El arquitecto recibió el encargo de convertir la modesta fachada de esta iglesia, en la soberbia composición que puede contemplarse en la actualidad. Dispuso un pórtico semicircular en la planta baja del angosto espacio y en la parte superior desarrolló el motivo de una fachada convexa. Para dar más amplitud al conjunto añadió dos alas, algo más bajas que el bloque principal, a modo de marco cóncavo que pone de relieve la contraposición de curvas. El efecto óptico total y la indivisible unidad entre las partes y el todo, son originalísimos.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario.