Una de las habituales obsesiones temáticas en la obra de
Léger fueron los ciclistas y los acróbatas de circo. En este cuadro quiso rendirles
homenaje captando la belleza de la composición visual de la escena más allá de
la idealización algo ingenua de los personajes. El pintor pretendía hallar un
lenguaje popular con el que pudiera ser comprendido por un amplio sector del
público, recurriendo a un estilo a medio camino entre el infantilismo y el
primitivismo de las formas.
(Museo Nacional de Arte Moderno, París)
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
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