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Museo Nacional de Beirut


Barco de Tarso (Museo Nacional, Beirut). En el relieve de este sarcófago del siglo 1 a.C. se puede apreciar una buena muestra de la estructura técnica de los veleros mercantes fenicios.  
Fue un oficial del destacamento francés activo en el Lí bano, Raymond Weill, quien dio inicio en 1919 al Museo Nacional de Beirut con la serie de antigüedades que expuso en una sala del edificio de los "Diaconesses allemandes" en la calle Georges Picot, en Beirut, tomando el carácter de museo provisorio.

   Un comité fundador creado en 1923 emprende una colecta de fondos en vista de construir un museo en un terreno situado sobre la calle Damas. El proyecto, presentado por los arquitectos Antaine Nahas y Pierre Leprince Ringuet, fue retenido por la comisión de examen, reunida bajo la presidencia de Bécahra el Khoury, entonces presidente del Consejo y Ministro de Instrucción Pública y de Bellas Artes de la República Libanesa. Los trabajos comenzaron en 1930 y acabaron en 1937. La inauguración oficial tuvo lugar el 27 de mayo de 1942 y estuvo a cargo de Alfred Naccache, presidente de la República Libanesa.

   En 1937, el Emir Maurice Chéhab, entonces conservador del Museo de Beirut, anunció que el Museo Nacional agruparía a partir de ese momento todas las antigüedades recogidas en el territorio libanés. Hasta 1975, en vísperas de los sucesos del Líbano, los visitantes pudieron admirar objetos que cubrían un período de cronológico muy largo, desde la prehistoria hasta el siglo XIX de nuestra era.
 Divinidad sedente (Museo Nacional, Bei-
rut). Inspirados por la estética primitivis-
ta de algunos de los pueblos del viejo con-
tinente con los que acordaron tratos co-
merciales, los escultores fenicios realiza-
ron muchas figuras con rasgos africanoi-
des, como los de esta estatuilla votiva. 

   Desde entonces, la colección se enriqueció de material proveniente de estudios realizados durante medio siglo en territorio libanés que incluían sarcófagos, mosaicos, joyas, monedas y cerámica, utensilios y armas, etc. Si el Museo Nacional de Beirut ha sido considerado uno de los más ricos de Medio Oriente, su fuerza proviene del hecho de que emana de la Dirección Nacional de Antigüedades: en efecto, los estudios que realiza ésta última permiten enriquecer continuamente las colecciones expuestas.

   No obstante, en 1991, coincidiendo con el fin de la guerra, el Museo Nacional de Beirut quedó en gran parte devastado: los obuses resquebrajaron y en algunos casos hasta derrumbaron muros enteros; las goteras se extendían sin remedio y los milicianos, que durante algún tiempo tomaron su interior como si de una fortaleza se tratara, dejaron un triste rastro de graffiti por sus paredes. Esta situación se agravó con numerosos y reiterados incendios, que acabaron con un sinfín de documentos y cartas de gran valor histórico para siempre. A pesar de todo, tras el concurso de distintas administraciones y la generosa contribución tanto de particulares como de distintas asociaciones, el Museo Nacional de Beirut pudo ser finalmente restaurado y rehabilitado, adoptando de así el aspecto que exhibe en la actualidad.

   La colección permanente del Museo Nacional de Beirut se divide por períodos en: a) Prehistoria (hasta 3200 a.C.); b) Edad de Bronce (3200 a.C.-1200 a.C.); e) Edad de Hierro (1200 a.C.-333 a.C.); d) período helenístico (333 a.C.-64 a.C.); e) período romano (64 a.C.-635); f) período bizantino (395-636) y g) de la Conquista Árabe al período mameluco (635-536).

Fuente: Texto extraído de Historia del Arte. Editorial Salvat

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