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Jan van Eyck (1390-1441)



Van Eyck, Jan o Juan de Brujas
  (Maaseik, h. 1390 – Brujas, 9 de julio de 1441) 
Pintor flamenco. En 1422 entró al servicio de Juan de Baviera, futuro conde de Holanda, en La Haya, y en 142 5 pasó a la corte de Felipe el Bueno, duque de Borgoña, en Lille, donde residió hasta 1429. En este período viajó como diplomático por España y Portugal. En 1430 se estableció definitivamente en Brujas, donde como pintor de corte disfrutó de una fastuosa vida de burgués acomodado. Su arte marca un paso muy importante en la evolución de la pintura flamenca al crear un estilo propio (alejado del preciosismo del gótico internacional en boga en aquella época), que se caracteriza por el perfeccionamiento de la técnica de la pintura al óleo y del barniz. Gracias a ello pudo plasmar las más leves vibraciones tonales y los más sutiles efectos de luz, lo cual, junto a la precisión del detalle de sus diseños y a su capacidad para reflejar la realidad del entorno. proporcionó a sus obras una veracidad extraordinaria. no desprovista de poesía.

Su profunda religiosidad alcanza su máxima expresión en el políptico de la Adoración del Cordero Místico (catedral de San Bavon. Gante), obra de gran complejidad temática en la que. al parecer. colaboró su hermano Hubert. Otras obras de carácter religioso son la Virgen del canciller Ro/in (1435, Louvre), la Virgen del canónigo Van der Paele (1436, Brujas) y el tríptico de La Virgen y el Niño (1437, Dresde). Van Eyck fue además un gran retratista. que en obras de extraordinario verismo logró plasmar la vida interior de sus personajes: Hombre con el turbante rojo (1433) y Los esposos Arnolfini (1434). ambas en la Galería Nacional de Londres, lean de Leeuw (1436, Viena) o el admirable retrato de Margarita van Eyck (1439, Brujas).

Hubert y Jan van Eyck

Pero este Renacimiento contemporáneo del que entonces apuntaba en Florencia, no hubiera sido de consecuencias tan trascendentales sin la escuela cuyos introductores fueron los hermanos Hubert y Jan van Eyck. Jan van Eyck era natural de Maaseyck, cerca de Maastricht, en Holanda. En cuanto a Hubert, bien poco se sabe; tan poco, que en años recientes alcanzó resonancia una tesis según la cual jamás había existido, a pesar de figurar su nombre en la inscripción de la Adoración del Cordero Místico, obra de ambos hermanos. Sin embargo, tal tesis, a la postre, ha tenido que desecharse. Hubert falleció en 1426 y fue enterrado en Gante, en la catedral de San Bavón, que guarda la famosa obra de ambos hermanos.

Sabemos que entre 1422 y 1425 Jan ostentó el título de peintre et varlet de chambre de Juan de Baviera, conde de Holanda, para quien realizó ciertos trabajos en La Haya. Al morir su patrono, Jan, bajo el mismo título que antes tuviera, pasó a recibir el mecenazgo de Felipe el Bueno, duque de Borgoña. Su entrada en la casa ducal borgoñona debió de coincidir con el fallecimiento de su primer señor, ya que en 1425 recibió un pago por una misión secreta que para el duque realizó fuera del país. Fue el primero de varios misteriosos viajes que realizó desde Brujas, su residencia habitual.


El famoso políptico del Cordero Místico (catedral de Gante) de los hermanos Hubert y Jan van Eyck, del que se muestra aquí su parte central, representa los albores del Renacimiento en Flandes, contemporáneo al que apuntaba precisamente entonces también en Florencia. Un nuevo lenguaje y una nueva sensibilidad en los que el ciclo teológico medieval alcanzaba su culminación. Con ellos nacía un nuevo humanismo. 

Los desposorios de los Arnolfini de Jan van Eyck

Esta obra de Jan van Eyck es una evidencia de la revolución que experimentaba el arte flamenco de forma paralela a las innovaciones italianas. Se trata de un retrato doble cargado de gran simbolismo que actúa como testigo de ceremonia, ilustración de una clase social y compendio de las obligaciones que entrañaba la institución matrimonial en el siglo XV.

El personaje masculino que protagoniza la composición es el rico comerciante italiano Giovanni de Arrigo Arnolfini, residente en Brujas hacia 1421. Arnolfini desempeñó cargos importantes en la corte de Felipe el Bueno, duque de Borgoña, a cuyo Estado pertenecían los Países Bajos, llegando a ser gobernador de finanzas de Normandía, con lo cual amasó una gran fortuna. En la obra se encuentra ataviado de forma austera, de acuerdo a los usos de la corte. La protagonista femenina es Giovanna Cenami, procedente de una acaudalada familia italiana. Se trataba de un matrimonio concertado que no resultó satisfactorio, puesto que no engendraron descendencia y años después Arnolfini fue solicitado en los tribunales por una amante despechada que reclamaba compensación.

Cada elemento que compone el cuadro alude a la riqueza de la joven pareja: el elegante vestido verde de la novia -el color de la fertilidad- es propio de un retrato de sociedad y un cuadro de boda y la lujosa alfombra de Anatolia que se extiende junto a la cama, son señales de la fortuna de los desposados, del mismo modo que el resto del mobiliario.

La cama es un símbolo de realeza y nobleza, donde la continuidad del linaje es fundamental, y representa el lugar donde se nace y se muere. En el cabezal se encuentra tallada la figura de una mujer con un dragón a los pies: puede tratarse de Santa Margarita, patraña de los alumbramientos o, por la escobilla que hay al lado, Santa Marta, patraña del hogar; ya que ambas comparten el atributo del dragón. La ropa de cama es de color rojo, que simboliza la pasión.

En el candelera que pende en el centro superior de la pintura hay sólo una vela encendida, símbolo del ojo de Dios, que todo lo ve. Debajo, inscrita en la pared de fondo, la firma en caracteres góticos del artista, que informa “Jan van Eyck estuvo aquí”, y la fecha: 1434. En torno al espejo convexo, donde el pintor se ha representado a sí mismo convirtiéndose en testigo del enlace, se ofrecen diez de las catorce estaciones que componen el vía crucis.

A su lado cuelga un rosario de cristal, un presente habitual ofrecido por el novio, un signo de pureza que a la vez sugiere la virtud de la esposa. Las naranjas que se hallan destacadas por la luz de la ventana, debieron ser importadas del sur de Europa y son otro símbolo de riqueza. En aquella época se creía que pisar el piso descalzo favorecía la fecundidad y los zapatos en el suelo dan cuenta de la celebración de una ceremonia religiosa: los rojos, de Giovanna, se encuentran cerca del lecho y los de su esposo, más próximos al mundo exterior. El perro, que dirige su mirada fuera del cuadro, representa la fidelidad y el amor terrenal.

Van Eyck perfeccionó la pintura al óleo con gradaciones de tono y color que crean la ilusión de luz natural. Este estupendo óleo sobre roble mide 82 x 60 cm. y se encuentra en el National Gallery, Londres.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Retrato del cardenal Nicolás Albergati de Van Eyck


La minuciosidad en el detalle, que configura el impresionante realismo de los retratos del pintor flamenco, queda patente en esta pintura de uno de los hombres más importantes de su tiempo.  

Kunsthistorisches Museum, Viena

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat. 

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