Hattusa fue el centro
neurálgico del potente Imperio de los hititas, que desarrolló su etapa de
esplendor aproximadamente entre el período que va de 1420 a 1200 a.C. Los restos
conservados en la antigua ciudad muestran el esplendor de esta civilización, a
pesar de que el Imperio hitita no necesita hacer ostentación de su poder en el
arte, pues ya de por sí gozaba de gran prestigio. Únicamente las potentes murallas
de Hattusa y de otras importantes ciudades proporcionan una idea aproximada del
poder del rey de Hatti.
Hattusa era una ciudad fortificada, rodeada
en todos sus lados por una doble muralla, de bloques ciclópeos, más baja la
delantera y más elevada la trasera, ambas reforzadas por torreones
cuadrangulares coronados con almenas. Dentro del recinto, otras murallas
dividían la ciudad en una serie de zonas que podían ser defendidas en caso de
que un posible enemigo hubiese podido atravesar el doble muro externo.
Los diversos accesos a la ciudad hitita se
abrían mediante falsos arcos parabólicos, en cuyos monolitos inferiores se
labraban altorrelieves avanzantes con representaciones mayormente de animales.
La entrada mejor conservada es la denominada Puerta de los Leones, situada al oeste y datada hacia los siglos
XIV y XII a.C.
El simbolismo de tal tipo de figuración,
animales feroces con las fauces abiertas, podría ser de clara inspiración
mesopotámica, aunque la defensa de las puertas mediante animales custodios es muy
antigua. Tal vez el Imperio hitita sea de los primeros en usarlos, ya que la
figura del león es un símbolo utilizado con frecuencia por los artistas de la
época.
La cabeza y parte delantera de cada león
sobresale de su bloque de piedra, sin dejar de formar una unidad con el
conjunto de su masa. Al ser representados rugiendo confieren al rostro una
expresión de protección. Estos amenazantes leones, casi megalíticos,
ahuyentaban a los espíritus maléficos y les prohibían la entrada al recinto.
Hattusa mantiene otros accesos importantes,
aunque no tan bien conservados, como el caso de la llamada Puerta del Rey, al este de la muralla en la que aparece labrada la
imagen de una divinidad, quizás se trate de alguno de los dioses principales de
los hititas. De todas formas, la calidad técnica de ésta, como la de la Puerta de los Leones, no alcanza un
desarrollo similar al de Egipto o a Mesopotamia.
Otras muchas ciudades hititas fueron grandes
centros urbanos fortificados, algunos de los cuales presentan también una
entrada custodiada por figuras de animales. Así, en Alaca Höyük se encuentra la
Puerta de las Esfinges, donde la
influencia egipcia es patente al representar a estas figuras como esfinges
femeninas. La misma puerta tiene esculpidos en los laterales relieves con el
tema del águila bicéfala de alas desplegadas, iconografía puramente hitita y
que se ha identificado con el dios de la Tempestad e incluso con el emblema
heráldico del Imperio.
Las ruinas de Hattusa, la legendaria capital
de los hititas, la actual Bogázkoy en la zona centrooriental de Anatolia
(Turquía), es desde el año 1986, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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