La insinuación melancólica, la expresión incierta, quizá como de sorpresa; el color frío, que contrasta con el cálido colorido de Tiziano, hacen de este retrato una pequeña pieza maestra. Fue precisamente en este género donde sobre todo destacó este pintor, al que Berenson llamaba "el psicólogo".
(Palacio Barberini, Roma).
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.