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Artistas de la A a la Z

El subjetivismo surrealista

Si es cierto que existe un "arte surrealista" distinto a todo lo que alrededor de 1924 se realizaba en este terreno, son los artistas que se acaban de nombrar, tratando de caracterizar brevemente su aportación, quienes lo fundaron y propagaron a través de todo el mundo.


La ciudad dormida de Paul Delvaux (Centro de Arte Surrealista, Londres). Pintada en 1938, en esta obra, el art1sta reproduce una ciudad clásica para servir de marco al mito de la inalcanzable mujer soñada. El personaje masculino se asoma a la puerta del ensueño como para asistir impotente a la freudiana danza macabra en que el amor es un mero ep1sodio entre la vida y la muerte. 


El Congreso de Paul Delvaux (Colección Crédito Comunal de Bélgica, Bruselas), En esta pintura de 1941 aparecen los ingredientes básicos de este surrealista que, como Magritte, ha pasado su vida en Bélgica, Plantea una vuelta a la perspectiva renacentista con influencias de Piero delta Francesca, Mientras las mujeres se pasean voluptuosas y desnudas, como ensimismadas en su propio sueño, los hombres, vestidos convencionalmente, discuten entre sí, ignorando olímpicamente su presencia.

Conviene atraer la atención sobre la extrema diversidad -podría incluso hablarse de disparidad- del estilo de estos pintores; escultores y dibujantes, diversidad que no tiene equivalentes en ninguno de los movimientos o escuelas que lo precedieron o fueron sus contemporáneos. Cierto "aire de familia", un parecido en la concepción y en el "hacer", dan proximidad a las obras impresionistas, fauves, cubistas o abstractas, hasta el punto de que resulta a veces delicado, difícil, atribuir correctamente una obra no catalogada o firmada. En cambio, la personalización extrema de su obra, tanto por la naturaleza del medio explorado cuanto por el trazo manual que la delimita, impide cualquier confusión entre, por ejemplo, Arp,y Masson, ErnstMagritteTanguy y Hérold. La razón de tales diferencias es que se está aquí en presencia de un subjetivismo casi total. El "modelo interior" excluye toda sumisión al modelo percibido; la libertad -esta "libertad donde nace lo maravilloso"- sustrae al artista de toda regla formal; finalmente, el subconsciente y, más lejos aún, el inconsciente, donde el artista surrealista busca su elemento motor, reproducen una ontogénesis que, en cada caso, se demuestra única, específica y sin relación con el caso vecino o cualquier otro.


Fuente: Texto extraído de Historia del Arte. Editorial Salvat

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