Fue el primero de los grandes arquitectos romanos del barroco que dio a la arquitectura un nuevo dinamismo, rechazando el manierismo. En 1603 concluyó su obra más importante, la fachada de Santa Susana, basada en la de la iglesia Il Ges de Vignola y Della Porta. Ese mismo año fue nombrado arquitecto de la basílica de San Pedro, y cuatro años mas tarde ganó el concurso abierto por Paulo V para transformar el proyecto de Miguel Ángel (planta de la basílica de San Pedro, de cruz griega), que Maderno resolvió en la planta latina actual mediante la adición de dos naves estructuradas a modo de capillas comunicantes. La fachada de la basílica vaticana es también obra suya; la concibió como un enorme plafón de travertino de Tívoli, que en su parte central evoca el Panteón y está segmentada verticalmente por columnas de un mismo orden, algo escepcional dentro del barroco. También se deben a Maderno las iglesias romanas de Santa María della Vittoria, Sant'Andrea della Valle y San Giovanni dei Fiorentini, así como los palacios Mattei y Chigi, y realizón el diseño del Palacio Barberini, que en su mayor parte fue construido por Bernini.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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