En esta pintura, como en
toda la obra de este artista, lo primero que se observa es el colorido del
conjunto, dominado normalmente por disonancias, notas cálidas o frías. Sin
embargo, tras esta primera impresión, el espectador puede ver más en profundidad:
perspectivas a veces un tanto forzadas, el dominio de la línea y el color y,
sobre todo, las imágenes suspendidas, siempre fugaces e indefinidas
(Museo Nacional de Arte Moderno, Centre Pompidou, París)