Este singular edificio del barroco español más tardío ostenta una fachada esculpida en alabastro al más puro estilo churrigueresco propio del siglo XVIII. Compuesta de dos partes bien diferenciadas y separadas por el escudo del marqués, la inferior la componen figuras de leones, cocodrilos y hombres musculosos y la superior, rodeada por adornos vegetales, una Adoración de la Virgen con el Niño. En su interior, el palacio alberga hoy un museo de cerámica y una grandilocuente decoración rococó.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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