Páginas

Artistas de la A a la Z

Mostrando entradas con la etiqueta Courbet Gustave. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Courbet Gustave. Mostrar todas las entradas

Gustave Courbet (1819-1877)




Courbet, Gustave (Ornans, 10 de junio de 1819 - La Tour de Peilz, Suiza, 31 de diciembre de 1877) Pintor francés.

Sus primeros estudios de pintura los realizó con Ch. A. Flajoulot, un enamorado de David, lo que hizo que el joven Courbet se sintiera atraído por el romanticismo. En 1839 se trasladó a París para iniciar la carrera de derecho, que abandonó para dedicarse a la pintura. Sus frecuentes visitas al Louvre le pusieron en contacto con los grandes pintores españoles, holandeses y flamencos, sin sentirse atraído por la pintura italiana, como entonces solía ocurrir a los artistas. Entre 1844 y 1847 se produjo la evolución de su pintura hacia el realismo y su consiguiente ruptura con toda la tradición romántica. En 1855 se había colocado ya al frente de la escuela realista francesa. Fue diputado de la Commune de París, lo que le valió seis meses de cárcel en 1871 . En su obra cristalizó el sentimiento popular inquieto de su época, y a través de ella el pintor contribuyó a difundir, con vigor expresivo, originalidad y riqueza de matices, los nuevos enfoques del arte, la vida y la sociedad que habían de cambiar sustancialmente la Europa de su tiempo. De su vasta producción, que incluye numerosas obras maestras, sobresalen: Picapedreros, Entierro en Ornans, El estudio del pintor, Buenos días, señor Courbet, Retrato de Proudhon y su familia y La siesta.

El realismo de Courbet

Gustave Courbet (1819-1877) nació en Ornans (Doubs), en el Franco Condado, hijo de un rico hacendado. Fue Courbet hombre de temperamento exuberante y de ideas avanzadas, y con una decidida vocación por la pintura. Su padre hubiera querido hacer de él, primero un polytechnicien, luego un abogado (y con esta intención le envió a París); pero tuvo que resignarse a que su hijo se dedicara a la pintura, sin lograr, empero, que en la Escuela de Bellas Artes entrara en los estudios de los profesores entonces más reputados entre la burguesía francesa. En gran parte, pues, fue un autodidacto, que aprendió con RembrandtF. HalsVan Dyck y Velázquez, a los que estudió (y a veces copió) en el Museo del Louvre.

En 1846, con su amigo, el crítico Champfleury, y con otro gran amigo suyo, Max Bouchon, después “de haber discutido los errores de los románticos y de los clasicistas “-son sus propias palabras- decidió “alzar el pendón” de una nueva escuela, para la que se encontró el nombre de Arte Realista.

El Autorretrato con un perro negro (Museo del Petit Palais, París) fue pintado por Courbet. en 1842, a los 23 años de edad, en una época en que -recién llegado a París- recurría casi exclusivamente a sí mismo como modelo. Ya desde este momento, se aprecia que el pintor será un gran colorista, dominador de la técnica llamada "de las sombras luminosas".

Al Salón de 1847 presentó su autorretrato titulado L’homme á la pipe, que fue rechazado; después viajó por Holanda, y aunque intervino en la Revolución de 1848, se abstuvo de tomar parte en los hechos sangrientos acontecidos durante el mes de junio de aquel año.

En su estudio de la Rué de Hautefeuille se reúne ya por aquel entonces con sus amigos; éstos son, además de los citados, un pintor hoy injustamente olvidado, François Bonvin, Baudelaire, Murger, el de la Bohéme, y el soñador teórico de la Revolución Social, Fierre-Joseph Proudhon.

El Salón de 1849 -en una época plenamente revolucionaría- ofreció la gran ocasión a Courbet, porque se decidió que el jurado de admisión lo constituirían los propios artistas. A él envió cuadros de importancia; pero la tempestad estalló en torno a su nombre y sus obras en el Salón del año siguiente. Envió pinturas tan importantes como su retrato de Berlioz (que el retratado se había negado a admitir), los Canteros (lienzo hoy destruido, antes en el Museo de Dresde) y el enorme lienzo Entierro en Ornans (ahora en el Musée d’Orsay). Estas dos últimas pinturas escandalizaron a la crítica y al público por sus asuntos, que se juzgaron inadmisibles.

Obra de Gustave Courbet. Romanticismo.

Retrato de la Condesa Therese Burnswick, 1830

Autorretrato con un perro negro, 1841

El hombre enloquecido por el miedo, 1843-1844

Los jugadores de damas, 1844

Amantes en el campo, 1844

La hamaca, 1844

El desesperado, 1843-1845

El hombre herido, 1844-1845

El vagabundo, 1845

El violoncelista, autorretrato, 1847

Autorretrato (El hombre con una pipa), 1848-1849

Bañista durmiendo por un arroyo

Desnuda recostada junto al mar
 

Un entierro de monjes

El estudio del pintor de Gustave Courbet


En una carta dirigida a su amigo, el coleccionista Alfred Bruyas, Gustave Courbet manifestaba: “Tiene treinta figuras de tamaño natural. Es la historia moral y física de un taller. Están todas las personas que me sirven y que participan en mi trabajo. La titularé primera serie, porque espero hacer pasar por mi estudio a toda la sociedad y expresar mis inclinaciones y mis repulsas. Tengo dos meses y medio para terminarlo y, por tanto, será preciso que vaya a París para hacer desnudos, de modo que en total me quedan dos días para cada figura. Usted se da cuenta de que no voy a divertirme (…)”. Se refería a su obra El estudio del Pintor (L’atelier du peintre), que él mismo había subtitulado Alegoría real de siete años de vida artística. La pintura significa para numerosos críticos un manifiesto del Realismo y, curiosamente, representa la única obra alegórica de todas las realizaciones de Courbet.

La escena del lienzo se desarrolla en el estudio de Courbet en París y está dispuesta en tres grupos: en el del centro, él mismo, el artista; a la derecha, sus amigos, y en el centro aquellos a los que se refirió como quienes medraban con la muerte, no sólo sus enemigos y las cosas que él combatió, sino también los pobres, los desposeídos y los perdedores. En el fondo del cuadro se intuyen dos de sus obras castigadas por la crítica (La vuelta de la feria y Les Baigneuses); a la izquierda un chino, un judío, un veterano de la Revolución Francesa, un obrero, una irlandesa y un cazador furtivo, en quienes veía representados a los perdedores y explotados, los que permitían que sus enemigos vivieran y medraran.

El cazador furtivo que aparece en primer término no es otro que Napoleón III, contrario al ánimo republicano del pintor. Detrás de la tela donde trabaja el artista, un crucificado, símbolo del arte académico, relegado a segundo plano por Courbet y reemplazado por la obra realista que se encuentra pintando. Sobre una mesa a la izquierda, una calavera representando a los críticos que determinaban los gustos populares de la época.

El niño que está de pie junto al bastidor representa la inocencia y franqueza que Courbet prefiere frente a la opinión supuestamente culta. La mujer, representa la Verdad desnuda guiando el pulso del artista. Situadas a la derecha figuran las personas más queridas y respetadas por el autor: en el grupo de cuatro hombres de negro, Alfred Bruyas, el socialista Joseph Proudhon, Urbain Cuenot y Max Buchón. No identificados específicamente, junto al vano de la puerta, una pareja de jóvenes amantes representan el Amor libre y un matrimonio burgués el Amor mundano. La figura central es la del escritor Champfleury, realista literario.

El hombre leyendo en la mesa a la derecha es Baudelaire, detrás de él, junto al espejo, la figura de su amante, Jeanne Duval. El niño arrodillado en el suelo dibujando sobre un trozo de papel, como el otro niño, tampoco ha sido limitado por la rigidez moral, y se dedica sólo a copiar, uno de los principios básicos del Realismo.

El óleo, del año 1855, mide 360 x 600 cm. y se encuentra en el Musée d’Orsay, París.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Punto al Arte