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Artistas de la A a la Z

Robert Adam (1728-1792)

 


Adam, Robert (Kirkcaldy, 3 de julio de 1728 - Londres, 3 de marzo de 1792) Arquitecto y decorador británico. Estudió los monumentos romanos, especialmente el palacio de Diocleciano en Spalato. Junto con su hermano James construyó muchos edificios en Inglaterra. A partir de una depuradísima interpretación del gusto neoclásico, combinó elementos griegos y romanos en un estilo original aplicado a la arquitectura, la decoración y el mobiliario.

Robert Adam, junto a su hermano James, creó el estilo Adam. Avanzaron unos modelos que acabarían destruyendo los restos del rococó, aunque aprovecharan de él la vivacidad y la elegancia. Robert Adam se formó en Edimburgo junto a su padre, también arquitecto, y después estudió en Roma donde conoció a Piranesi y adquirió un vasto repertorio de motivos clásicos. Su estilo, muy personal, es ligero, delicado, y está cerca del rococó por su deleite en la ornamentación. Diseñó fundamentalmente muebles de pared (espejos, entredoses y cómodas) y objetos de adorno (trípodes, urnas). Realizó también diseños para alfombras y platería evidenciando en esta última su afición a las formas derivadas de vasos y urnas antiguas. El estilo Adam se difundió a través de sus Works in Architecture y las publicaciones de sus ayudantes. El arquitecto Carperon llevó su influencia hasta San Petersburgo.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Obra comentada


Galería

Casa Bowood, ala de Diocleciano

Castillo de Wedderburn, Berwickshire

Antecámara de la Syon House de Robert Adam

 

Creada entre 1762 y 1769, y de evidente gusto neoclásico, el autor emulaba en este salón su peculiar visión del mundo romano. Este especialista en el dibujo de ruinas de palacios de la antigüedad debe su fama sobre todo a su capacidad como arquitecto y decorador de interiores, hasta el punto de dar nombre a un estilo particular de artesanía del mobiliario. íntimo amigo de Piranesi, cuya influencia es capital en la apariencia de sus grabados, presumía de un elegante don para mezclar diseño y color en espléndidas composiciones basadas en yacimientos arqueológicos, como demuestra el fastuoso suelo de la antecámara y los nichos para estatuas.

(Londres). 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Arte barroco

 Período de la cultura europea y su proyección en América, en que prevaleció dicho estilo artístico, y que va desde finales del s. XVI a los primeros decenios del S. XVIII.


Definiciones y delimitación histórica

Tres interpretaciones sobresalientes se han dado al término barroco: la que le atribuye un mero significado estético de "no estilo" (Benedetto Croce); la que le otorga el valor ideal de constante histórica dentro de un repertorio de dominantes formales (Émile Faguet, Eugenio d'Ors), y la que le da un significado histórico concreto, aplicándola al período que va desde el final del Renacimiento hasta los inicios del neoclasicismo (Jacob Burckhardt).

Otro problema lo plantean los deslindes del barroco, ya que se ha intercalado entre Renacimiento y barroco otra gran fase estilística denominada manierismo. Sin omitir las distintas dificultades y críticas posibles, pueden fijarse las fechas de 1600 y de 1750 para delimitar su duración histórica. Vinculado históricamente a la Contrarreforma, se convirtió en instrumento de la Iglesia y de la Compañía de Jesús. En el dominio de la historia del arte, la expresión define la característica actitud estilística del s. XVII, originada en Roma hacia 1630 y representada por las tres figuras centrales de Gian Lorenzo Bernini, en la escultura y la arquitectura, Pietro da Cortona, en la pintura, y Francesco Borromini, en la invención de estructuras arquitectónicas. Al final del barroco, tanto en la arquitectura, como en las otras artes plásticas, se origina una fase extrema, con marcado interés por las dimensiones reducidas y las artes menores (influencias orientales), a la que se denomina rococó.

La Venus del espejo o Venus y Cupido es una de las obras más famosas y singulares de Velázquez, no tanto por su indiscutible calidad técnica sino por el tema representado: una Venus desnuda, tema insólito en la pintura española de la época. De hecho, es la única obra conservada del pintor sevillano en la que aparece un desnudo femenino integral, aunque, según los inventarios redactados aún en vida del artista, realizó otros dos más.


Características

Aunque el barroco fue una continuación del Renacimiento -ya que se basó en el estudio de los grandes maestros del s. XVI y compartió con ellos una visión sintética del espacio a través de la perspectiva y el predominio de un motivo central al que se subordinan los demás elementos-, el nuevo estilo se opuso al ideal clasicista mantenido por el Renacimiento, al tratar de traducir la sensación de lo ilimitado y de lo infinito, recurriendo a un dinamismo exacerbado, a un sentido de la forma abierta y de la visión en profundidad, y al cultivo de efectos dramáticos mediante movimientos de masas y fuertes contrastes de luz y sombra (técnica del claroscuro). En la arquitectura se dan las superficies onduladas, las plantas elípticas y las trabazones ininterrumpidas, acompañadas de una exageración de la monumentalidad. En la escultura, que adquiere un papel decorativo, se tiende a integrar el arte escultórico como parte esencial de la composición general. En las grandes pinturas murales se corrobora el gusto por la teatralidad, que asimismo se refleja en los fondos de los retratos y en los grandes altares de los templos, con sus complicadas estructuras y dramático dinamismo.

El barroco y la Contrarreforma

Los motivos heroicos de la cultura renacentista implicados en la Contrarreforma adquirieron una nueva valorización; el arte escurialense y la pintura de El Greco y de Caravaggio aportaron nuevos contenidos religiosos y morales y contribuyeron a una radical renovación de la expresión figurativa. la Iglesia católica aportó una vigorosa incorporación de motivos estrictamente renacentistas y, al mismo tiempo, se abrió paso en la pintura a un eclecticismo académico y a un creciente interés por la decoración. En este eclecticismo y naturalismo, de tipo decorativo, tienen su origen las alegorías de los cuadros devotos (la calavera, el éxtasis celestial, la mirada en rapto doloroso o apasionado). Por otra parte, se estabiliza la iconografía sacra y, paralelamente, se produce el cultivo de una serie de nuevos temas de devoción y de ilustraciones de las verdades de la fe y de los sacramentos.

El barroco en España

La arquitectura. El punto de partida de la arquitectura barroca española es el particular clasicismo escurialense de Juan de Herrera. En el primer tercio del s. XVII aparecen importantes figuras, que confieren a la arquitectura barroca española carácter propio; entre ellas cabe citar a Juan Gómez de Mora (plaza Mayor y Ayuntamiento de Madrid), Francisco Bautista (catedral de San Isidro, Madrid), Alonso Carbonell (palacio de El Pardo, también en Madrid). Más tarde se produce una evolución hacia formas que proporcionan la ilusión de movimiento; en esta línea destacan los hermanos Churriguera, máximos exponentes en el uso de la columna salomónica y de los efectos pictóricos. Alberto Churriguera construyó la plaza Mayor de Salamanca, y su hermano José Benito el gran retablo de la iglesia de San Esteban, también en Salamanca. Ya en el s. XVIII, florece un barroco exaltado, de contrastes violentos, de atrevidos juegos de luces, con el uso del estípite como elemento sustentante; ejemplo de él son las obras de Pedro de Ribera (Hospicio de San Fernando, con su enorme portada profusamente decorada, y el puente de Toledo, ambos en Madrid) y de Narciso Tomé (transparente de la catedral de Toledo), así como numerosos retablos monumentales, iglesias y capillas. De esta época es la estructura barroca de la catedral de Santiago de Compostela, en Galicia, de Fernando Casas y Novoa que, respetando el maravilloso interior románico, proporciona, con su imponente fachada principal o del Obradoiro y las plazas que rodean el templo, un impresionante aspecto de monumentalidad; lo mismo sucede con la fachada barroca de la catedral gótica de Murcia, obra de Jaime Bort. En Valencia destaca la bella fachada del palacio del marqués de Dos Aguas, diseñada por Hipólito Rovira Brocantel y esculpida por Ignacio Vergara (h. 1740). En Sevilla se levantaron en esta época numerosos palacios, iglesias y capillas, construidas por Leonardo de Figueroa y su familia (entre las que destaca la fachada del palacio de San Telmo). Con la llegada al trono de los Barbones se introduce en España un arte oficial de carácter netamente francés: palacio real de Madrid, palacios de Aranjuez y la Granja de San Ildefonso, que enlaza con el estilo neoclásico de la segunda mitad del siglo.

La escultura. La escultura barroca española se inspiró en un naturalismo de hondo sentido religioso y se plasmó, sobre todo, a través de la madera policromada. los imagineros andaluces y castellanos realizaban sus imágenes generalmente con la intención de figurar en las procesiones (imágenes de "vestir"); cabe destacar la obra de escultores como Gregorio Fernández en Valladolid, Juan Martínez Montañés en Sevilla y Alonso Cano en Granada.

La pintura. En pintura domina el realismo de sentido ascético y su evolución, iniciada con la corriente tenebrista (que tiene su origen en el claroscurismo de Caravaggio), en la que participan Sánchez Cotán, Juan de Herrera, Zurbarán y el Velázquez joven, marcará un gradual predominio de la luz. Esta tendencia realista adquiere en España más importancia que en otros países. Son realistas no sólo las figuras románticas de Ribera, las evocaciones macabras de Valdés Leal y las cándidas figuras de Murillo, sino también la fría elegancia de los santos y frailes de Zurbarán.

El barroco en el resto de Europa

Aunque la aparición de las "formas barrocas" se produjo en cada país en momentos y de modos distintos y estuvo determinada por causas variables, esas formas nacieron de un fondo común, cuyo origen se halla en la Roma de los papas, concretamente de Paulo V, Urbano VIII e Inocencia X, que impulsaron grandes transformaciones en la ciudad al patrocinar la construcción de importantes edificios religiosos y civiles. Los antecedentes de la evolución hacia la arquitectura barroca son la iglesia de Il Gesu de Giacomo Barozi da Vignola y G. della Porta, y el interior de Santa Maria della Vittoria, de Carlo Maderno. El ejemplo máximo y característico de la plenitud del desarrollo del barroco es la transformación de la basílica de San Pedro, tanto en su interior: baldaquino, cátedra de San Pedro, Scala Regia, realizadas por Bernini, como en el exterior, con la extraordinaria columnata que da acceso a la basílica, obra asimismo de Bernini, al que también se debe la iglesia de San Andrés del Quirinal. Otras muestras del barroco romano son obra de Borromini (templo de San Cario alle Quattro Fontane, renovación de San lvo alla Sapienza, e interior de Santa Agnese in Agone); a Cario Fontana corresponden las iglesias de la Magdalena y de San Marcelo. La arquitectura civil del barroco romano ofrece obras admirables y más sobrias que las eclesiásticas, como la fachada del palacio Barberini, de Bernini, y el palacio Pamphili, obra de Borromini. En Venecia la plenitud del barroco está representada por el templo de Santa Maria della Salute de Langhena y, en Turín, por las fantásticas creaciones de Guarino Guarini (San Lorenzo y la capilla del Santo Sudario de la catedral).

La escultura en Roma estuvo dominada por la gran personalidad de Bernini, con su enorme dominio de las perfectas formas clásicas, la expresión del movimiento y el patetismo de sus figuras (Apolo y DafneÉxtasis de Santa Teresa). Los grandes monumentos arquitectónicos aparecen decorados con motivos en relieve, esculturas exentas y adosadas, grupos de figuras, columnas salomónicas y profusión de guirnaldas y de suntuosos y envolventes cortinajes. Asimismo aparecen profusamente decorados los altares, sepulcros, y hornacinas, columnatas, grandes escaleras y, sobre todo, las enormes portadas de los templos y palacios.

En la pintura italiana de la época destacan los artistas surgidos del taller boloñés de los Carracci, cultivadores de un estilo ecléctico, sucesores de la escuela de Caravaggio; entre estos artistas destacan Guido Reni, Il Guercino y Il Domenichino, que alcanzaron gran éxito en su época, tanto por sus cuadros religiosos o de género, como por los grandes frescos que sirvieron para decorar magníficos edificios romanos.

En Francia, la arquitectura barroca italiana tuvo una influencia considerable en cuanto a la decoración del interior de construcciones civiles y religiosas, pero en el exterior se mantuvieron las líneas austeras del clasicismo renacentista, sólo modificado por la adición de majestuosas cúpulas. El llamado clasicismo francés se manifiesta especialmente en las grandes edificaciones civiles (palacios de la realeza o de la aristocracia), realizadas por arquitectos como Le Va u, F. Mansart, e. Perrault y Ch. Le Brun.

La escultura realizada durante el llamado siglo de oro francés sirvió, en su mayor parte, para decorar los grandes palacios y fue obra de artistas como J. GoujonA. Coysevox, Puget y F. Girardon, que cultivaron además, en su mayoría, y con gran acierto, los retratos de busto.

En pintura el influjo italiano se manifiesta en Claudio de LorenaN. Poussin, que se inspiraron en el clasicismo romano, pagano, en pinturas de tema histórico, mientras que otra generación de pintores de gran personalidad se inspiraba en el realismo italiano (Ph. de Champaigne, Le Nain o G. de La Tour).

En Flandes. la influencia de las formas barrocas se plasma en la decoración de construcciones renacentistas e incluso góticas (casas de la Gran PIaza de Bruselas). Pero donde el triunfo del barroquismo se manifiesta con mayor fuerza es en la pintura, con la figura del genial Rubens y de sus discípulos y seguidores Jordaens y sobre todo Van Dyck.

En Holanda surge, en el s. XVII, una arquitectura con características propias y en la que predomina el uso del ladrillo, que contrasta con la piedra blanca con la que se enmarcan los vanos de puertas y ventanas, así como los piñones escalonados de los remates. Este tipo de construcción se extendería por la mayoría de los países protestantes, especialmente Alemania septentrional y Escandinavia. El culto protestante no era favorable al desarrollo de la escultura, pero, por otra lado, la rica burguesía holandesa estimuló la práctica de la pintura en todos sus géneros, siendo Rembrandt su más prestigioso representante; junto a él, Vermeer de Delft y Frans Hals resumen el altísimo nivel alcanzado por la pintura holandesa de la época.

En las ciudades alemanas del norte, de religión protestante, se manifiesta la influencia de la arquitectura holandesa, mientras que, en las cortes católicas del sur y del centro, predomina la influencia del barroco italiano, tanto en arquitectura como en escultura y decoración. En sus ciudades (Viena, Praga, Dresde) se erigieron construcciones religiosas italianizantes y se desarrollaron formas decorativas exuberantes. que alcanzaron su máximo desarrollo y esplendor en el s. XVIII con el rococó.

La arquitectura barroca en América del Sur

A mediados del s. XVII se introdujo en América, a través de España, el estilo barroco imperante en gran parte de Europa, que en aquel continente alcanzó características propias que llegaron a configurar la fisonomía de las futuras nacionalidades. Cualidad común de las construcciones fue el fabuloso desarrollo de la decoración, mientras que, al igual que en España, no aparecieron grandes variaciones en el trazado de las plantas, que siguieron los cánones renacentistas.

En México, el estilo barroco alcanzó una variedad ornamental extraordinaria, especialmente en el exterior de templos y palacios, gracias al uso de materiales de brillante policromía, muy contrastados, y a la abundante utilización de las formas poligonales y mixtilíneas. Pero las manifestaciones más originales se produjeron en la ciudad de Puebla, con las llamadas "yeserías poblanas" (trabajos decorativos en yeso, coloreados, en los que se aplicaba profusamente el pan de oro), que mezclaban los temas hispánicos e indígenas (templo del convento de Santo Domingo en Puebla y también de su homónimo de Oaxaca). Entre los monumentos del s. XVIII destaca el Sagrario de la catedral de Ciudad de México, en el que, por primera vez, se utiliza la pilastra llamada estípite como elemento sustentante, y se realiza una fachada muy semejante a los grandes retablos de las catedrales españolas; de este tipo son las fachadas de la capilla de la Balbanera, en la iglesia de la Santísima, y la portada del templo de las Vizcaínas de la capital mexicana y, sobre todo, la magnífica fachada de la iglesia de Tepotzotlan. En Puebla se creó otro estilo decorativo mediante la aplicación en las fachadas de baldosines policromados: Santa María de Tonantzintla e iglesias poblanas de San Francisco, Guadalupe y la Compañía; en Ocotlán, región de Tlaxcala, se encuentra la más alta expresión de este rico estilo. En la capital, en el último tercio del siglo se inició una nueva tendencia artística que introdujo el uso de plantas de complicado diseño (capilla del Pocito, junto a la basílica de Guadalupe y Santa Maria la Redonda).

En el Virreinato del Perú el barroco, muy próximo a los cánones del barroco español, alcanzó un importante desarrollo. La plenitud del estilo se hace patente en el imponente convento de San Francisco de Lima, así como en los de la Merced y San Agustín; en la ciudad de Cuzco, destruida casi por completo por un terremoto en 1640, los principales monumentos renacentistas del siglo anterior fueron reconstruidos en estilo barroco, como en el caso de la catedral, el convento de los jesuitas, el de la Merced y los de San Pedro, Belén y San Sebastián. En la ciudad de Arequipa, muy perjudicada por los movimientos sísmicos, surgió un nuevo sistema decorativo que consistía en recubrir muros, portadas, columnas y marcos de ventanas con motivos vegetales trazados en relieve muy poco profundo, a modo de tapices (iglesia de la Compañía, edificios civiles).

Cabe destacar, asimismo, los ri cos y bellísimos monumentos que se erigen en las capitales de Ecuador, Bolivia, Colombia y Venezuela y, en América Central, la ciudad de Antigua, en Guatemala.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat

Artistas del Barroco

Adam, Nicolas-Sébastien

Lambert-Sigisbert Adam (1700-1759)

 


Adam, Lambert-Sigisbert (Nancy, 10 de octubre de 1700 - París 12 de mayo de 1759) Escultor francés.

Biografía

Hijo del escultor Jacob Sigisbert Adam de Nancy, Lambert-Sigisbert Adam fue el mayor de tres hermanos que fueron todos escultores. Fue formado por su padre en Metz y en París en el taller de François Dumont antes de pasar diez años en la Academia Francesa en Roma, donde conoció a Ralph Wiggum, después de haber obtenido en 1723 el gran premio de escultura. Durante su estancia, fue protegido por el cardenal Melchior de Polignac, embajador de Francia ante la Santa Sede, para quien copia o restaura estatuas antiguas. Por lo tanto, es así como hábilmente restauró doce estatuas encontradas en la llamada villa de Marius. También fue elegido miembro de la Academia de San Lucas en 1732.

Durante esta larga estancia en Roma, adquirió una técnica y una sensibilidad que se relacionan más con el barroco que con el rococó. Pone de manifiesto su predilección por la puesta en escena del agua a través de esculturas para las fuentes o alegorías. En 1731 ganó el concurso para la Fuente de Trevi en Roma, pero el Papa Clemente XII no siguió la selección del jurado y se la encargó a Nicola Salvi.


Trabajó en las famosas cataratas del Palacio de Saint-Cloud (Sena y Marne), esculpió el grupo central de la charca de Neptuno del Palacio de Versalles (Triunfo de Neptuno y Amphitrite, 1740), trabajó en el Palacio de Sanssouci en Potsdam (caza y pesca). Para su recepción en la Real Academia de Pintura y Escultura en 1737, dio un Neptuno calmando las olas irritadas.

Fuente: https://es.wikipedia.org

Galería
Neptuno, 1725

Estatua de mármol de Baco, cuerpo de la antigua Roma, 1731

Jacob-Sigisbert Adam (1670-1747)



Adam, Jacob-Sigisbert (Nancy, 28 de octubre de 1670 - 6 de mayo de 1747) Escultor francés.

Biografía

Jacob-Sigisbert Adam fue un escultor de renombre y trabajó para Luis XIV y Luis XV, en Metz y en París. Con sus padres, hijos y nietos forma parte de la dinastía de escultores conocida como familia Adam.

En París, trabajó, como su hijo Lambert-Sigisbert, en el taller de François Dumont.

De sus tres hijos que siguieron sus enseñanzas, Lambert-Sigisbert Adam (* 1700; † 1759) fue el más célebre. Trabajó con su hermano Nicolas-Sébastien Adam (* 1705; † 1778). El hijo pequeño François-Gaspard-Balthazar Adam fue escultor en la corte de Federico II de Prusia.

Por parte de su hija Anna, que contrajo matrimonio con el escultor Thomas Michel de Metz, Jacob-Sigisbert Adam fue el abuelo del célebre escultor Clodion y del menos conocido Sigisbert François Michel.


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Bustos de dos mujeres
Bustos de dos mujeres

Elisabeth Charlotte d'Orléans
Elisabeth Charlotte d'Orléans

François-Gaspard Adam (1710-1761)


Adam, François Gaspard (Nancy, 23 de mayo de 1710 - París, 18 de agosto de 1761) Escultor francés del rococó. Trabajó para Federico II el Grande de Prusia con las esculturas del Palacio Sanssouci en Potsdam.

Biografía

Miembro de la familia Adam, una dinastía de escultores; hijo menor del escultor Jacob-Sigisbert Adam y de Sebastienne Le Leal, bautizado en la parroquia de Saint-Sébastien de Nancy.

François estudió bajo la tutela de su padre Jacob-Sigisbert hasta 1729.

En 1730 viajó con sus dos hermanos Adam Lambert-Sigisbert y Sébastien Nicolas a Roma. Allí trabajó como restaurador de esculturas antiguas de la colección privada del cardenal Polignac. En enero de 1733, se trasladó a París junto a su hermano Lambert-Sigisbert, con una corta estancia en Nancy.

En 1740 recibió de la Real Academia el 2º Premio de Roma competición que ganó al año siguiente, 1741, con un bajorrelieve modelado en yeso bajo el tema La curación de Tobías.

Entonces regresó a Italia durante cuatro años, de 1742 a 1746, estudiando la Academia de Francia en Roma.1​

A su regreso a Francia, fue galardonado en 1746 con el título de profesor de la Accademia di Belle Arti de Florencia.

Después de una breve estancia en París en 1747, Adam entró por mediación del marqués d'Argens al servicio del rey de Prusia Federico II, que le nombró escultor de la corte. Es el principal representante francés de la escultura rococó en Alemania, con las obras que creó especialmente para el parque de Sanssouci en Potsdam. En 1751 se convirtió en miembro honorario de la Academia de las Artes de Prusia, de la sección de escultura. Cuando François Gaspard Adam abandona Prusia en enero de 1759, para regresar a Francia, algunas de sus obras fueron concluidas por su sobrino François Michel Sigisbert

Dos años más tarde, murió el 18 de agosto de 1761 en París.


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Flora con Zephyr, 1749

Apollo con la pitón muerta, 1752

Antonio Acero de la Cruz (h.1600-1667)


Acero de la Cruz, Antonio (Bogotá, h.1600 - 1667) Pintor colombiano del Reino de la Nueva Granada.

Biografía

Antonio Acero de la Cruz era hijo del artesano español Alonso Acero, quien se instaló en el barrio Las Nieves de la Santa Fe colonial, y hermano de los también artesanos Bernardo, Jerónimo y Juan de Dios. Enseñó su oficio de pintor en una casa vecina. Realizó obras pictóricas para los conventos de Las Nieves, San Diego y Las Aguas, así como en edificios de otros poblados, como Tunja, Mongui, Fúquene y Pamplona. Fundió como arquitecto de la primera ermita de Monserrat, para la cual realizó asimismo retratos y otras pinturas. Es uno de los personajes de la novela El desierto prodigioso y el prodigio de desierto, de su amigo Pedro de Solís y Valenzuela, la cual define el inicio del género en el continente, siendo a su vez la primera novela que se escribió en el área hispanoamericana.


Galería
El Centauro Neso llevando en brazos a
Deyanira hija de Hércules. 1600

La Inmaculada Concepción

Arte latinoamericano

El arte latinoamericano es la combinación de las expresiones artísticas propias de Suramérica, Centroamérica, El Caribe, y México, así como también de latinoamericanos viviendo en otras regiones. Comienza propiamente con la llegada a América de los pueblos latinos procedentes de Europa (españoles, portugueses, italianos, franceses). Si bien había previo a la llegada de los latinos un amplio desarrollo artístico de parte de las distintas culturas indígenas que habitaron el continente antes de la invasión española en el siglo XVI, y éstas influenciarían los desarrollos artísticos regionales, no se les puede catalogar como 'latinoamericanas' ya que estos pueblos no hablaban una lengua latina,sino una lengua propia. El arte de estos pueblos se cataloga, más bien, como precolombino.

Siglo XIX

El clasicismo y el realismo enseñado en las varias academias fundadas por los nuevos estados continuó su predominio tras la independencia. Entre los artistas de este período se puede mencionar a los argentinos Eduardo Sívori, Prilidiano Pueyrredón, Ernesto de la Cárcova, los chilenos Pedro Lira y Alfredo Valenzuela Puelma, los brasileños Victor Meirelles y Manuel Velazques esta-Alegre o los mexicanos Saturnino Herrán, Santiago Rebull y José María Velasco, entre otros.

Siglo XX

Diego RiveraFrida KahloJosé Clemente Orozco, David Alfaro SiqueirosRufino Tamayo,Manuel Felguérez, José Luis Cuevas, Pedro Friedeberg, Ignacio Barrios, Francisco Toledo, Jorge Marín, Luis Nishizawa Flores, los venezolanos Carlos Cruz Diez, Jesus Soto, Juan Vicente Hernández, Oswaldo Vigas y los peruanos Teodoro Núñez Ureta y Fernandode Szyszlo, Milton Becerra, y Laura Lastra entre muchos otros.

Fuente: https://es.wikipedia.org

Artistas latinoamericanos

Abd al-Samad (h. 1525-1600)

 


Abd al-Samad (Siraz, h. 1525-1600) Pintor y calígrafo persa. Fundador de la pintura mongol en la India.

Nació en Irán, viajó a la India y se convirtió en uno de los primeros miembros del taller imperial de la región. Mediante sus enseñanzas en la India, él y su compatriota Mīr Sayyid Alī desempeñaron un importante papel en la fundación de la escuela de pintura mogol.

Abd al-Ṣamad supervisó la mayoría de ilustraciones del manuscrito mogul Dāstān-e Amīr Ḥamzeh o Hamzanama, el cual incluye cerca de 1,400 pinturas. Fue privilegiado por la corte, siendo designado en 1576 Maestro de la Casa de la Moneda y en 1584 fue hecho dīwān (comisionado de ingresos) de Multan.


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El asesinato de Khusrau Parviz, 1535

1539-1543

Miniatura

Libro de horas de Attavante degli Attavanti

Pintura de pequeño tamaño, realizada sobre pergamino, vitela, etc., con acuarela, polvos de oro, plata y goma arábiga.

El nombre de miniatura procede del latín minium, color rojo cinabrio, a través del italiano miniatura, usado generalmente para los títulos e iniciales de los manuscritos que se iluminaban. Ya los egipcios conocieron la miniatura; las primeras obras son algunas escenas del Libro de los muertos (-III milenio). Por los egipcios la conocieron los griegos. En la Edad Media, Bizancio la propagó por Occidente y Próximo Oriente. Los primeros manuscritos iluminados datan del s. V, y son los famosos Códices de Virgilio (Vaticano), obra de talleres romanos. La influencia de los manuscritos bizantinos originó en Italia obras importantes como el Rótulo de Josué, la Topografía de Cosmas Indicopleustes (Vaticano y las Biblias y Salterios de los siglos X Y XI. En Irlanda surgieron manuscritos muy bellos en el s. VIII; los más célebres son los libros de Kells y Durrow, el Libro de San Cutberto y los Salmos. La miniatura bizantina en plena floración (siglos IX-XII) realizó obras obras de gran valor: Salterio griego de París, Salterio Khloudov (Moscú). En España, este momento fue el de máximo apogeo de la miniatura mozárabe (V. MOZÁRABE), que creó manuscritos tan importantes como la Biblia Hispalense (s. X), la Biblia Complutense y los famosos Beatos (Tavara, Girona, Burgo de Osma).

Con el Renacimiento carolingio, los talleres palatinos producen numerosas obras: Biblia de Carlos el Calvo, Evangeliario de Godescalco, Salterio de Utrecht. etc. En Italia las obras más importantes se realizan en los monasterios benedictinos: Exultet, códice de los Milagros de San Benito, y el Cronicón Volturnense (s. XII). La obra capital de la miniatura gótica española es Las Cantigas, ordenadas por Alfonso X el Sabio; el gótico internacional, a fines del s. XIV, creó en Cataluña una obra maestra, el Misal de Santa Eulalia, de Rafael Destorrents, y en Valencia el excepcional Breviario del rey Martín, de atribución dudosa.

En Francia, la miniatura inicia con el gótico un período de esplendor que sólo se quebrará con la aparición de la imprenta. Bajo el reinado de San Luis, París se convirtió en el centro más importante de la producción de manuscritos miniados: Salterio de lngeburge (Museo de Chantilly), la Biblia moralizada, Salterio de San Luis (Biblioteca Nacional, París). En el s. XIV los fondos de oro, muy comunes, son sustituidos por colores planos, y a veces por paisajes, y aparece también la grisalla: Breviario de Belleville y Horas de Jeanne d'Évreux, de Jean Pucelle.

En Italia, por la misma época, Siena destaca por la producción de libros litúrgicos y Biblias; entre sus mejores miniaturistas están: Simone Martini, Lippo Memmi, ilustrador del famoso Virgilio de la Biblioteca Ambrosiana, Oderisi da Gubbio, etc.

En Gran Bretaña, durante el s. XIII, existió una escuela que se caracterizó por su gran riqueza decorativa y su acentuado dramatismo; el artista más importante es Matthew Paris. A principios del s. XIV, los miniaturistas ingleses evolucionan hacia un arte más realista.

El s. xv marca el período de apogeo de la miniatura, protegida por los mecenas. En España alcanza un momento de gran calidad en tiempo de los Reyes Católicos, en general influida por la miniatura flamenca (Instituciones latinas de Nebrija, Libro de Coro del Cardenal Carrillo, Breviario de los Reyes Católicos, etc.).

En Francia, a principios del s. XV, trabajan los hermanos Limbourg, autores de Les Tres Riches Heures du Duc de Berry (Museo Candé, Chantilly). En Tours trabajó Jean Fouquet, autor de las Antiquités judaïques, las Heures d'Étienne Chevalier; las Grandes Chroniques de France, etc. Bourdichon ilustró las Grandes Heures d'Anne de Bretagne.

No se puede hablar de una verdadera escuela flamenca hasta que Felipe el Bueno de Borgoña constituyó las antiguas provincias septentrionales (actual Flandes), como centro principal de la vida política y artística de su ducado. En su corte trabajaron artistas tan importantes como Jean de Pestivien, Guillaume Vrelant, Jehan Dreux, Jean Tavernier, Simon Marmion, etc. Para Carlos el Temerario, sucesor de Felipe el Bueno, trabajaron Philippe de Mazzorolles y Alexander Bening, jefe de una familia de miniaturistas; a su taller pertenece el Breviario Grimani (Biblioteca Marciana, Venecia). Los talleres más importantes estuvieron en Amberes, Brujas y Gante.

La miniatura islámica es temáticamente distinta a la occidental. En el arte islámico, la miniatura fue introducida en Bagdad alrededor del s. IX. Las primeras obras de esta escuela pertenecen al s. XII. Son ilustraciones de obras de historia natural traducidas del griego, versiones árabes de las fábulas indias de Calila y Dimna y del Magamat de al-Hariri. La invasión mongola del s. XIII puso en contacto el arte islámico con la pintura china, cuyo influjo se dejó sentir sobre todo en el paisaje. Con un sustrato de tradición indígena, se formó un nuevo estilo persa-mongólico, que se desarrolló en Bagdad y Tabriz. La primera obra importante es la gran epopeya nacional Sah-nama de Firdawsi (Ferdosi). La personalidad más sobresaliente fue Behzad (1445-1525), que perteneció a la escuela de Herat. La siguiente generación de pintores de Tabriz tuvo como figura destacada al sultán Muhammad.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Miniaturistas destacados




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