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Detalle de un ortostato con
la representación
de un guerrero procedente de Karkamis.
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La sistemática labor de los
escribas hititas ha permitido conocer con detalle cuál era la organización
social del Imperio. La estructura política se basaba una federación de estados
sometida a la autoridad central del Gran Rey, que aglutinaba a poblaciones de raza,
lengua y culturas distintas. La monarquía era constitucional, y el Gran Rey
compartía el poder con los nobles, lo que se reflejaba en la existencia del Pankus,
asamblea a la que el rey debía someter a consideración cualquier asunto
importante.
La sociedad hitita se caracterizaba por una
gran mezcla racial y cultural. En esta compleja amalgama social, los llamados
hombres libres constituían la clase media, formada por guerreros, colonos,
artesanos y campesinos. La clase inferior de la sociedad hitita estaba formada
por los esclavos, procedentes en su mayoría de los prisioneros de guerra, que
recibían un trato humano muy superior al que se acostumbraba en otras
civilizaciones de Oriente. Otro grupo social importante estaba formado por la
milicia, pues el gran Imperio de Hatti fue un estado que se desarrolló mediante
la acción militar.
Finalmente, cabe considerar que en la
sociedad hitita no había una religión única, sino que existían muchas
religiones, mezcladas, además, con múltiples cultos locales. Tanto es así que
en los textos antiguos se recoge la denominación de "país de los mil
dioses". En él se daban cita las divinidades de todos los pueblos
sometidos que integraba el Imperio, aunque los hititas no eran politeístas,
pues cada pueblo o ciudad reverenciaba solamente a un dios local.
Fuente: Texto extraído de
Historia del Arte. Editorial Salvat.
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