Rousseau, Henri Julien Félix (Laval, 21 de mayo de 1844 - París, 2 de septiembre de 1910), lamado "El aduanero
Rousseau" por su trabajo en los servicios de aduanas en París, fue un
célebre pintor francés, uno de
los máximos representantes del arte naíf. Ridiculizado por la crítica en
su época, fue sin embargo reconocido por su
talento autodidacta y calidad artística,
ejerciendo gran influencia en varios artistas de vanguardia. No confundir con
Henri Émilien Rousseau (1875-1933).
Biografía
Nació en Laval, en la región de
Mayenne, hijo de un hojalatero. Laval es también ciudad natal de Alfred Jarry,
una de las primeras personas en reconocer
su talento. Henri Rousseau vivió en su juventud
en Angers, que no era una ciudad grande en ese tiempo, de historia medieval, al
borde del río Loira. Angers tuvo una tradición de tapicerías medievales. Aunque no era buen
estudiante, ganó premios en dibujo y música. Después trabajó para un abogado y estudió Derecho, pero "intentó un pequeño perjurio y buscó refugio en el ejército". Sirvió cuatro
años, cuando al morir su padre se trasladó a París, en 1868, a sus 24 años,
para mantener a su madre viuda como empleado del gobierno. La tradición vista
en su juventud se refleja en sus visitas frecuentes al Museo Cluny, especializado en el arte
medieval francés.
Ese mismo año de 1868 se casó con
Clémence Boitard, la hija de quince años de su casera, con quien tuvo seis
hijos, pero todos los niños fallecieron en la infancia menos uno. En 1871 fue
nombrado recaudador de impuestos sobre las mercancías que entraban en París. Su
esposa murió en 1888, y se casó con Josephine Noury en 1898. Empezará a
dedicarse a la pintura
cuatro años después de su
llegada en 1868, de manera autodidacta.
Tras su jubilación en 1893,
complementó su pequeña pensión con trabajos a tiempo parcial y tocando el
violín por las calles. Trabajó también brevemente en Le Petit Journal,
produciendo varias portadas. Rousseau expuso su último cuadro, El sueño, en
marzo de 1910, en el Salón de los Independientes.
En el mismo mes, sufrió un
absceso en la pierna, el cual ignoró. En agosto, fue admitido en el hospital
Necker de París, donde había muerto su hijo, descubriéndose que había
degenerado en gangrena. Después de una operación para amputar la pierna, murió
por un coágulo en la sangre el 2 de septiembre de 1910. A su funeral asistieron
los pintores Paul Signac y Manuel Ortíz de Zárate, el matrimonio de artistas
formado por Robert Delaunay y Sonia Terk, el escultor Brancusi, el casero de
Rousseau, Armand Queval, y el poeta Guillaume Apollinaire, que escribió el
epitafio que Brancusi talló en su lápida:
"Te saludamos, gentil
Rousseau, puedes escucharnos.
Delaunay, su esposa, Monsieur
Queval y yo.
Deja que nuestro equipaje pase
libre de impuestos por las puertas del Cielo.
Le traemos pinceles, pinturas y
lienzos.
Para que pase su sagrado ocio en
la luz y la verdad de la pintura.
Como hizo una vez con mi retrato
frente a las estrellas, el león y la gitana."
Obra
Henri Rousseau dedicaba mucho
tiempo a cada uno de sus cuadros, he aquí que su obra sea relativamente escasa.
Estilo
A pesar de las intenciones
"realistas", en la obra de Rousseau destacan el tono poético, la
búsqueda de lo exótico y, sobre todo, su estilo naíf, reflejo de una aparente
sensibilidad infantil propia de los artistas con poca o nula formación académica;
esta ingenuidad otorga con frecuencia a sus trabajos un aspecto involuntario de
caricatura. En el caso del pintor de Laval, es efectivamente su formación
autodidacta junto a una primacía de la fantasía sobre lo real lo que determina
este estilo, de difícil inclusión en movimientos artísticos de la época. A
pesar de desconocer las técnicas compositivas, logró dotar a sus obras de un
sugerente y complejo colorido, muy elogiado entre sus seguidores.
Aproximadamente desde 1890 se
observa una maduración en su lenguaje pictórico. Si bien durante toda su
carrera artística pintó obras de corte realista, con frecuencia también dejó
que su fantasía se potenciara hasta casi el surrealismo. Por ejemplo, en La
gitana dormida (1897) se ve a una mujer durmiendo plácidamente en medio de un
exótico desierto mientras un león la observa muy de cerca; el paisaje y el león
podrían ser una fantasía onírica de la gitana. En El sueño (1910), esta
potencialización de lo superrealista es igual de perceptible.
A menudo se incluye a Rousseau
dentro del post-impresionismo francés. En cualquier caso, se le reconoce un
estilo naíf original y muy intuitivo que le otorga un lugar destacado en la
pintura francesa de finales del XIX y principios del XX, junto a sus coetáneos
impresionistas, fauvistas y cubistas.
Los temas exóticos
Sus cuadros más conocidos
representan escenas selváticas, a pesar de que él nunca abandonó Francia ni vio
una jungla. Carecen de rigor las historias difundidas por admiradores suyos
sobre un supuesto servicio en el ejército que incluyera la fuerza expedicionaria
francesa a México.
Su inspiración provenía de libros
con ilustraciones, de los jardines botánicos y de la ménagerie del Jardín de
las Plantas de París (la ménagerie es la «casa de fieras», el antiguo zoo de
París, aunque todavía está abierto en la actualidad), así como de dibujos de
animales salvajes disecados. También había conocido a soldados durante su
servicio militar que habían sobrevivido a la expedición francesa a México y
había escuchado sus historias del país subtropical. Según el crítico Arsène
Alexandre, el pintor describía sus visitas frecuentes al Jardín de las Plantas
de esta manera: “Cuando me introduzco en los invernaderos de cristal y veo las
extrañas plantas de tierras exóticas, tengo la sensación de entrar en un
sueño”.
Se considera que la primera (y la
más representativa) de sus "junglas" es Tigre en una tormenta
tropical (¡Sorprendido!) (1891).
Los paisajes y retratos
Junto a sus escenas exóticas hubo
una producción simultánea de imágenes topográficas más pequeñas de la ciudad de
París y sus alrededores. Estas tienen en ocasiones detalles relacionados con el
progreso técnico y científico de la época: chimeneas de fábricas, aerostatos,
dirigibles, postes de telégrafo, biplanos, etc. Ejemplos de estos paisajes son Paisaje
con el dirigible Patrie (Paysage avec le dirigeable "Patrie",
1908), La passerelle de Passy (1904) y Pescadores en línea (Pêcheurs
a la ligne, 1908). Estos cuadros, en los que la vegetación tiene un aire
atemporal, representan a menudo lugares que él frecuentaba.
Rousseau afirmó, asimismo, haber
inventado un nuevo género pictórico al que denominó retrato-paisaje, que
consistía en comenzar el cuadro con una vista general de, por ejemplo, uno de
sus lugares favoritos en París, añadiendo luego una persona en primer plano.
Así ocurre, por ejemplo, en su autorretrato titulado Moi-même (Yo
mismo, 1890).
En sus retratos, sean o no
retratos-paisajes, los personajes están rígidos, en pose, casi inexpresivos,
frecuentemente con los ojos muy abiertos y "mirando" frontalmente al
espectador. Si los personajes son varios, están yuxtapuestos: uno al lado del
otro. El paisaje de fondo, cuando lo hay, parece estar en el mismo plano por la
falta de perspectiva.
Si bien los nombres de la mayoría
de los retratos realizados por Rousseau no hacen referencia a las personas que
aparecen en ellos, existen excepciones a esta regla (como el Retrato de la
segunda esposa de Rousseau (Portrait de la seconde femme de Rousseau),
o bien se conocen indicios que permiten identificar al personaje en cuestión
(en Retrato de M. x, se sabe que la x representa a Pierre Loti).
Técnica
Rousseau frecuentemente desconoce
u olvida las perspectivas y las proporciones. En su obra, los claroscuros no
sirven para dar profundidad ni una impresión de contorno, con lo que sus
figuras suelen parecer "planas".
Su técnica habitual era la de
capas de óleo, comenzando por los cielos y el fondo y concluyendo con la
figuración de los personajes y animales. En algunas pinturas repintó ciertas
áreas (principalmente los follajes de primer plano), motivo por el que en la
actualidad tales áreas se encuentran cuarteadas o con efecto de craquelado.
Generalmente el acabado de la
superficie es con un "glaseado", una especie de satinado y/o
barnizado, sabiamente dispuesto que le aporta un brillo equilibrado a la obra.
En Tigre en una tormenta
tropical (¡Sorprendido!), logró una vía innovadora con una luz brillante
que parece atravesar las pinceladas de gris claro sesgadas sobre el lienzo.
Rousseau declaró que no tuvo otro
maestro que la naturaleza, aunque admitió haber recibido algunos consejos de
dos pintores academicistas: Félix-Auguste Clément y Jean-Léon Gérôme.
Crítica y reconocimiento
En 1886 —época en que pintaba
principalmente retratos y escenas parisinas— expone invitado por los
antiacademicistas en el Salon des Indépendants. El primer cuadro que expone es
Soirés au carnaval (Velada en carnaval). Es entonces cuando recibe los elogios
de Paul Gauguin, Georges Seurat, Félix Vallotton (que llega a afirmar que las
obras de H.Rousseau son el Alfa y Omega de la pintura) y el crítico Wilhelm
Uhde, quien lo señala en su tratado Cinco grandes maestros primitivos
(Rousseau, Bauchardt, Bondois, Séraphine, Vivies). Poco a poco Rousseau logra
hacerse reconocer por pintores vanguardistas como André Derain y Henri Matisse;
entabla amistad con Robert Delaunay, Guillaume Apollinaire y, bastante después,
con el español Pablo Picasso.
En 1905 Matisse elogia el cuadro
de Rousseau titulado El león arrojándose sobre el antílope expuesto en la primera exhibición de los "Fauves" (ver fovismo), en el Salón de Otoño de 1905.
En 1907 la madre de Robert
Delaunay, Berthe, condesa de Delaunay le encarga y compra el cuadro La
encantadora de serpientes.
En 1908 Picasso encuentra a
Rousseau intentando vender sus cuadros en las calles de París, Picasso, ya
bastante célebre, reconoce el genio de Rousseau y le ofrece un banquete de
homenaje (mitad burlesco, mitad serio) en el atelier (taller) que el español
poseía en el Bateau-Lavoir.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/
Obras comentadas