La innovadora propuesta artística de Rafael Barradas fue el vibracionismo, estilo que practicó entre 1917 y 1920. En él resuenan ecos de las caricaturas montevideanas del artista, combinados con el simultaneísmo del cubismo francés y el dinamismo del futurismo italiano con los que pudo entrar en contacto durante su estadía en Europa.El concepto de vibración alude a tres aspectos. En primer lugar, a la afinidad y comparación entre colores y sonidos a través de una pintura que transmite la multisensorialidad de la vida moderna. Así, las piezas vibracionistas buscan expresar las equivalencias plásticas de los sonidos y ruidos del paisaje urbano. En segundo lugar, la vibración de los colores yuxtapuestos procura dar la impresión de movimiento, de incluir dinamismo en el lienzo. En tercer lugar, el vibracionismo conlleva también un aspecto emocional, pues es un intento de transcribir en la tela, de forma no naturalista, la experiencia subjetiva del artista respecto del mundo que lo rodea.
Las obras vibracionistas se caracterizan por presentar un lenguaje sincrético de amplia gama cromática. Los colores se yuxtaponen, generan contrastes y efectivamente parecen vibrar. Las pinceladas son fugaces y las composiciones están estructuradas mediante un dibujo instantáneo –características que ya se vislumbran en las caricaturas que Barradas realizó en Montevideo. El tema que acompaña su propuesta plástica es, indefectiblemente, la moderna vida ciudadana. Es por ello que en sus obras incluye elementos característicos de las metrópolis (como cafés, relojes y transportes), pero, siguiendo los preceptos del cubismo y del futurismo, totalmente fragmentados y geometrizados. De este modo, el exaltado cromatismo dialoga con el paisaje urbano, sintetizado y con múltiples perspectivas simultáneas, generando y transmitiendo el dinamismo y el vértigo de la modernidad de principios de siglo XX que Barradas experimentaba.
Artista del Vibracionismo
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