Nacido en Boston, en el seno de
una familia de raíces francesas e irlandesas, Louis Henry Sullivan (1856-1924)
fue uno de los máximos exponentes de la denominada Escuela de Chicago.
Durante su período de formación,
Sullivan trabajó en los despachos de Frank Furness en Filadelfia y William Le
Barón Jenney en Chicago, y posteriormente se embarcó rumbo a París en 1874,
deseoso de conocer el manantial originario de las nuevas teorías de la
arquitectura. En Francia conoció la obra y el pensamiento de Viollet-le-Duc y,
fascinado por las experiencias de pintura mural que éste había llevado a cabo
para la decoración interior del castillo de Pierrefonds en las postrimerías del
Segundo Imperio e influido por su experiencia parisina en el taller del
racionalista Auguste Vaudremer, volvió a su país con nuevas ideas, de las
cuales una célebre frase es su más exacta traducción: Form follows function (la forma es resultado de la función).
En el proyecto de los Almacenes Carson, Pirie & Scott (entrada), construidos entre 1899 y 1904, Louis H. Sullivan demostró su confianza en la composición de tipo geométrico, que armoniza con el carácter funcional del edificio. En esta obra se sintió inclinado a subrayar el ritmo de las ventanas, todas iguales en las seis plantas tipo originales, limitándose a construir el último piso más bajo, con los cerramientos retirados, disposición que se alteró en posteriores ampliaciones dando el mismo tratamiento simplificado a todo el conjunto.
La situación que encontró Sullivan en su país, a su regreso de París, estaba determinada por una dualidad: una nación abierta a algo nuevo, pero ligada todavía al imperialismo europeo y decidida a asumir e imitar las formas y estilos del viejo continente. Los arquitectos americanos habían sustituido el greek revival por el neogótico, y los textos de Ruskin, Pugin y Viollet-le-Duc sustituyeron a los de Palladio, Adamy Winckelmann. El historicismo seguía presidiendo los razonamientos y las soluciones constructivas en este país. Pero por otro lado, los altos precios del suelo urbano, los nuevos materiales de construcción y los avances tecnológicos, en especial el ascensor y la estructura de acero, facilitaban el desarrollo de nuevas soluciones formales y estructurales con la aparición del edificio de gran altura.
El Auditorium Building de Chicago, realizado por Adler y Sullivan entre 1887 y 1889, es decir, en pleno apogeo de la Escuela de Chicago. Este vasto y complejo edificio contenía, además del Auditorium, un sector para despachos y un gran hotel con soberbia escalinata. Los arcos monumentales románicos que dominan la fachada se inspiran en la obra de Richardson, pero el interior del auditorio es una de las creaciones más originales de la época.
Ante estas perspectivas, Sullivan
decidió dedicar sus esfuerzos a la creación de un lenguaje constructivo acorde
con la ciudad y las nuevas necesidades generadas en ella durante los últimos
años. Se asoció con el ingeniero Dankmar Adler, hombre de gran reputación por
sus conocimientos técnicos, creando la firma Adler & Sullivan. Sus primeros
encargos fueron pequeñas residencias y oficinas, almacenes y tiendas en los que
comenzó a experimentar el nuevo estilo constructivo. Desde una perspectiva
técnica, Sullivan trató de descubrir la correcta utilización de las estructuras
metálicas y de resolver los problemas de cimentación en el fangoso subsuelo de
Chicago, así como los de acondicionamiento (luminosidad, circulación vertical y
climatización); desde el punto de vista estético, se preocupó especialmente por
la expresión de la estructura metálica al exterior y por la unificación
compositiva, utilizando proporciones, escala, ritmos y ornamentos apropiados al
tamaño y a las funciones del edificio.
Wainwright Building de Saint Louis, de Louis H. Sullivan. Este maestro emblemático de la Escuela de Chicago defendió la idea de una arquitectura nueva genuinamente estadounidense y la de que todo arte debe fundarse en una metodología científica, de modo que las dimensiones estructurales determinen «las bases para la configuración artística del exterior», tal como se percibe en el sólido volumen del edificio Wainwright.
El Borden Block (1879-1880), el
Rothschild Store (1880-1881) y el Troesher Building (1884), construidos por
Sullivan en Chicago, ejemplifican su búsqueda de un lenguaje apropiado para los
altos edificios de oficinas. Sus dudas entre horizontalidad y verticalidad,
pilares y maineles, realismo estructural y pintoresquismo ornamental son
patentes en estas primeras obras.
La fama de Adler & Sullivan
empezó con el Auditorium Building de Chicago, un edificio con una sala I
permanente para ópera, baile y conciertos que iba a ser la obra más importante
de la ciudad. Al auditorio se le añadió un hotel, unas oficinas y un
restaurante con el fin de hacer más rentable el proyecto. Adler se encargó de
las soluciones acústicas y técnicas, Sullivan de su organización compositiva y
estética. En la fachada se entrevén las formas claras y simples influidas por
Richardson en la obra de Sullivan; el barniz estilístico del conjunto no oculta
su uniformidad rítmica. La decoración se atenúa hasta casi desaparecer, la
ornamentación interior sigue el gusto de su arquitecto por las formas
orgánicas.
Cornisa y ventanas del Wainwright Building de Saint Louis, de Louis H. Sullivan. A partir de su idea de que «la forma es el resultado de la función», Sullivan empleó en sus edificios más altos recursos ornamentales superficiales, pero de una gran riqueza, con el propósito de aligerar las masas de las fachadas confiriéndoles una armonía rítmica sin alterar sus líneas principales.
La forma estética apropiada para
el edificio alto de oficinas lo halló Sullivan en el Wainwrigth Building de
Saint Louis (1890-1891) y la perfeccionó en el Guaranty Trust Building de
Buffalo (1894-1895).Tras un análisis de los requerimientos de este tipo de
edificios, y ayudado por sus conocimientos en la composición clásica, llegó a la
conclusión de que el problema de las fachadas tan altas radicaba en hacer de
ellas un todo comprensible y no una desmadejada colección de pisos y columnas.
Los dos edificios muestran su maestría en el dominio de la masa, el ritmo y el
ornamento.
En 1895 se disolvió la compañía
Adler & Sullivan y se inició un período difícil para la carrera de
Sullivan. Durante esa época
escribió sus obras y artículos fundamentales: Kindergarten chats (1901), Autobiography
of an idea (1922-1923), A system of
architectural ornament according with a philosophy of man’s power
(1922-1923). En las pequeñas ciudades de provincia encontró una nueva
clientela; el National Farner’s Bank de Owatonna fue uno de los primeros
encargos de este período y en él realizó su mejor proyecto de interior,
diseñando incluso los muebles y lámparas.
Entrada principal del Farmers and Merchants Union Bank, de Louis H. Sullivan. Este edificio no sólo es una obra magistral por su unidad volumétrica y formal, sino también por la audacia de los elementos decorativos de su fachada en la que se hace patente las formas estéticas propias del modernismo europeo, no exentas de cierto barroquismo, a pesar de que reclamaba prescindir de los ornamentos para apreciar los edificios en su <<agradable desnudez».
Pero después de este logro, sus
obras parece que fueron a menos. El ornamento perdió el sentido orgánico para
hacerse independiente de la estructura y de los materiales, y fue aplicado
arbitrariamente. La ley de Sullivan era ajena a las dos teorías que habían sido
los gérmenes de la arquitectura moderna: romanticismo y mecanicismo. Sobre las
sólidas bases establecidas por el arquitecto Richardson, Sullivan puso la
piedra fundamental de la nueva arquitectura orgánica, cuyo principal creador
sería uno de sus discípulos, Frank Lloyd Wright.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.