Morisot, Berthe Marie Pauline
(Bourges, 14 de enero de 1841-París, 2 de marzo de 1895) fue una pintora
francesa, fundadora y figura clave del movimiento impresionista.
Desarrolló una carrera artística
profesional durante más de tres décadas, exponiendo desde los 23 años en Salón
de París, e incorporándose más adelante a la vanguardia de las exposiciones
impresionistas comenzadas en 1874, de las cuales también participaron Claude
Monet, Edgar Degas y Pierre-Auguste Renoir, entre otros.
Sus esfuerzos por plasmar las
sensaciones de visión mediante una compleja red de pinceladas quebradas la
colocaron en la vanguardia de su época. Su pintura, muy ligada a su propia vida
y a la de las personas que la rodeaban, muestra su entorno tal y como ella lo
veía, con una gran naturalidad.
A pesar de que hasta finales del
siglo XX, la historia del arte había relegado su historia y participación a un
segundo plano, tanto su talento como su habilidad le valieron el respeto y
reconocimiento públicos de sus colegas varones contemporáneos, logro por lo
demás inusual para las mujeres de la época. Su voluntad de romper con la
tradición, la trascendencia de sus modelos y su capacidad la convierten, para
algunos autores, en “la gran dama de la pintura”
Primeros años y formación
Berthe Morisot nació en Bourges,
el 14 de enero de 1841, en el seno de una familia de la alta burguesía. Fue la
tercera hija del matrimonio de Marie-Joséphine-Cornélie Thomas, proveniente de
una familia de tesoreros y pagadores del Estado, y Edmé Tiburce Morisot
(1806-1874) quien era entonces funcionario del gobierno local. Tuvo dos
hermanas mayores, Yves (1838-1893) y Edma (1839-1921) y un hermano menor,
Tiburce (1848-?).
Su familia se mudó varias veces
debido al trabajo de su padre, hasta que en 1852 se radicaron en Passy, en
aquel entonces un suburbio rural al oeste de París, ciudad donde Morisot
permaneció hasta su muerte. Fueron precisamente sus padres, interesados por la
música y las artes, quienes animaron a Berthe y a su hermana Edma a iniciarse
en estas, inscribiéndolas en clases privadas de dibujo en 1857. Sus tutores
fueron el artista neoclásico Geoffroy Alphonse Chocarne (1797-c.a), pintor de
la escuela de Dominque Ingres; y más tarde Joseph-Benoît Guichard (1806-1880),
quien fue solicitado por las hermanas, deseosas de una formación profesional.
Este último les dio conocimientos clásicos, y las animó a iniciarse como
copistas en el Louvre. Al percatarse de su talento, advirtió a su madre de las
consecuencias que el mismo podría acarrear.
A la edad de 20 años, Berthe y
Edma Morisot conocieron a Camille Corot (1796-1875), importante paisajista de
la Escuela de Barbizon, con quien estudiaron hasta 1862. Su forma de captar y
plasmar la realidad a través del color y la luz tendría una gran influencia en
la obra de estas artistas y daría paso a nuevas formas de expresión. Además,
las introdujo en la técnica del plein-air o pintura al aire libre, bajo la cual
Berthe realizó sus primeras obras serias, y permitió que ambas trabajaran con
él en su casa de Ville-d'Avray durante el verano de 1861.
Inicios de su carrera
profesional
La primera participación de las
hermanas en el Salón de París fue en 1864, con dos paisajes admitidos, cuando
Berthe contaba con tan solo 23 años. A partir de allí, ambas continuaron
exhibiendo continuamente; Edma hasta 1869, fecha de su casamiento con el
oficial de la marina Adolphe Pontillon (lo que significó su retirada de la
pintura), y Berthe hasta 1873, año en el que pasó a incorporarse a la
vanguardia emergente que luego se denominaría Impresionismo.
Su incorporación se dio en
principio gracias a que en 1868 conoció a Édouard Manet en una sesión de
copiado en el Louvre, con quien estableció una prolongada amistad y un continuo
intercambio a nivel profesional. Este la pintó en más de una decena de sus
cuadros entre 1868 y 1874, convirtiéndola en uno de sus más frecuentes temas,
tanto en retratos como en obras de gran formato, como el caso de El balcón (el
cual generó algunas polémicas, debido a los rumores que se formaron alrededor
de la figura de Morisot como supuesta femme fatale, aunque es sabido que la
artista siempre posó acompañada por su madre) que, pese a su elegancia, fue
tildado de vulgar por los caricaturistas coetáneos del pintor.
Sumado a esto, su amistad con
Manet le permitió conocer de primera mano los primordiales debates sobre el
arte moderno y la realidad cotidiana, que solían ser discutidos en el Café
Guerbois, lugar vetado para las mujeres. Gracias a las conversaciones que
mantenía con este y otros artistas en las veladas de los martes en casa de su
familia, y en las de los jueves, en casa de Manet (a las que solían asistir los
hermanos de este, Eugène y Gustave, así como destacados intelectuales y
pintores, como Charles Baudelaire, Edgar Degas, Zacharie Astruc y Alfred
Stevens), Morisot consiguió acercarse a los círculos artísticos del momento,
acercando sus intereses a los del futuro grupo impresionista y comenzando a
pintar temas de temáticas domésticas de la vida moderna que mostraban su
dominio de la pintura al aire libre.
En 1870, y tras el estallido de
la guerra franco-prusiana, Morisot y Manet fueron algunos de los artistas que
decidieron quedarse en París. Con la llegada del invierno, la salud de Morisot
se resintió debido al hambre y el frío, por lo que decidió trasladarse con sus
padres a Saint-Germain-en-Laye, y posteriormente a Cherburgo para reunirse con
su hermana Edma. Allí volvió a retomar la pintura por primera vez desde el
inicio de la guerra, tomando a su hermana y sus sobrinos como modelos para
muchas de las que fueron sus obras más emblemáticas, como Mujer y niño sentados
en el prado (1871), La cuna (1872) y En un banco (1872).
Es en esta época en la cual su
estilo se va perfilando claramente. La artista comenzó a captar en el lienzo
las impresiones de felicidad familiar, tanto en escenas de interior como al
aire libre; reuniones familiares de carácter íntimo o la cultivada vida de sus
parientes, con un estilo pictórico que fue progresivamente espontáneo y suelto.
Tuvo una predilección por los colores claros y es conocida por su manejo único
del blanco, además de su interés por la expresión psicológica de sus modelos.
En 1872, además, vendió 22
pinturas al famoso comerciante y promotor parisino Paul Durand-Ruel, hecho que
marcó otro hito en su carrera como artista profesional.
Apogeo e impresionismo
Con el fin de la guerra, Morisot
volvió a París para continuar con su carrera artística, preparando las obras
que presentaría en el Salón de 1873. Sin embargo, el jurado ultraconservador de
ese año solo aceptó uno de sus pasteles, negando también la participación de
Monet, Camille Pissarro y Alfred Sisley, entre otros. El malestar causado entre
los artistas derivó en la creación, en diciembre de 1873, de la Sociedad
Anónima de Pintores, Escultores y Grabadores, que pudo por fin organizar una
exposición independiente en la primavera de 1874. Uno de sus fundadores, Edgar
Degas, invitó a Berthe a exponer, y tras aceptar, la pintora materializó su
integración oficial a la vanguardia impresionista, a través de cuatro óleos
dentro de dicha exposición, inaugurada el 15 de abril de 1874 en el antiguo
taller del fotógrafo Nadar, ubicado en el IX Distrito de París.
Morisot, luego de Camille
Pissarro, fue la pintora cuyas obras integraron más exposiciones impresionistas
originales, faltando solo a una, en 1879, luego de que nació su hija Julie. Su
habilidad para captar el gusto del público está sugerida por el hecho de que su
trabajo fue muy popular durante toda su vida, incluso en ocasiones vendiendo
más que muchos de sus contemporáneos varones, como Degas, Monet o Sisley.
Sin embargo, al igual que Mary
Cassatt, Eva Gonzalès o Marie Bracquemond, Berthe Morisot fue relegada a un
segundo plano por los historiadores del arte, más específicamente a la
categoría de artistas femeninas, por su temática de la vida cotidiana (mujeres,
niños y escenas domésticas). Sin embargo, como mandaba la doctrina
impresionista, Morisot pintaba la inmediatez, lo que veía en su vida normal, de
la misma forma que sus colegas masculinos, pero con una óptica diferente. Como
una mujer de la alta burguesía, estaba habituada a escenas domésticas, deportes
campestres y un amplio círculo de mujeres y niños, ya que el mundo masculino
les estaba vetado. A pesar de esto, la figura de Berthe Morisot, junto a las de
otras maestras de la pintura, quedó ensombrecida por el conjunto del movimiento
y en especial de los pintores masculinos.
Madurez artística
El 22 de diciembre de 1874, a la
edad de 33 años, se casó con Eugène Manet, hermano de su compañero artista.
Eugène era un pintor aficionado y estaba muy introducido en los círculos
literarios y políticos. Aunque nunca desempeñó un trabajo concreto, apoyó
siempre la carrera artística de su mujer, ayudándola a organizar e instalar sus
exposiciones.
En 1875, Morisot y su esposo
viajaron unos meses a la Isla de Wight, en Inglaterra. Durante la estancia en
la isla, y contraviniendo las normas establecidas de equilibrio en la
composición y definición de contornos, empezó a desarrollar una especie de nueva
‘taquigrafía visual’ de pinceladas cortas y rápidas para pintar lo que tenía
delante, fueran objetos o personas. Plasmó el movimiento y la caída de la luz
trazando rayas discontinuas de pintura con la superficie del pincel, rápidas
líneas con la punta del mismo, y rayando la pintura con el mango. Ninguno de
sus colegas impresionistas había trabajado de una manera tan experimental.
El 14 de noviembre de 1878
Morisot tuvo a su única hija, Julie Manet, que fue su modelo predilecta en
muchas de sus obras, desde su infancia hasta su adolescencia, e incluso también
posó para algunos de sus colegas como Manet y Pierre Renoir.
En torno a 1885, adquirió la
costumbre de organizar reuniones sociales, generalmente cenas, a las que solían
asistir sus compañeros impresionistas y su amigo el poeta Stéphane Mallarmé,
entre otros. En esta época además, afianzó su amistad con Renoir, tras la
muerte de Édouard Manet. Los dos sentían una gran admiración por la pintura
francesa del siglo xviii (en esta época Morisot hizo una copia de gran formato
de una cuadro de Boucher) y ambos abordaban temas similares. Tras visitar el
estudio de Renoir en 1886, Morisot se inspiraría en algunos de sus dibujos para
hacer los estudios preliminares de algunas de sus posteriores pinturas
figurativas.
En esta misma época empezó a
hacer estudios de desnudos empleando distintas técnicas, como el pastel, el
carboncillo y el grabado a punta seca, los cuales se verían reflejados en la
última Exposición Impresionista, celebrada en 1886, donde presentó once óleos,
además de una serie de acuarelas, dibujos y abanicos decorados. Uno de estos
cuadros, Mujer arreglándose (1875), mostraba un momento muy íntimo de la
toilette diaria de una dama, recordando sus anteriores pinturas de interiores.
Además de participar en las
mismas, Morisot expuso también en Londres y por primera vez en Nueva York con
Durand Ruel, en la “American Art Association”, el 10 de abril de 1886,
confrontando al público estadounidense con la estética del impresionismo por primera
vez, y alcanzando un éxito insospechado. Sumado a esto, en febrero de 1887
participó en una exposición organizada en Bruselas por un grupo de artistas
llamado Los XX, presentando cinco cuadros.
Últimos años
Morisot logró exponer
individualmente en vida, hecho que da cuenta del alcance y respeto que
suscitaba como artista. Su primera exposición individual se celebró en la
galería Boussod y Valadon en 1892, y gozó de un rotundo éxito. En ese año
también sucedió la muerte de su esposo, Eugène Manet, en 1892, y posteriormente
la de su hermana Yves en 1893.
En 1894 viajó a Bruselas para ver
una gran exposición colectiva organizada por La Libre Esthétique, en la que
presentó cuatro cuadros. Durante ese año, el Estado francés compró por primera
vez una pintura suya, La jovencita vestida de gala.
La artista falleció el 2 de marzo
de 1895, a los cincuenta y cuatro años, a consecuencia de una congestión
pulmonar. Fue enterrada el 6 de marzo en el panteón familiar del cementerio de
Passy en París, junto a su marido Eugène y su colega artístico y cuñado Édouard
Manet.
El año después de su muerte, sus
amigos artistas, incluyendo Degas, Renoir, Monet y Mallarme, organizaron la
primera exposición retrospectiva del trabajo de Morisot, reuniendo 380 de sus
pinturas y rindiendo tributo a su talento.
Legado
La primera valoración de Manet
sobre Berthe y su hermana tuvo connotaciones muy negativas, comprobables a
través de los comentarios que, por carta, hacía a Henri Fantin-Latour en agosto
de 1868:9
«Comparto su opinión, las
señoritas Morisot son encantadoras, es una pena que no sean hombres, sin embargo,
como mujeres podrían defender la causa de la pintura casándose cada una con un
académico y sembrando así la discordia en el campo de esos anticuados, aunque
sería pedirles un sacrificio demasiado grande.»
Esta cita es solo un ejemplo de
cómo, a lo largo de su vida y su carrera, Berthe Morisot debió de luchar contra
las ideas preconcebidas sobre las mujeres y los impedimentos que estas le
generaron para el desarrollo de su carrera artística. Como tal, fue un
personaje muy inusual en su decisión de ser una pintora profesional a la vez
que esposa y madre, pero ha sido vista, hasta los primeros revisionismos
científicos, especialmente los de corte feminista, como una figura secundaria
del movimiento en lugar de ocupando un lugar insustituible en la conformación
del mismo. A pesar de esto, Morisot fue una figura clave en la fundación del
Impresionismo como movimiento, en sus exhibiciones y en su círculo, sentando un
precedente para todas las mujeres artistas o aspirantes a serlo de la
posteridad.