En este cuadro, el color se desliga de las formas y
adquiere total autonomía, un recurso estilístico que luego sería adoptado
sistemáticamente para el diseño publicitario. El pintor reduce las figuras a su
pura esencia con una línea gruesa bien destacada sobre fondo blanco. Los elementos
que constituyen sus cuerpos manifiestan la influencia primigenia de los
cubistas en la obra de Léger, como se evidenciaen los pechos y los brazos.
(Tate Gallery, Londres).
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
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