Tampoco el realismo de Courbet dejó de influir en la pintura de sus más encarnizados detractores; si no en la del alemán Franz-Xavier Winterhalter, retratista relamido de la emperatriz Eugenia y de las damas de su corte, por lo menos en los grandes representantes de la pintura académica francesa del momento, y que brillarán aún como maestros solicitadísimos por la alta burguesía de la Tercera República, en su situación privilegiada de artistas que cuentan, sin trabas, con el apoyo oficial.
Jóvenes griegos en una riña de gallos de J.-L. Gérome, obra representativa del academicismo del Segundo Imperio francés. Fue una época de gran prosperidad material, de advenedizos y de nuevos ricos, con prisa de gozar. Los pintores se esforzaban por rivalizar con la fotografía, recién inventada, para no sorprender a sus clientes burgueses. Gérome eliminaba de la realidad todo cuanto pudiera parecer grosero, feo o vulgar y producía amables desnudos, pretendidamente "griegos", que tuvieron en su época un éxito fabuloso (Musée d'Orsay, París).
Jóvenes griegos en una riña de gallos de J.-L. Gérome, obra representativa del academicismo del Segundo Imperio francés. Fue una época de gran prosperidad material, de advenedizos y de nuevos ricos, con prisa de gozar. Los pintores se esforzaban por rivalizar con la fotografía, recién inventada, para no sorprender a sus clientes burgueses. Gérome eliminaba de la realidad todo cuanto pudiera parecer grosero, feo o vulgar y producía amables desnudos, pretendidamente "griegos", que tuvieron en su época un éxito fabuloso (Musée d'Orsay, París).
Así, algo pudieron aprender del “realismo” Alexandre Cabanel (1823-1889), Ernest Meissonier (1815-1891), hábil renovador de la manoseada pintura de batallas napoleónicas, e inspirador, a su vez, de E. Détaille y de otros especialistas en temas militares, y cultivador también del cuadro de género, o como Jean-Léon Gérome, con escenas orientales, o en sus poéticas evocaciones de la antigüedad clásica, sobre anécdotas bobas. En Carolus-Duran (1837-1917), la influencia de Courbet se nota de un modo claro en una de sus mejores obras juveniles: la Dama del guante, retrato de su mujer pintado al regreso de su viaje a España en 1861.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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