V CENTENARIO DE EL BOSCO
LOS DILUVIOS DEL BOSCO
Observar las pinturas del Bosco conlleva el intento de descifrar en ellas posibles mensajes y narraciones ocultas. Ocurre sobre todo en el tríptico El jardín de las Delicias, pintado entre 1500 y 1505 por el Bosco, aunque no consta su firma. Tampoco tuvo este título. Felipe II lo instaló en su dormitorio de El Escorial, donde entró en 1593 bajo el nombre genérico de “pintura de la variedad del Mundo”.
Del cuadro fascinan las pulidas figuritas humanas de nítidos contornos, sin sombras arrojadas, desvestidas, depiladas, y pálidas, que pueblan el panel central en actitud erótica. Son personajes serenos, mecánicamente felices, que se congregan en un paraje inverosímil presentado a vista de pájaro, repleto de monstruos y de habitáculos fantásticos, y alterado por la escala gigante de peces, aves y frutos. No se sabe qué significan, pero tanta rareza surrealista se atribuye a la intención de representar el pecado.
Los postigos laterales, a ambos lados del panel central, incluyen a la izquierda el Paraíso, sin duda, y a la derecha el Infierno, o quizá el Apocalipsis. Cerradas las puertas del tríptico se muestra en ellas la pintura en grisalla de una esfera transparente que contiene en forma de disco la Tierra, desolada, sin gente y anegada. La escena viene identificándose con la Creación del Mundo porque se corona con el texto latino Ipse dixit et facta sunt, Ipse madavit et creata sunt (Él lo dijo, y todo fue hecho. Él lo mandó, y todo fue creado). Ernst Combrich propuso una alternativa al significado de la esfera. Para el ilustre historiador vienés, el tema no sería la Creación del Mundo sino el Diluvio Universal bajo el arcoíris. En su artículo “Como era en los días de Noé” (1969) detalló sus conjeturas comparando el cuadro del Bosco con el grabado del siglo XVI Sicut autem erat in diebus Noe, de Sadeler, que muestra a la Humanidad, antes de ser castigada por el Diluvio, mediante la escena de un banquete de personas desnudas. En su opinión, este mismo banquete sería el argumento de la fiesta celebrada en el panel central de El jardín de las delicias, que proponía cambiar de nombre por el más apropiado de La lección del Diluvio. Creía también que el Arca pudo estar representada en el centro de la esfera, donde las tablas muestran signos de los recortes para instalar el marco. No resulta la suya una idea descabellada, y existen imágenes del Diluvio parecidas a mapas circulares con arcas instaladas en el extremo vertical. Además, hacia 1515, el Bosco pintó el Arca con todo detalle en otro bellísimo postigo. El Diluvio, que se conserva con su pareja, El Infierno, desmembrados ambos del tríptico al que pertenecieron, en el Museum Boijmans de Róterdam. MERCEDES PELÁEZ
(Fuente: Revista “Descubrir el Arte” nº 207. Mayo 2016)
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