Esta pintura se considera la obra cumbre de Andrea del Castagno, sin que por ello alcance la monumentalidad espléndida de las obras de Masaccio. El logro de esta Última Cena se halla en la perspectiva móvil. El prisma que encierra la escena parece poco profundo si se mira de cerca, pero de lejos se alarga de forma extraordinana. Asimismo, si el espectador se coloca a la derecha o a la izquierda del cuadro, la perspectiva que obtiene del mismo es totalmente sesgada.
(Refectorio del convento de Santa Apolonia, Florencia).
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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