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Artistas de la A a la Z

Pintura y artes aplicadas

En último término, hay que referirse a la pintura y las artes suntuarias de esta época. Los temas pictóricos son cada vez más vulgares y están constituidos por asuntos cómicos y de género, los cuales, si derivan de los mitos antiguos, están interpretados con sabor moderno. Tal acontece, por ejemplo, con el tema de Marte y Venus, que fue reproducido con variantes. Mientras los amorcillos se entretienen jugando con las armas y el casco del dios, éste trata de librarse de los brazos de su esposa, señalando los campos lejanos de acción, pero acuden nuevos amorcillos con perfumes, y así Venus consigue retener a Marte. Hay exageración en los tipos y sexos. 

La academia de Platón, (Museo Arqueológico Nacional, Nápoles). Mosaico procedente de Pompya donde se representa a Platón conversando con otros filósofos. 

Otras veces, los pintores helenísticos tratan de representar estados de alma complejos y anormales y manifiestan, así como los escultores, fuerte propensión por las situaciones trágicas extremadas. De un tal Timómacos de Bizancio era un célebre Áyax furioso, derivado de la tragedia de Sófocles, que representó admirablemente al héroe en estado de locura. El mismo pintor había hecho un cuadro de Medea, que dos frescos de Pompeya reproducen con mayor o menor fidelidad. 

⇨ Camafeo de Tolomeo II y Arsinoe (Kunsthistorisches Museum de Viena). El helenismo es también un gran momento de las artes aplicadas.  



Alguna vez los grandes temas heroicos aparecen interpretados no sin cierta ironía, y los personajes trágicos son sustituidos simplemente por amores disfrazados. En un friso de Pompeya, amorcillos y almas de bienaventurados (Psiquis, mariposas) se dedican a ocupaciones de diversos oficios, como en una fina sátira de la vida celestial. Se conservan algunos nombres de artistas famosos por sus cuadros de naturaleza muerta o bodegones, y hasta a veces con efectos de luz, como los más refinados de los pintores modernos. Otros se dedicaban a la pintura de paisajes. En unas composiciones de asuntos de la Odisea, del Vaticano, los diferentes términos de las rocas y los mares están pintados con incomparable maestría. El impresionismo"moderno" de estos pintores se puede comprender también por la hábil ejecución de algunas pinturas pompeyanas, simples manchas de color, sin dibujar el contorno ni los detalles. Una especialidad de Alejandría fue la pintura sobre vidrio, aplicado a la pared formando revestimiento. En el suelo, el mosaico era de mármol de colores; se reproducían en el centro cuadros famosos, más o menos desfigurados por la técnica, y alrededor se formaban marcos y orlas con motivos geométricos y vegetales. Algunos asuntos eran peculiares del mosaico; alcanzó fama un artífice bastante ingenioso que reproducía en el pavimento las conchas, huesos y otros restos de un gran festín, y este estilo se puso de moda. En las fuentes y en los baños se figuraba a veces el fondo del mar lleno de peces. 

⇦ Octadracma áureo (Colección privada). Moneda con las efigies de Tolomeo II Filadelfo, rey de Egipto de la dinastía Macedonia, y su hermana y esposa Arsinoe. Fechada entre los años 285 y 246 a.C., mide 2,47 centímetros.



No sólo los príncipes de las grandes monarquías de Asia y Egipto, sino también los ricos burgueses y banqueros de las ciudades libres debieron de poseer joyas y telas en abundancia. Existen tazas y platos de metales preciosos, con relieves de la época romana, inspirados indudablemente en modelos helenísticos. Los opulentos coleccionistas romanos llevaron a Roma muchas joyas de esta época elaboradas en Egipto y Asia; hay entre ellas, por ejemplo, una maravillosa taza de ónice con relieves que, procedente de la colección de los Farnesio, se conserva actualmente en el Museo de Nápoles. En el fondo aparecen labradas en la misma piedra, en diferentes estratos de color, unas figuras que parecen retratos y la alegoría del Nilo. Además, en Egipto empiezan a multiplicarse los camafeos con retratos, de tradición muy viva en aquel país de las piedras talladas. En Alejandría gozaba de gran fama un tal Pyrgoteles, que consiguió efectos en piedras talladas jamás superados, ni siquiera igualados. Los dos maravillosos camafeos con el retrato de Tolomeo II y de su esposa Arsinoe, en los Museos de Viena y del Ermitage, son las obras maestras de la glíptica helenística. El de Viena muestra el relieve de las caras labrado hábilmente en una superposición de nueve estratos blancos y oscuros. El llamado camafeo Gonzaga, actualmente en San Petersburgo, reproduce los mismos personajes, aunque algo menos delicadamente; en cambio, allí la coraza de Tolomeo lleva una bellísima égida de plumas. 

Criaturas submarinas (Museo Arqueológico Nacional, Nápoles). Mosaico de época romana, copia de un original helenístico.   

Las monedas griegas, que en los dos siglos anteriores ya habían conseguido el sumo de la belleza y perfección, en esta época tienden más bien a reproducir los retratos de los monarcas sucesores del gran Alejandro. 

⇨ Crátera lucana de volutas (Museo Arqueológico Nacional, Nápoles). Procedente de Apulia, del llamado "pintor de BrooklynBudapest", y representa escenas de la locura de Licurgo según la tragedia de Esquilo. 



Los vidrios alejandrinos son bellísimos, con varias capas de color, tallados a veces formando una singular decoración con figuras, como un camafeo. Tal es, por ejemplo, el admirable vaso Portland del M useo Británico, con sus figuras lechosas que se destacan sobre el fondo azul oscuro del vidrio. El vaso Portland tiene el valor de un verdadero camafeo, únicamente que en lugar de tallar una piedra natural con varios estratos, se han labrado las figuras en una capa de vidrio blando claro, sobrepuesta al vidrio azul oscuro que forma el cuerpo del vaso. 

En cambio, la cerámica helenística carece de valor artístico y puede decirse que únicamente interesa por la información que proporciona acerca de la vida privada de las gentes de la época, especialmente su predilección por el teatro. En el siglo III a.C. las fábricas de Atenas dejan de pintar composiciones con figuras en sus vasos, que son de barniz negro uniforme. Solamente en las ciudades de la Italia meridional aparece una imitación de la cerámica griega con los vasos llamados apuliotas o de la Apulia. Son negros, con figuras claras, de color de tierra, como los clásicos de Atenas; mas para precisar mejor el dibujo y completar la decoración se ha utilizado mucho el color blanco, con el cual se forman principalmente rizos y palmeras retorcidos en espiral, de barroquismo muy agradable.

⇦ Vaso Portland (Museo Británico, Londres). Pieza capital del helenismo que se remonta al siglo I d.C.; es tan famoso por su belleza como por sus innumerables peripecias. 



El arte de las figurillas en miniatura de cerámica, que fue evolucionando paralelamente al desarrollo general de la escultura griega, parecía esperar la época alejandrina para labrar sus productos más valiosos. Se han conservado innumerables estatuitas llamadas comúnmente tanagras, porque se hallaron con abundancia en una antigua ciudad de Beocia llamada Tanagra, donde se creyó que debía de estar su centro principal de producción; también se las ha hallado abundantemente en Myrina, donde existieron talleres para su fabricación, y en otras ciudades griegas. Reproducen a menudo, con simplificación de bibelot, los tipos praxitélicos: figuras vestidas con mantos elegantes como las Musas de Mantinea, Venus desnudas y grupos de danzantes y amorcillos. Algunas figurillas de Tanagra parecen tener el carácter de exvotos: representan mujeres que bailan, como si practicaran una danza litúrgica o votiva en el interior de un templo.

⇨ Joven desnuda en el baño (Musée du Louvre, París). Figura de terracota porcedente de Myrina, en isla de Lemnos, fechada hacia el año 20 d.C. 



Todo el arte del período helenístico tiene algo en común, sea cual fuere la región en que se produjo; tiene siempre una apariencia de afectación, tanto si se dedica a repetir temas antiguos como si desarrolla asuntos nuevos. En unos casos exagera su propia frivolidad; en otros se manifiesta con acento o estilo retumbante, grandioso, pero de oropel. En todo se percibe un aspecto teatral, de falso sentimentalismo. Mas esto es sólo la apariencia: hay en el fondo un fuerte deseo de crear, y como se carece de la fe, los artistas se desahogan con excesos de simulado heroísmo o de absurda vulgaridad.

Al juzgar algunas de las obras reproducidas, se han empleado los adjetivos pomposo, grandilocuente, o bien callejero, oscuro, vulgar…; pero, en cambio, también se ha citado el empeño en exteriorizar con monumentos y esculturas los resultados de la ciencia nueva y el sentido religioso de la filosofía de la época. Algunos artistas exaltaron a Afrodita y sus satélites: amores, ninfas, tritones, porque Afrodita personificaba el agua, que, según los epicúreos, era el elemento catalizador del Universo. La interpretación filosófica explica multitud de aspectos del arte helenístico. En los grandes altares se figuraron asuntos de este género; por ejemplo: en el de Pérgamo, dedicado a Zeus, el friso representa la lucha de los dioses y los titanes porque éstos trataron de devorar a Dionisos y fueron reducidos a polvo por los dioses. De aquel polvo del suelo nace lo humano y sólo por la chispa divina se relaciona con la divinidad.

⇨ Tanagra (Musée du Louvre, París). Término que fue adoptado, a fines del pasado siglo, al ser descubiertas en las tumbas de esta ciudad miles de terracotas funerarias. Son figuras discretas y recogidas, cuyo ritmo profundo aparece subrayado por los pliegues del ropaje, ilustrando de modo admirable el espíritu helenístico. 



A veces se ha motejado el arte helenístico de barroco y se le ha comparado con el arte francés del Grand Siècle y el rococó del siglo XVIII. Hay, naturalmente, la coincidencia que se origina de ser ambos períodos de transición intelectual, y en estos momentos hasta las grandes personalidades sufren la falta de ambiente idealizador. Así como en Francia la época del barroco produjo a Corneille, Racine, Pascal y Descartes, en Alejandría florecían en el momento culminante de la frivolidad helenística Euclides, Aristarco de Samos, Hipócrates, y a su lado Calimaco, el bibliotecario, y otros gramáticos, quienes establecían la versión alejandrina de la Ilíada y la Odisea, que es la que ha subsistido. Junto a ellos, Apolonio de Rodas intentaba producir un tipo nuevo de epopeya seminovelesca con la emocionante historia de los Argonautas.

A la vez era necesario un arte popular y casi democrático, porque si bien el Estado era monárquico y despótico, la cultura y el afán de goce intelectual habían penetrado en todas las clases sociales.

Fuente: Hisotoria del Arte. Editorial Salvat.

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