El emperador Babar en campaña (miniatura de un códice). |
La penetración del Islam en la India
fue mucho más lenta que en otras
tierras conquistadas por los árabes,
pues halló mucha resistencia por
parte de la población. Y, aunque
relativamente rápida, la invasión militar tampoco fue nada fácil,
como pudo comprobar Akbar, hijo
de Humayún, uno de los máximos
artífices de la misma.
La presencia de los mongoles
ocasionó la desaparición, a mediados
del siglo XIII, del califato que
conservaba el poder en Bagdad.
Más adelante, Babar fundó a principios
del siglo XVI el imperio de los
grandes mongoles en la India, conquistando
el trono de Delhi en el
año 1526. En el Imperio mongol
las artes tuvieron un papel protagonista,
principalmente la miniatura,
que adquirió un gran prestigio y
esplendor. Además, gracias a la
presencia mongol en la India, se
encuentran excelentes muestras de
arquitectura musulmana en esta
enorme península asiática.
Pero el Imperio mongol iba mucho
más allá de la India. Desde
principios del siglo XII hasta bien
entrado el siglo XIV, las tierras de
Irán se vieron sacudidas por diferentes
invasiones mongolas. Una
primera oleada, dirigida por Gengis
Khan (1167-1227) en la primera
mitad del siglo XII, supuso la destrucción
del Imperio selyúcida y
gran parte de su arte.
Cuando el gran Tamerlán (1336-
1405) accedió al poder se inició un
espléndido florecimiento cultural y
artístico. La capital, Samarcanda,
sería la protagonista. Desgraciadamente
muchos edificios no han llegado
hasta la actualidad o bien
han persistido aunque muy deteriorados.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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