaletes obtenidos de los colmillos de
mamut. Los más simples tienen rayados oblicuos y paralelos. Las mujeres
llevaban dos o más brazaletes y del contacto entre dos brazaletes decorados con
rayas oblicuas en sentidos opuestos, nace el denticulado. El denticulado, a su
vez, adorna los brazaletes. Estas alineaciones de denticulados paralelos
coinciden en el ángulo agudo y forman unas "X".
Con los ángulos obtusos, forman rombos.
A partir de un rombo central, forman ordenadamente dos largos frisos de
denticulados, rigurosamente paralelos. Podemos seguir muy bien esas etapas de
formación a través de brazaletes enteros y sus fragmentos. Y llega el "día
fausto", según expresión del profesor Pittard, en que el artista de Mezin
ya no dispone los denticulados siguiendo el eje del brazalete, sino
perpendicularmente a él. Tres, cuatro forman un motivo bien conocido, que se va
repitiendo. En un segundo brazalete, los denticulados quedan invertidos ... y
en este preciso instante sobreviene el milagroso azar.
Este azar que tantas veces ha
intervenido en favor de la humanidad para proporcionarle el canto rodado
astillado, el fuego, el primer rasgo figurativo en el que el hombre vio
finalmente una imagen ... la tapadera de Papin, la manzana de Newton, el moho
de sir Fleming. En la muñeca de la elegante compañera de los cazadores de
mamuts, en esta muñeca adornada con dos brazaletes decorados con denticulados
se ha producido un salt ... Y aparece una maravillosa deco ración geométrica,
una decoración de "meandro", una auténtica "greca"
anticipada, extremadamente elaborada, con total independencia del naturalismo.
Esta nueva decoración quedará transcrita
en una magnífica diadema-brazalete de 60 milímetros de altura, obra maestra de
la orfebrería marfileña. Aún en Mezin, dos mandíbulas y un omóplato de mamut
presentan admirables dibujos en rojo, con unas series de denticulados
superpuestos. Se trata de unos de los pocos huesos pintados que han llegado
hasta nosotros, y ponen en evidencia la estrecha relación existente entre el
grabado y la pintura, así como la importancia de los soportes de difícil
conservación.
Los orígenes de la pintura
Hablar de los orígenes de la pintura
supone hablar del porqué del arte, de cómo se origina. Parece ser, pues, que ha
de buscarse en el momento en que nuestros antepasados empezaron a concebir sus
objetos o su vida con una intención más allá de la funcionalidad. Desde el
descubrimiento de las primeras muestras de este arte en Altamira hasta la
actualidad, se han realizado numerosos descubrimientos que han ayudado a configurar
un cierto esquema histórico y artístico para el estudio de esta pintura,
cierto, pero también para enfatizar su relatividad.
Fundamentalmente,
en el momento de estudiar este tema, se suele reducir al ámbito europeo -prácticamente,
todo el continente- y mediterráneo, a pesar de existir otras zonas tan
interesantes, como el caso de las pinturas halladas en Argelia, en
Tassilin-Azyer. No obstante, suele ser el arte reunido en la zona de la cuenca
cantábrica y del sur de Francia la que más ha atraído la atención de
arqueólogos e historiadores.
Relieve sobre piedra de una yegua y un búfalo, fechado en el Paleolítico, procedente de Le Roc-de-Sens. El solutrense que podría denominarse "clásico" se extendió por Francia, Gran Bretaña, Portugal y el norte de España. El origen africano, o el origen en la Europa occidental son las teorías que se manejan para cifrar el antecedente del mismo. La cortedad de las patas y la cabeza pequeña eran características del solutrense inferior.
Es difícil establecer una cronología para un abanico temporal tan amplio. Más que los habituales Paleolítico, Mesolítico y Neolítico, en el campo de la Historia -o "Prehistoria"- del Arte se suele hablar de términos como auriñaciense y magdalaniense, fijados por el abate francés H. Breuil. Con ellos se refería a dos de las grandes zonas y épocas del período paleolítico (a lo que habría que añadir el término de arte esquemático levantino, ya en época neolítica, como se puede ver en la Cueva de la Cocina, en Valencia). Así pues, las primeras pinturas aparecen en el Paleolítico superior tardío, hace unos 25.000 años, sobre todo en Francia, en España y en los Urales.
Es difícil establecer una cronología para un abanico temporal tan amplio. Más que los habituales Paleolítico, Mesolítico y Neolítico, en el campo de la Historia -o "Prehistoria"- del Arte se suele hablar de términos como auriñaciense y magdalaniense, fijados por el abate francés H. Breuil. Con ellos se refería a dos de las grandes zonas y épocas del período paleolítico (a lo que habría que añadir el término de arte esquemático levantino, ya en época neolítica, como se puede ver en la Cueva de la Cocina, en Valencia). Así pues, las primeras pinturas aparecen en el Paleolítico superior tardío, hace unos 25.000 años, sobre todo en Francia, en España y en los Urales.
Para
establecer estas dataciones, se han usado diferentes medios, como la
estratigraficación. Pero como la gran parte de las muestras pictóricas
prehistóricas es de tipo parietal, se han de señalar otros medios más efectivos
como el estudio de las superposiciones -de unos dibujos sobre otros-; por la
comparación entre las diversas manifestaciones pictóricas de la época en los
más variados soportes; así como a la comparación de los animales representados;
o el análisis de los restos orgánicos -que pue dan
estar presentes en las superficies pintadas o en los pigmentos usados para su
realización-.
Relieve que representa a un carnero, del período solutrense procedente de Le Roc-de-Sens en Charente (Francia). El solutrense, representado especialmente en el suroeste de Francia y en España, se sitúa (18000-15000 a.C.) entre el perigordiense y el magdaleniense, y se caracteriza por el preciso retoque de sus creacione
De todas maneras, el método que revolucionó todos los anteriores y que permitió una gran exactitud para lograr fechar las piezas fue el carbono 14, que apareció en la década de 1950.
De todas maneras, el método que revolucionó todos los anteriores y que permitió una gran exactitud para lograr fechar las piezas fue el carbono 14, que apareció en la década de 1950.
Como
ya se ha señalado anteriormente, la pintura prehistórica se realizó
fundamentalmente sobre la pared de las cuevas o rocas sobresalientes donde se
cobijaba el hombre nómada del Paleolítico. Es por este motivo que recibe el
nombre de arte rupestre. No obstante, otras muestras no tan espectaculares de
pintura se hallan en objetos, exentos, pequeños y de fácil manejo, sobre hueso
o piedra (arte mobiliar).
Figura de un hombre león perteneciente al período auriñaciense. Esta escultura de marfil tiene 29,6 centímetros de alto y fue hallada en la cueva Stadel, cerca de Ulm (Alemania), en 1939, siendo restaurado hacia 1997. Su antigüedad es de 32.000 años. Representa un híbrido entre el hombre y el león y fue tallada utilizando un cuchillo de piedra. Que en la misma región fuera hallado otro ejemplar puede hacer suponer que estas creaciones formaban parte de la mitología del hombre en esa zona y esas fechas.
Fundamentalmente,
destacan tres zonas al respecto: la península Ibérica, el centro y sur de
Francia, y el sur de la península Itálica, siendo la zona francocantábrica
donde se halla el mayor número de cuevas conocidas - y de mayor calidad-, lo
que ha llevado a muchos a simplificar el arte de este período con la
denominación de" arte francocantábrico". Aparte de las famosas (y
magistrales) pinturas halladas en Altamira, en esta área pueden subrayarse las
existentes en Castillo, Lascaux o Niaux, que ofrecen el mismo interés.
Pinturas rupestres en la cueva de Lascaux. La escena compone una manada de animales. La cueva de Lascaux está considerada como la más importante entre las que contienen pinturas rupestres. Los animales representados son bisontes, vacas, caballos, toros ... En la antesala algunas de sus figuras miden más de cinco metros de largo.
Sean de donde sean, siempre se repiten unos mismos motivos en este tipo de grutas. Es el caso de una iconografía zoomorfa, con animales como ciervos, toros, cabras, carneros, mamuts, incluso algún pájaro y pez, aunque los más representados eran los caballos y los bisontes. En general, tenían algún tipo de relación con la caza. Y también pueden incluirse aquí a otros animales no reales o pertenecientes a especies conocidas, híbridos, como el famoso licornio que decora parte de la cueva de Lascaux.
Sean de donde sean, siempre se repiten unos mismos motivos en este tipo de grutas. Es el caso de una iconografía zoomorfa, con animales como ciervos, toros, cabras, carneros, mamuts, incluso algún pájaro y pez, aunque los más representados eran los caballos y los bisontes. En general, tenían algún tipo de relación con la caza. Y también pueden incluirse aquí a otros animales no reales o pertenecientes a especies conocidas, híbridos, como el famoso licornio que decora parte de la cueva de Lascaux.
El conjunto de Lascaux en Dordoña. Una de sus particularidades es la incorporación de diferentes colores, además del negro y el rojo característicos del Paleolítico. Destacan el amarillo, el ocre, el pardo y el carmesí. Cabe destacar el extraordinario movimiento con que están representados. En la imagen se observa la plasmación de animales frecuentemente representados en el arte paleolítico, como es el caso del caballo.
Aparte de los animales, otros temas que aparecen representados son signos (geométricos o no), a veces interpretados como esquematizaciones de objetos reales (armas, escudos, cabañas ...), en otras como símbolos sexuales masculinos y femeninos (vulvas, falos), pero en algunos casos resistiéndose aún a una clasificación en relación a un modelo naturalista. De hecho, el arte prehistórico osciló siempre -como un claro preludio de lo que sería el resto de la historia del arte- entre la figuración y la abstracción.
Aparte de los animales, otros temas que aparecen representados son signos (geométricos o no), a veces interpretados como esquematizaciones de objetos reales (armas, escudos, cabañas ...), en otras como símbolos sexuales masculinos y femeninos (vulvas, falos), pero en algunos casos resistiéndose aún a una clasificación en relación a un modelo naturalista. De hecho, el arte prehistórico osciló siempre -como un claro preludio de lo que sería el resto de la historia del arte- entre la figuración y la abstracción.
Fragmento de las famosas pinturas rupestres de la cueva de Lascaux, en Dordoña que, por su estilo, representan el apogeo de la escuela del Périgord. Este toro negro mide en total unos tres metros. Delante del hocico tiene un signo dentado y la silueta inconfundible de un caballo. Obsérvese la "perspectiva retorcida": el animal está de perfil, pero los cuernos aparecen de frente. Su expresionismo consigue gran tensión. Cronológicamente, se sitúa en el magdaleniense medio.
Pintura de la cueva de Lascaux (Dordoña, Francia), en la que se advierte la utilización de la típica perspectiva tordue (retorcida): los ciervos, de perfil, muestran los cuernos girados para que ambas puntas puedan ser vistas por el espectador. La cueva de Lascaux es un ejemplo de la perfección y la finura del arte magdaleniense.
El último gran tema iconográfico es el de la figura humana, tanto hombres como mujeres. No obstante, pueden señalarse la peculiaridad de la presencia de las manos, tanto en negativo como en positivo, de las que la mayoría son de niños y mujeres. Algunas aparecen como mutiladas, sin alguna de las falanges o incluso sin dedos; aún hoy en día se desconoce el porqué de esta situación. Otro grupo curioso de imágenes lo constituye el de figuras antropomorfas que parecen representar a "chamanes", de los que se hablará más adelante. Con todo, en muchos casos no constituyen escenas narrativas, sino simplemente son imágenes superpuestas.
El último gran tema iconográfico es el de la figura humana, tanto hombres como mujeres. No obstante, pueden señalarse la peculiaridad de la presencia de las manos, tanto en negativo como en positivo, de las que la mayoría son de niños y mujeres. Algunas aparecen como mutiladas, sin alguna de las falanges o incluso sin dedos; aún hoy en día se desconoce el porqué de esta situación. Otro grupo curioso de imágenes lo constituye el de figuras antropomorfas que parecen representar a "chamanes", de los que se hablará más adelante. Con todo, en muchos casos no constituyen escenas narrativas, sino simplemente son imágenes superpuestas.
Bisonte herido de la cueva de Lascaux (Dordoña). Una de las escenas más curiosas y conocidas de la cueva de Lascaux es la de un bisonte herido por una lanza y destripado, mientras carga contra la figura humana representada en la parte inferior, trazada de una forma esquemática. A la izquierda, un rinoceronte se aleja. Situado en el lugar más profundo de la caverna, el Pozo, cabe hablar de una representación esencialmente alegórica, quedando todavía hoy a oscuras su verdadero significado.
Cabra montés, pintura de la cueva de Lascaux (Dordoña, Francia). Es uno de los animales más representados en estacueva. Con formas esquemáticas, recuerda que la caza era especializada y que estos animales eran los preferidos por los cazadores de la época.
En cuanto al aspecto técnico de estas pinturas, se realizaban con materiales de tierras o minerales mezclados con alguna clase de material aglutinante (agua, resina ...). El resultado es que la mayoría de estas imágenes presentan una tonalidad negra y/o rojiza, colores aplicados mediante el uso de un pincel, o incluso con los dedos. Estos pigmentos a veces se empleaban con la intención de crear los perfiles del animal a representar, pero en otras ocasiones se pintaba también el interior, de forma plana o con modelado, o incluso se raspaba o se usaba el grabado. Este grabado se conseguía mediante el uso de algún instrumento punzante.
En cuanto al aspecto técnico de estas pinturas, se realizaban con materiales de tierras o minerales mezclados con alguna clase de material aglutinante (agua, resina ...). El resultado es que la mayoría de estas imágenes presentan una tonalidad negra y/o rojiza, colores aplicados mediante el uso de un pincel, o incluso con los dedos. Estos pigmentos a veces se empleaban con la intención de crear los perfiles del animal a representar, pero en otras ocasiones se pintaba también el interior, de forma plana o con modelado, o incluso se raspaba o se usaba el grabado. Este grabado se conseguía mediante el uso de algún instrumento punzante.
Fuente: Historia del
Arte. Editorial Salvat
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