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Artistas de la A a la Z

Purismo

Movimiento que surgió en el primer cuarto del s. XIX, en el ámbito de las nuevas ideologías románticas, representado en pintura por la escuela nazarena (V NAZARENOS). Se llama también así a la reacción anticubista promovida por Amédée Ozenfant y Le Corbusier.

El purismo de Ozenfant y Le Corbusier fue teorizado en las revistas L'Élan (1915) y L'Esprit Nouveau (1920-25). El manifiesto purista fue publicado en 1918 con el título Après le cubisme. Los puristas pretendían desterrar del arte las cualidades decorativas y toda fantasía y preciosismo, representando los objetos en su simplicidad arquitectónica.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Artistas del Purismo


Pintura mural

El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas, 1922-1923
de Ramón Alva de la Canal

Pintura realizada directamente sobre la superficie de una pared, ya sea al fresco, a secco, a la encáustica, al temple o sobre una tabla o tela montada encima del muro, como elemento permanente de decoración interior. La forma más antigua fue la realizada sobre las paredes de las cavernas prehistóricas (Aitamira, Lascaux). Por su función estética, estas pinturas pueden clasificarse en dos grupos, según subrayen el muro o lo perforen idealmente. Pertenecen al primer grupo (cuya función es acentuar la arquitectura) las pinturas de las civilizaciones egipcia (tumbas de Menna y Nakhat), minoica y micénica (frescos del Palacio de Cnossos), etrusca (frescos de Tarquinia), romana antigua (estilo pompeyano I); todas ellas corresponden a una pintura plana, sin noción aún de perspectiva. Pero en los frescos del Pompeya III (tras la transición del Pompeya II) hay el primer intento histórico de atravesar el muro para crear un ilusionismo arquitectónico. Sin embargo, el románico prosiguió la tradición de la pintura plana, subsidiaria de la arquitectura (Tahúll, Saint-Savin), que a su vez recogieron los murales góticos. Con Piero Della Francesca la pintura mural tiende de nuevo hacia el ilusionismo del Pompeya III, que pasará al Renacimiento (Mantegna y sus cúpulas de cielo imaginario) y al barroco (escuela de Bolonia). El s. XX reniega de la pintura mural que crea la ilusión de dar dimensión espacial al muro y la convierte definitivamente en arte en función de la arquitectura (capilla de Vence, Francia, de Matisse; Lincoln Center, en Nueva York, de Chagall; Palacio de Justicia de México, de Orozco).

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Artistas muralistas


Realismo social

La Organización del Movimiento Agrario, 1926 de Diego Rivera

Realismo social es una expresión utilizada a una corriente con el propósito de expandir y hacer énfasis a problemas sociales, los escritores realistas usaban las problemáticas de la sociedad para realizar sus novelas, designando muy diferentes conceptos en la historia del arte y de la literatura, mediante la asociación de los términos "realismo" y "social", especialmente la denominada "cuestión social" (la situación de los más desfavorecidos).

Fuente: https://es.wikipedia.org

Artistas del Realismo social

Neoplasticismo

Doctrina de la plástica pura, derivada del cubismo, que se caracteriza por adoptar como forma básica el rectángulo y como colores, los primarios, azul, rojo y amarillo.
Contador composición XIII de Theo van Doesburg

El movimiento neoplástico, activo entre 1917 y 1931, surgió en los Países bajos de la colaboración de tres pintores; Piet MondrianTheo van Doesburg y el arquitecto Gerrit Rietveld. El primer manifiesto del grupo fue publicado en la revista De Stjil en 1918. Sus principios eran la preeminencia cósmica del rectángulo como forma básica que resulta de la vertical y la horizontal –“los dos extremos absolutos fundamentales que conforman nuestro planeta: la línea de fuerza horizontal, es decir la trayectoria de la Tierra alrededor del Sol, y el movimiento vertical de los rayos que tiene su origen en el centro del Sol”- y la reducción a los colores primarios, amarillo, azul y rojo. En 1925 Piet Mondrian rompió con el grupo a causa de las modificaciones introducidas por Theo van Doesburg, que defendía la necesidad de aceptar también las diagonales entre los elementos básicos de la composición pictórica.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Artistas del Neoplasticismo

Suprematismo

Cuadrado negro sobre blanco de Kazimir Malévich

Nombre dado por Kazimir Malevic, hacia 1913, a una tendencia del cubismo cuyos elementos formales son el rectángulo, la cruz, el círculo y el triángulo. La bases doctrinales se formularon públicamente a través de un manifiesto (Del cubismo al suprematismo.  San Petesburgo, 1915), en el que colaboró Vladimir Maiakovski. En él se defendía la pura abstracción geométrica como forma idónea para expresar los sentimientos, prescindiendo de la apariencia de los objetos. En un principio la pintura suprematista se limitó a forma geométricas simples y a los colores rojo, negro, blanco, azul y verde. El experimento culminó con el Cuadrado blanco sobre blanco, de Malevic, expuesto en Moscú en 1918, donde se había eliminado el color. El movimiento tuvo pocos seguidores en Rusia, donde a partir de 1920 dominaron las tendencias realistas, pero ejerció una gran influencia en los Países Bajos y en la Bauhaus alemana a través de Wassily Kandinsky y El Lissitzky.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Artistas de Suprematismo


Rayonismo

Tendencia pictórica creada en 1911 por Larionov en Moscú. Puede considerarse la primera expresión de un arte radicalmente abstracto: mediante paralelismo y oposición de líneas de color (a modo de rayos) el rayonismo intenta dar una sensación de cuarta dimensión.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat  

Artistas del Rayonismo     

Escuela de Nueva York


Nombre dado al grupo de pintores que trabajan en Nueva York durante las décadas de 1940 y 1950 y cuya pintura es principalmente abstracta y expresionista.

El reconocimiento oficial del grupo se realiza en 1965 gracias a la exposición New York School-The First Generation Painting of the 1940s and 1950s, organizada por el County Museum de Los Ángeles y en la cual participaron sus principales protagonistas: William Baziotes, Willem de KooningArshile Gorky, Adolph Gottlieb, Philip Guston, Hans HofmannJackson Pollock, Richard Pousette-Dart, Ad Reinhardt, Mark Rothko, Clyffod Still y Bradley Walker Tomein. Estos pintores muestran una acentuada individualidad, pero aún así, a menudo se establecen dos grupos: uno de tendencia más gestual y gráfica (action painting) como W. de Kooning, y otro en el que predomina el interés por el color (colour field painting) como Olitsky. No obstante algunos artistas no se inscriben netamente en estas dos líneas. Estilísticamente la obra de la Escuela de Nueva York se conoce como expresionismo abstracto.


Palladianismo

El palladianismo (a veces paladianismo1​) o arquitectura palladiana es un estilo arquitectónico originado en la obra del arquitecto italiano Andrea Palladio (1508-1580). Aunque el término palladiano se refiere a la obra de este autor y a todas aquellas inspiradas por él, lo que se conoce como paladianismo es una evolución de los propios conceptos originales de Palladio. El desarrollo del palladianismo como estilo autónomo se extendió hasta finales del siglo XVII, donde influyó notablemente en la arquitectura neoclásica, por su gusto clásico. Este estilo se extendió desde el Véneto hacia toda Europa y otras partes del mundo.

Teatro Sheldonian de Christopher Wren

En el Reino Unido el palladianismo llegó a ser sumamente popular a mediados del siglo xvii por su influencia en la obra de Íñigo Jones y Christopher Wren. Allí sucedió al Barroco, como una renovación de las formas de la Antigüedad, en construcciones de estilo clásico. A comienzos del siglo xviii siguió de moda, no solo en el ámbito británico, sino en la mayoría de los países del norte de Europa. Más tarde, cuando el estilo comenzó a declinar en Europa, surgió con fuerza en Norteamérica, con ejemplos excelentes en los edificios diseñados por Thomas Jefferson.



Artistas de Palladianismo

Minimalismo

2014 de Yui Yaegashi


Movimiento de arte contemporáneo que surgió en EE.UU. hacia hacia 1965 en oposición al pop art y al expresionismo abstracto. Se caracteriza por una extrema simplicidad formal y un gran rigor compositivo. El minimalismo supuso la culminación de las tendencias reduccionistas del arte abstracto que se iniciaron con la obra de Kasimir malevic y Piet Mondrian en la primera década del s.XX.

Los artistas minimalistas pretendían reducir la expresión plástica a sus mínimos elementos formales: línea, color, plano, buscando la esencia de la forma. Se basaron en la obra de los expresionistas abstractos estadounidenses denominados “espacialistas” como Barnett Newman y Ad Reinhardt, que pintaban grandes superficies de colores unificados con el fin de crear “campos de color”.

En la década de 1960 las tendencias que predominaban en EE.UU. giraban en torno a lo intuitivo, la espontaneidad y la expresión de lo individual. Los minimalistas consideraban que la obra de arte tenía que ser una entidad autónoma –un objeto- sin ninguna referencia exterior a sí misma –emociones, sentimientos-. Donald Judd, Carl André, Dan Flavin, Tony Smith, Anthony Caro, Sol LeWitt, Robert Morris, Frank Stella y Kenneth Noland realizaron pinturas y esculturas con materiales de tipo industrial sin apenas manipulación –pintura sintética, tubo de neón, vigas de acero, ladrillo, fibra de vidrio, plástico y aluminio- con composiciones rígidamente geométricas de líneas rectas y contornos angulares en las que evitaban cualquier atisbo de figuración o referencia poética a través de las proporciones y de la forma. Pretendían simplemente producir como artísticos, con los mínimos elementos. El arte minimal fue un importante precedente del arte conceptual, tanto por su reducción formal como por el trabajo teórico.

Bibliografía: Historia del Arte. Diario “El País”.

Artistas del Minimalismo

Arquitectura herreriana


La arquitectura herreriana, estilo herreriano o estilo escurialense, también denominada por algunos autores manierismo clasicista,1​ se desarrolló en España el último tercio del siglo xvi, coincidiendo con el reinado de Felipe II (r. 1556-1598), y continuó vigente en el siglo xvii, aunque transformado por las corrientes barrocas del momento. Se corresponde con la tercera y última etapa de la arquitectura renacentista española, que fue evolucionando hacia una progresiva depuración ornamental, desde el plateresco inicial hasta el purismo clásico del segundo tercio del siglo xvi y la absoluta desnudez decorativa que introdujo el estilo herreriano.

Se originó con la construcción del Monasterio de El Escorial y, más en concreto, con la reorganización del proyecto realizado por el arquitecto montañés Juan de Herrera (1530-1597), tras la muerte de Juan Bautista de Toledo (1515-1567), autor del primer diseño.

Sus principales representantes son el citado Herrera, a quien el estilo debe su nombre, y Francisco de Mora (1553-1610), discípulo del anterior y artífice del Palacio Ducal de Lerma, otra de las obras clave de la arquitectura herreriana.

Características

La arquitectura herreriana, o el estilo herreriano se caracteriza por su rigor geométrico, la relación matemática entre los distintos elementos arquitectónicos, los volúmenes limpios, el predominio del muro sobre el vano y por la ausencia casi total de decoración, razón por la cual en su época era denominado estilo desornamentado. También es conocido como estilo escurialense, en alusión al edificio que sirve de paradigma a esta corriente arquitectónica

Los edificios herrerianos destacan por su severa horizontalidad, lograda gracias al equilibrio de las formas, preferentemente cúbicas, que se disponen simétricamente en la estructura. Por lo general, presentan cubiertas de madera revestidas al exterior de pizarra y torres laterales, rematadas en chapiteles cónicos o piramidales terminados en punta, que introducen un elemento de verticalidad y magnificencia, al tiempo que contribuyen a reforzar la sensación de simetría.

En otras ocasiones, no se busca tanto la horizontalidad como la voluminosidad, a la que se llega a través del juego geométrico de los diversos elementos arquitectónicos. Es el caso del modelo empleado en la construcción de iglesias parroquiales, con grandes fachadas, torres de planta cuadrangular y pesados contrafuertes.

Se trata, en la mayoría de los casos, de obras de gran tamaño, que se imponen en su entorno e impresionan por su austeridad y aire monumental.

En lo que respecta a los usos decorativos, éstos se reducen el empleo de formas geométricas básicas, como esferas y pirámides. Desde un punto de vista sociológico, tal sobriedad surge como una respuesta al protestantismo, en consonancia con las directrices marcadas por el Concilio de Trento (1545-1563).

Evolución histórica
El estilo herreriano fue la arquitectura oficial de los Austrias, a partir del reinado de Felipe II. El impacto sociopolítico que significó la construcción del Monasterio de El Escorial (1563-1584) facilitó su expansión. A ello contribuyó también el hecho de que Juan de Herrera fuera nombrado en 1579 inspector de monumentos de la corona.

El estilo difundió primeramente por las comarcas madrileñas de la sierra de Guadarrama, situadas dentro del área de influencia del Monasterio de El Escorial, a través de dos vías: las obras directamente financiadas por la Casa Real y las promovidas por los municipios guadarrameños.

Al primer grupo corresponden infraestructuras como el Puente Nuevo, en Galapagar, y edificios de uso privado por parte de Felipe II, como la Casa Veleta, igualmente en la citada localidad, y el Real Aposento de Torrelodones, ambos desaparecidos. Fueron levantados para hacer más cómodos los desplazamientos del monarca desde Madrid hasta el Real Sitio de El Escorial.

En El Escorial, la Corona impulsó el desarrollo de diferentes planes urbanísticos y la construcción de la iglesia de San Bernabé, realizada por Francisco de Mora, uno de los colaboradores de Herrera en las obras del Real Monasterio.

La Casa Real también aprobó la concesión de beneficios a aquellos municipios que procediesen a la remodelación de sus principales edificios públicos y religiosos. Fruto de esta medida es el actual aspecto herreriano de las iglesias parroquiales de Valdemorillo y Navalagamella, las dos de origen medieval.

El estilo herreriano se extendió rápidamente por toda España y por América. Algunas obras representativas son la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción (Valladolid) y el Puente de Segovia (Madrid), ambas diseñadas por Juan de Herrera; la iglesia del Monasterio de Uclés (Uclés, Cuenca), de Francisco de Mora; la Iglesia de San Sebastián (Villacastín, Segovia), atribuida a Rodrigo Gil de Hontañón; la Colegiata de San Luis (Villagarcía de Campos, Valladolid), del mismo autor; y el Colegio de Nuestra Señora de La Antigua (Monforte de Lemos, Lugo), de Simón de Monasterio. En América destacan la catedral del Cuzco, en Perú, obra Miguel de Gutiérrez Sencio, y la catedral de Puebla en la Nueva España, obra de Francisco Becerra y Juan Gómez de Trasmonte.

Mención especial merece el Palacio Ducal de Lerma (Burgos), que Francisco de Mora empezó en 1601. Supuso la asimilación del estilo herreriano por las incipientes corrientes barrocas del momento y el establecimiento de un modelo de arquitectura palaciega, que se repitió a lo largo de todo el siglo xvii.

La mayor parte de los edificios civiles erigidos en Madrid durante los reinados de Felipe III y Felipe IV siguieron las pautas arquitectónicas del citado palacio. Es el caso del Palacio de los Consejos, del Palacio de Santa Cruz y de la Casa de la Villa, todos ellos de factura barroca, pero con notables reminiscencias herrerianas.

La influencia del estilo herreriano también es visible en la expansión que, por separado, tuvo su característico chapitel piramidal, conocido como "chapitel madrileño", con cubiertas de pizarra. Este elemento fue adoptado por numerosas construcciones desde el siglo xvi, principalmente en los campanarios y cimborrios de las iglesias, aunque también en muchas construcciones civiles.

Los siglos xviii y xix significaron la decadencia de esta corriente arquitectónica.

Fuente: https://es.wikipedia.org

Artistas de la Arquitectura herreriana


Estilo Isabelino

Isabelino, estilo Estilo desarrollado en Inglaterra durante el reinado de Isabel I (1558-1603). Es el resultado de la continuación del estilo gótico, con incorporación de elementos italianos, motivada por la afición a lo clásico y por la llegada a Inglaterra de artistas extranjeros. En arquitectura se imita la decoración clasicista, tomando como modelo Fontainebleau. Se difunde este tipo de palacio, todavía dentro de los cánones del estilo perpendicular, pero con la incorporación del artesonado en sustitución de la bóveda, con amplios ventanales y gran profusión de columnas y frontones. Palacios representativos de este estilo son Wollaton Hall, en Nottinghamshire (1580-88), Hardwick Hall, en Derbyshire (1590-99), y Montacute House, en Somerset (1599). El arquitecto más destacado de esta época fue John Thorpe (h. 1563-1655). La escultura, de escasa importancia, recibe también las influencias italianizantes. En pintura adquiere notable desarrollo la escuela de retratistas, alcanzando gran difusión el retrato histórico imaginario. Destacan entre los pintores de esta época Mark Gheeraerts, retratista de Isabel I, George Cower y el italiano Federigo Zuccaro. Gran importancia tiene la miniatura, representada por Nicho las Hilliard y su discípulo Isaac Oliver. En el mobiliario destacan también los caracteres italianizantes, pero con un recargamiento propio del esplendor de la monarquía.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat  

Artistas del Estilo Isabelino   


Cloisonismo


El cloisonismo (del francés cloissoné) es una técnica desarrollada en la segunda mitad del siglo XIX por Émile Bernard, uno de los primeros integrantes de la Escuela de Pont Aven y por Gauguin. Su influencia procedía principalmente del japonismo y de Louis Anquetin. Es un estilo de pintura postimpresionista donde se utilizan colores planos, en contornos oscuros silueteados perfectamente delimitados. Se caracteriza por su efecto decorativo, su calidad formal y sus pinturas no tienen profundidad ni sombras. Necesita algún efecto decorativo.

Su nombre viene dado por su similitud con el esmalte cloisonné, donde los alambres o láminas están soldados al cuerpo de la pieza formando alvéolos o compartimentos (cloisons), depositando allí la masa vitrificable (polvo de vidrio) y posteriormente calentándolo.

El término fue acuñado por el crítico Edouard Dujardin con ocasión del Salón de los Independientes, en marzo de 1888.1​ Los artistas Émile Bernard, Louis Anquetin, Paul Gauguin, Paul Sérusier y otros, comenzaron a pintar en este estilo a finales de la década de 1880. Muchos de los pintores también describen sus obras como sintéticas (de sintetismo), un movimiento muy relacionado. Otros artistas como Maurice DenisVincent Van Gogh o Henri de Toulouse-Lautrec se aproximaron al cloisonismo, cada uno a su manera.

En El Cristo amarillo (1889), citada a menudo como la obra cloisonista por excelencia, Gauguin redujo la imagen a zonas de un solo color, separadas por grandes contornos negros. En la obra, presta poca atención a la perspectiva clásica y elimina sutiles gradaciones de color (dos de las principales características de la pintura postrenacentista.

La separación cloisonista de los colores refleja una apreciación de la discontinuidad que caracteriza al modernismo.2​

Al día de hoy, la técnica del cloisonismo está asociada inseparablemente a los cómics y dibujos animados. Artistas contemporáneos como Valerio Adami y Pierre Alechinsky utilizan esta técnica de pintura.

Fuente: https://es.wikipedia.org

Artistas del Cloisonismo


Orientalismo

Orientalismo es un término polisémico que se usa tanto para designar a los estudios orientales (el estudio de las civilizaciones orientales, actuales e históricas, especialmente las del Próximo y Medio Oriente, y en menor medida las del Lejano Oriente), como para designar a la representación (imitación o mistificación) de determinados aspectos de las culturas orientales en Occidente por parte de escritores, diseñadores y artistas occidentales, que terminaron por convertirse en tópicos estereotipados.

La campaña napoleónica en Egipto y Siria (1798–1801, que permitió las ulteriores investigaciones de Champollion), la guerra de independencia de Grecia (1821–1829, que desató una oleada de simpatía europea, y a la que acudió Lord Byron), la guerra de Crimea (1854–1855, durante la que se produjo la Carga de la brigada ligera) y la apertura del canal de Suez (1869, para cuya inauguración Verdi compuso Aida) contribuyeron a aumentar el interés por un exotismo profusamente documentado.

El harén de palacio de Gustave Boulanger

En el romanticismo, la seducción por el oriente cumplía el mismo papel de alejamiento de la realidad que el historicismo medievalista. Washington Irving encontró en Granada la conjunción de ambos (Cuentos de la Alhambra), contribuyendo a la generación del tópico del exotismo español. Mayor impacto tuvieron (posiblemente por su explícito erotismo) las traducciones de Richard Francis Burton (el Kama Sutra, 1883, y Las mil y una noches, 1885). El concepto de "oriente" que se da en estas obras operaba como un espejo de la propia cultura occidental, o como una forma de expresar sus aspectos ocultos o ilícitos, en clave decadentista. En la novela de Gustave Flaubert Salammbô la antigua Cartago es el opuesto a la antigua Roma: una raza y una cultura semitas opuestas a la latinidad, corruptora moralmente e imbuida de un erotismo peligrosamente atractivo. Su influencia se sumó a la configuración del imaginario antisemita que ya se había iniciado con el Judío errante de Eugenio Sue. La literatura exótica del imperialismo británico tuvo su máximo representante en Rudyard Kipling (Kim de la India, La carga del hombre blanco).

Se pueden encontrar representaciones de «moros» y «turcos» en el arte medieval, renacentista y barroco. Pero no fue hasta el siglo XIX cuando el orientalismo en las artes se convirtió en un tema establecido. En estas obras el mito del oriente exótico, decadente y corrupto está más plenamente articulado. Pintores como Eugène DelacroixJean-Léon Gérome y Alexander Roubtzoff se recrearon en representaciones de todo tipo de escenas ambientadas en escenarios de los países árabes del norte de África y Oriente Medio. Tanto en los paisajes como en los interiores se acentuaban los aspectos exóticos y sensuales de contrastes entre el celaje y la luz deslumbrante del desierto y los tenebrosos interiores, los fanásticos colores de los ropajes y las carnaciones seductoras -en todos los tonos, del negro al blanco nacarado, pasando por el moreno-; especialmente en las escenas de los baños y los harenes, que permitían la representación voluptuosa de desnudos o semivestidos de las odaliscas en posturas de incitante laxitud. Cuando Jean Auguste Dominique Ingres, director de la francesa Académie de peinture pintó una visión muy colorista de un baño turco, hizo que este oriente erotizado se hiciera públicamente aceptable por su generalización difusa de las formas femeninas, que podrían haber sido todas ellas el mismo modelo. La sensualidad se veía aceptable en el exótico oriente. Este estilo tuvo su momento álgido en las Exposiciones universales de París de 1855 y 1867.


Fuente: https://es.wikipedia.org

Artistas del Orientalismo




Realismo mágico

Supervicientes de Zaya

Tendencia pictórica del s. XX que puede considerarse una reacción contra el expresionismo, ya que cree que éste falsea la realidad; intenta captar una realidad naturalista o fotográfica, pero creando tensión emocional. Recurren al realismo mágico los pintores alemanes de la Nueva Objetividad (G. Grosz y O. Dix), los italianos de la pintura metafísica (C. Carra, G. Morandi y G. De Chirico), y en EE.UU. algunos de los pintores sociales de la depresión de 1930 (H. Bloom, l. Albright, P. Blume). A pesar de las diferencias que suponen sus respectivas nacionalidades, esta tendencia tuvo un carácter internacional.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat   

Artistas del Realismo mágico

Espacialismo


Concepto espacial, 1949-1950 de Ludio Fontana

El Espacialismo (en italiano, spazialismo o movimento spazialista) es un movimiento artístico, fundado por el artista italoargentino Lucio Fontana en 1946, que coincide aproximadamente con el nacimiento del Expresionismo abstracto en Nueva York. La primera exposición es la celebrada en 1949. Fontana llamó al movimiento Movimento Spaziale.

El espacialismo combina ideas del movimiento Dadá, el tachismo y el arte concreto.[1] Fontana deseaba crear arte «para la nueva era» que mostraría el «auténtico espacio del mundo». [2] Lo que diferenciaba este movimiento del expresionismo abstracto era el concepto de erradicar o apartar el arte del caballete y la pintura, e intentar captar el movimiento y el tiempo como los principios esenciales de la obra. Los pintores espacialistas no coloreaban la tela, no la pintaban, sino que creaban sobre ella construcciones que demostraban a los ojos del espectador como, también en el campo puramente pictórico, existía la tridimensionalidad.

Las obras más famosas de Fontana fueron sus lienzos acuchillados o rasgados, con una hoja de afeitar o con un cúter, que se rompían justo en el lugar de la pintura. Son los famosos «tagli nella tela» (cortes en la tela): telas monocromáticas en las que se practicaron incisiones. De este modo se comprende que en los lienzos existía la profundidad. Los espacialistas, a menudo, construían sus cuadros y composiciones con clavos y varios objetos con el fin de demostrar cómo en todos los objetos está presente el espacio tridimensional.

El legado que dejó Fontana fue uno de artistas conceptuales y artistas ambientales que continuarían sus ideas de trascender el lienzo y entrar en el reino de la realidad.

Fuente:  https://es.wikipedia.org

Artistas del Espacialismo

Paisaje

Pintura, grabado o dibujo que tiene por objeto la representación de un lugar natural o urbano; puede incluir figuras, pero como elemento secundario.

A veces es difícil distinguir entre una composición cuyo motivo principal es el paisaje y otra en la que el paisaje es sólo un elemento decorativo, porque a menudo los pintores han concedido gran importancia al entorno paisajístico que sirve de marco a las figuras. En sentido estricto la pintura de paisaje no surgió como tal hasta el s. XVII, con la especialización de muchos pintores holandeses en la producción de motivos de su entorno natural. El máximo desarrollo del paisajismo se dio en el s. XIX con el romanticismo, estilo que veía en la naturaleza una vía de expresión de los sentimientos.

El paisaje en la Antigüedad

En la época helenística el paisaje aparece como elemento decorativo con personalidad propia en la pintura mural; los pintores helenísticos decoraron las paredes de las residencias familiares con vistas de ciudades, del campo y de jardines imaginarios. Esta herencia fue asimilada por Roma, y en las paredes de las villas romanas se pintaron las mismas escenas idílicas, pero con un carácter más realista. En China y Japón, se estableció muy pronto (s. IV) una tradición pictórica centrada en el significado espiritual del paisaje, tradición que se mantuvo hasta la época contemporánea, en la que los grabados japoneses que empezaron a circular por Europa influyeron en los pintores realistas e impresionistas. En Europa, los primeros paisajes con cierta entidad, aunque totalmente imaginarios, son los que aparecen en el Las muy ricas horas del duque de Berry, de los hermanos Limbourg (s. XV), ilustrando las actividades en la naturaleza según las estaciones.

El paisaje naturalista

Los primeros paisajes de tipo naturalista, es decir, que derivan de una observación directa de la naturaleza, fueron los de los pintores flamencos como Jan Van Eyck en el s. XIV y, posteriormente, Durero, BrueghelEl Bosco; estos últimos desarrollaron un paisaje amplio de horizontes lejanos, figuras muy pequeñas y punto de vista muy elevado, que sugiere una visión no humana. En la pintura italiana del Renacimiento fueron los pintores venecianos como Giovanni Bellini, VittoreCarpaccioGiorgione y Tiziano los que, a partir de las innovaciones de Leonardo y de la tradición flamenca, trataron el paisaje como motivo que, más allá de su función decorativa, puede sugerir profundidad espacial, al tiempo que resalta valores líricos o sensitivos. La tempestad de Giorgione es un ejemplo paradigmático de esta nueva relevancia del paisaje en la pintura italiana. En el s. XVII, adquirió reconocimiento como género pictórico autónomo en la pintura holandesa con Rembrandt, Jacob van Ruysdael, Meindert y Hobbema. En España, Velázquez introduce paisajes en algunos de sus cuadros (Rendición de Breda, retratos ecuestres), y en otros el paisaje es tema principal (Jardines de Villa MediciVista de Zaragoza, en colaboración con Mazo); Murillo (Paisaje con figuras, Prado) y Sánchez Cotán (Descanso en la huida a Egipto, cartuja de Granada) recuerdan en sus fondos de paisaje a los del pintor flamenco J. Patinir.

Idealismo, romanticismo y realismo

En la misma época, en Francia, Nicolas Poussin y Claude Lorrain desarrollaron el paisaje narrativo, es decir, el que sirve de marco a una escena de contenido histórico o mitológico; en estas escenas se plasman figuras muy pequeñas, totalmente integradas en un entorno natural, estableciendo un tipo de composición serena e idealizada, en la que el espacio retrocede lentamente mediante el uso de gradaciones que van de tonos cálidos en primer término a fríos para el fondo; éste fue el modelo académico más imitado hasta fines del s. XIX. En cambio, los veduttisti (pintores de vistas) venecianos del s. XVIII se inclinaron por composiciones en las que predomina la visión directa de escenas de la vida de la ciudad, pensadas para los coleccionistas ingleses. En el s. XIX, el paisaje se convirtió en el motivo más frecuente de la pintura romántica en las obras de grandes artistas como John ConstableWilliam Turner, Samuel Palmer o Caspar David Friedrich, quienes buscaban en la naturaleza aquellos aspectos que pudieran sugerir emociones: lugares asociados a recuerdos de infancia, puestas de sol melancólicas o tormentas escalofriantes. Las escuelas de Barbizon en Francia, Olot en España, Posillipo en Italia y el grupo impresionista aportan al paisaje nuevos valores atmosféricos y lumínicos. En España, el paisaje imaginativo y literario adquiere importancia gracias a la obra de Pérez Villaamil, Carlos de Haes y Martí Alsina, entre otros. Con el realismo, la tradición paisajista sufrió un vuelco: se postuló la necesidad de pintar la naturaleza por sí misma, prescindiendo de las ideas y loó sentimientos del artista.

Del impresionismo a la abstracción

Las dificultades en captar una naturaleza que cambia constantemente llevaron a los pintores a centrar la atención en los efectos de luz y color, en una rápida evolución que conduciría al impresionismo, al postimpresionismo y a la ruptura con la representación de la naturaleza. Los paisajes impresionistas pintados por Claude Monet al final de su vida en Giverny, son un buen ejemplo de la dificultad del pintor en captar formas precisas a partir de la observación directa y de la progresiva disolución del motivo en manchas colorísticas, característica de esta fase. En España el paisaje impresionista tuvo en D. de Regoyos, A. Beruete y J. M1r a sus más destacados representantes. En la pintura del s. XX el paisaje ha sido abordado como motivo de análisis compositivo por pintores postimpresionistas como Paul Cézanne, como base para la investigación experimental de los efectos lumínicos en la técnica pictórica en el caso del neoimpresionista Georges Seurat, como vehículo de expresión de las emociones en Van Gogh y los expresionistas alemanes, o bien como punto de partida de composiciones abstractas en Piet Mondrian.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Paisajistas destacados

Punto al Arte