A su llegada a la ciudad Bramante recibió el encargo de Ludovico Sforza de continuar esta iglesia. Solari había fallecido dejando completa la fachada y parte de las naves. Bramante tomó a su cargo unificar los estilos y diseñó una cúpula con un alto tambor, menos impresionante exteriormente que la soberbia unidad espacial que ofrece en su interior, tamizado por la luz que incide con regularidad simétrica a través de aberturas de gran rigor geométrico.
(En Milán)
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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