Portugués joven, 1634 (Reza Abbasi) |
La denominación arte safávida
agrupa la producción artística que tuvo lugar en Persia (actual Irán y parte
del Irak de hoy) durante el gobierno de la dinastía homónima, entre 1501 y
1722. Marca un punto culminante en la arquitectura persa y en el arte del
libro, mientras que, en las artes menores, como la cerámica, el arte de metal o
del vidrio, sus logros tienen más o menos tendencia a periclitar. Aunque
nutrido por la cultura persa, el arte safávida estuvo fuertemente influenciado
por las culturas turkmena (los orígenes de la dinastía), china, otomana y
occidental.
Los safávidas fueron los últimos
soberanos que promovieron un arte nacional «persa». Se les debe una
reactivación de la producción artística en el actual Irán, particularmente
notable en la planificación urbana de Isfahán: los palacios de Ali Qapu y
Chehel Sotún son verdaderas joyas que destacan en verdeantes parques trazados
según perspectivas precisas, mientras la larga avenida monumental de Chaharbagh
(o 'avenida de los Cuatro Jardines', de 3 km) articula la ciudad. Guardianes de
la antigua tradición artística más que verdaderos innovadores, desarrollaron un
arte cortesano refinado y suntuoso cuyas tendencias manieristas en la
decoración tienen un gran encanto poético. Su caída condujo a una rápida
degeneración del arte iraní.
El conjunto de la plaza de
Naqsh-e Yahán de Isfahán fue declarado en 1979 Patrimonio de la Humanidad.