Uno
de los aspectos más originales del arte helenístico fue la creación de
mosaicos, los cuales llegaron a tener una perfección considerable, sobre todo
por lo que concierne a su composición y colorido. Los romanos heredaron del
mundo helenístico el arte musivario, conocido ya de los griegos, y lo emplearon
especialmente en los pavimentos. Gran parte representaban dibujos decorativos,
pero algunos llegaron a desarrollar grandes composiciones. El ejemplo más
insigne es el que representa la batalla de Alejandro contra Darío.
Sin embargo, fue el período helenístico,
principalmente la corriente alejandrina, la que reflejó una temática nueva: los
temas egipcios, nilóticos especialmente. En general, son paisajes en los que
abundan animales y plantas típicos de la flora y fauna egipcia. Estos paisajes
nilóticos se inspiraban en la vida en torno a las orillas del río Nilo. El
ejemplar más importante dentro de este grupo de asuntos nilóticos es el llamado
Mosaico Barberini o Paisaje del Nilo
hallado en Palestrina, la antigua ciudad de Praeneste, muy cerca de Roma, hacia
el año 1600, y conservado en el Palacio Barberini de esta ciudad.
Este magnífico mosaico alejandrino es el
mayor y mejor representante de la serie de temas nilóticos. Estas escenas se
convirtieron en el mundo romano en un género popular, ya que, a lo largo de la
historia, el paisaje de río Nilo y las imágenes de los que en sus orillas podía
suceder, mantendrían una enorme repercusión en la iconografía artística. La
extensa área del pavimento del Paisaje
del Nilo está llena de pequeñas escenas, aparentemente aisladas entre sí,
que se desarrollan entre rocas, palmeras, lotos y toda una diversidad floral
característica del mundo egipcio.
También aparece una multitud de animales
típicos de la fauna egipcia. Están presentes hipopótamos, leones, cocodrilos, rinocerontes,
jirafas, monos, serpientes, flamencos. cigüeñas, hienas, etc. Cada uno de estos
animales que compone esta especie de parque zoológico lleva adjunto su nombre
en lengua y alfabeto griego. Incluso se puede admirar animales fantásticos como
el compuesto con cabeza y busto femenino. El gusto por lo exótico, por lo
pintoresco, por las rarezas y curiosidades fue captado por el artista y
reflejado en la obra.
En la mitad inferior se han figurado varias
escenas de género componiendo minúsculos cuadritos en los que se ven cabañas de
pastores, palacios, templetes, barcas, navíos de vela, castillos, etc., poblado
todo por pastores, soldados, sacerdotes egipcios, cazadores, pescadores, etc.
En definitiva, se contempla una abigarrada
mezcla de personas, animales, plantas y edificios diversos, distribuido todo
por un dilatado ambiente paisajístico donde la amplísima corriente del Nilo,
que discurre entre escarpadas orillas, islas rocosas, peñas o llanuras, va
dejando su huella.
Aunque desgraciadamente hay muchas partes
restauradas, el conjunto es una excelente muestra de la musivaria
helenística-alejandrina de comienzos del siglo I a.C.
El Paisaje
del Nilo es un mosaico nilótico procedente de la antigua Praeneste, del
siglo I a.C., y conservado en el Palacio Barberini de Roma.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.