Realismo. Escuela de Barbizón.
Díaz de la Peña, Narcisse Virgile, (Burdeos, 20 de agosto de 1808 - Menton, Alpes Maritimes, 18 de noviembre de 1876) Pintor francés. De origen español, tras realizar varios viajes por Europa se instaló en París, donde se aficionó pronto a la pintura. Hacia 1835 su estilo y gran parte de sus temas quedaron definidos por su trato con pintores como Théodore Rousseau y otros, que establecidos junto al bosque de Fontainebleau, conformaron la llamada Escuela de Barbizon. Tanto sus paisajes como sus composiciones con figuras humanas se caracterizaron por un gran detallismo e intensidad de color, que influyó directamente en la pintura impresionista posterior.
Sus padres, de origen español, habían abandonado su país tras Napoleón Bonaparte, cuando los ejércitos de éste fueron derrotados en la Península Ibérica. Sus padres murieron pronto y Narcisse Virgile fue adoptado por un pastor de Bellevue (cerca de París). En su niñez fue mordido en la pierna por una víbora; la herida, infectada, obligó a amputar la pierna dañada. No obstante, ello no le impidió viajar: estuvo un tiempo en Inglaterra y, de nuevo en Francia, en el Languedoc; luego entró como aprendiz en el taller de porcelana de Arsène Gillet, en París. Allí conoció a numerosos pintores: Jules Dupré (nieto de Gillet), Auguste Raffet, Constant Troyon, etc.
Aficionado por entonces a la pintura, estudió los cuadros de algunos artistas expuestos en el museo del Louvre, copió y se inspiró en cuadros de Correggio y de Prud'hon (como en Venus y Adonis o Ninfa durmiente), y realizó algunas obras en que representó los alrededores de París, flores y bodegones. Hacia 1827 recibió lecciones de pintura de François Souchon. El año de 1831 fue clave en su carrera: envió su primer cuadro al salón de pintura de la ciudad y trabó estrecha relación con Jean-Baptiste Corot, Honoré Daumier, Jean-François Millet, Théodore Rousseau y otros; los años siguientes continuó enviando obras al Salón: Claude Frollo y Esmeralda (1834), Venus desarmando a Cupido (1837). Realizó también cuadros de tema oriental inspirados en Delacroix y Decamps (Niños del Este), y de género (En un jardín turco), que eran ya muy luminosos.
Desde 1835 frecuentó el bosque de Fontainebleau, coincidiendo en la pequeña aldea de Barbizon con otros muchos pintores: Théodore Rousseau, que se estableció allí ese año, y luego con varios más que les hicieron compañía (Charles Daubigny, Jean François Millet, Charles Jacque, etc.). Todos ellos conformaron la que se llamó Escuela de Barbizon, de la que Díaz de la Peña fue uno de sus máximos representantes. Pintó varias composiciones de árboles a imitación de Th. Rousseau y de clara referencia holandesa: Barca cruzando con la puesta de sol y Vista de las gargantas de Apremont (ambas enviadas al Salón de 1837). Se definía ya un estilo que destacaba por el tratamiento de la luz atravesando espesos bosques de encinas, formando penumbra en derredor. El color que aplicaba, especialmente a partir de 1844 y acentuándose con el tiempo, era prácticamente puro, salvo rápidas pinceladas matizadoras. Para realizar sus pinturas tomaba primero bocetos muy detallados del natural, que luego eran el fundamento de los lienzos.
Su obra Jauría en el bosque de Fontainebleau (1848) tenía ya la intensidad cromática característica, así como la posterior Bosque de Fontainebleau (1857). El cuadro Los gitanos (1850-51), con parecido tratamiento de gran luminosidad que el dado a los paisajes, es muestra de otra de sus líneas temáticas. Una tercera fue la representación de las escenas de género de moda en su época, pero siempre con su estilo particular: El payaso, Venus con Cupido (1851). Desde 1860, a causa de la comercialización de sus obras, fue poco creativo, y recibió por ello algunas críticas. No entrar (1859), obra de tanta calidad como sus mejores cuadros, fue la última que envió al Salón de París. Sus siguientes cuadros de paisajes, muy realistas, mostraban un dramatismo saturado, obtenido con juegos de luz: Charca bajo los robles, Altos de Le Jean de París (1867), Tormenta amenazadora (1870). Una de sus últimas obras fue Maleza (1874).
En 1844 y 1846 obtuvo sendas medallas por sus pinturas, y en 1851 recibió la de primera clase. Monticelli fue discípulo suyo. Díaz de la Peña fue uno de las más directos precursores de los impresionistas de fin de siglo, muchos de los cuales (Bázille, Monet, Renoir, Sisley) le conocieron en 1863 y admiraron su luminosidad.
Fuente: Texto extraído de www.mcnbiografias.com
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