Paralelamente al templo con sikhara y a los tipos arquitectónicos del Norte se desarrolló durante el mismo período, en la India del Sur, una serie de tipos de templos de techo piramidal también importante y cuyo proceso de desarrollo es análogo, pero que presentan aún más numerosas variantes. Hay que buscar los prototipos de los mismos bien en representaciones (fresco de la cueva I de Ajanta, del siglo VI; el pequeño templo junto al que medita un asceta en la gran composición de la “Bajada del Ganga [o Ganges] a la Tierra”, en Mahabalipuram, del siglo VII), bien en los santuarios esculpidos en un banco rocoso de Mahabalipuram: los templos llamados de Dharmaraja y de Arjuna (siglo Vil). Después de estos arquetipos, se va progresivamente, de trecho en trecho y de siglo en siglo, hacia las grandes realizaciones de la época medieval.
Templo de Brhadisvara, en Tanjore. La cubierta monumental tiene también una silueta piramidal. Su altura, modesta en comparación con el vimana del templo, corresponde a una época antigua (siglo XI), anterior al gigantismo que adquirieron los gopuram.
El tipo mejor definido y el más frecuente presenta como caracteres esenciales un cuerpo cuadrado cuyos muros exteriores están decorados con pilares empotrados y una techumbre piramidal cuyos escalones simulan pisos, cada uno de ellos compuesto por una cornisa donde se apoyan las reducciones de edificios. Estas son de planta cuadrada si están situadas en los ángulos y de planta redondeada en los otros casos. Un coronamiento, de planta cuadrada o poligonal, remata la pirámide. A partir de estos datos trabajaron los arquitectos. Después de los templos monolíticos de Mahabalipuram en el siglo VII, se edificó, en el mismo lugar, uno de los más antiguos templos de este tipo, construido con bloques de arenisca: el Templo de la Orilla (“Shore Temple”), del siglo VIII.
Tiene ya los elementos principales que serán explotados en el transcurso de los siglos siguientes, y constituye el origen de los grandes conjuntos que serán levantados o transformados hasta la época contemporánea. Es decir, un templo compuesto por sus tres partes esenciales dispuestas sobre un mismo eje y encerrado en un recinto rectangular; el santuario (vimana) está cubierto por una techumbre piramidal escalonada, claramente más elevada que las de los otros edificios, incluso que los altos pabellones colocados sobre las puertas del recinto. Hasta el siglo XI aproximadamente, las reducciones de edificios (pancaram) que adornan cada “piso” del techo del santuario están dispuestas regularmente unas sobre otras, en talla decreciente, hasta la cúspide. Cada una de ellas reproduce bajo una forma simplificada las construcciones monumentales, con sus pilares empotrados y su techumbre artificialmente cortada por ventanas con el arco indio (kudu). A medida que el motivo de los pancaram evoluciona, dichos kudu toman cada vez más el aspecto de un frontón.
Templo de Kailasanatha, en Kanchipuram. Construido por un rey de la dinastía Pallava a finales del siglo VIl, este templo está dedicado a Shiva y es uno de los más antiguos de la ciudad.
Templo de Kailasanatha, en Kanchipuram. Construido por un rey de la dinastía Pallava a finales del siglo VIl, este templo está dedicado a Shiva y es uno de los más antiguos de la ciudad.
El que adorna el pancaram dispuesto en el centro de cada “piso” es en general de mayor talla que los demás. Superponiéndose verticalmente de piso en piso, estos kudu crean un centro de interés en cada cara de la techumbre, dotándola de una especie de saliente donde se desarrollan, con una apariencia cada vez más aberrante, los grandes kudu-frontones de los pancaram centrales. Al mismo tiempo, la techumbre crece, pues un número creciente de ‘pisos” se intercalan entre el cuerpo del edificio y su coronamiento. Por un desarrollo atrevido, este tipo fue amplificado hasta formar, a comienzos del siglo XI, una alta pirámide; el más bello ejemplo se ve en el vimana de Tanjore, donde la pieza de remate en forma de cúpula poligonal se eleva a 60 metros del suelo del patio: el cuerpo del santuario está doblado en altura y los “pisos” de la techumbre llegan a ser trece.
La evolución del templo de este tipo es, en los siglos IX-X, la continuación de las hermosas construcciones que se habían multiplicado en los siglos VII y VIII, principalmente en Badami, Pattadakal, Aihole, etc., es decir, en los sitios donde coexistían las techumbres curvilíneas y las piramidales. Durante el período medieval, dicho tipo se desarrolla de manera considerable, tomando un aspecto cada vez más vasto y componiéndose de numerosos edificios anexos, de capillas, etc.
Entre los templos del siglo VIII, se pueden considerar como prototipos el Templo de la Orilla en Mahabalipuram y el Kailasanatha en Kanchipuram. Cada uno de ellos se desarrolla en el centro de un recinto rectangular cuya puerta de acceso está sitúada de cara al Este; en Kanchipuram esta puerta (gopuram) está, por una de las primeras veces, coronada por un semicilindro limitado en cada extremo por un arco indio: se trata, aplicada a la arquitectura religiosa hindú, de la forma de las puertas de ciudad tal como las representaciones budistas atestiguan su uso desde el siglo I a.C, aproximadamente.
Vimana del templo de Brhadisvara, en Gangaikondacholapuram.
Y este edificio, de dimensiones aún modestas en el siglo VIII, irá tomando altura siguiendo la misma ley que rigió la elevación progresiva de la techumbre piramidal del vimana. Una vez atravesada esta puerta (que es, de hecho, un pabellón de entrada perforado de parte a parte en el cuerpo del recinto), se encuentra en primer lugar un pabellón hipóstilo de techo plano: es el mandapam. Detrás de él se yergue a poca distancia el vimana con su techumbre piramidal rematada por una falsa cúpula poligonal.
A base de este tema general, los arquitectos bordarán innumerables variantes. Desde principios del siglo X, un estilo mejor definido se desarrollará bajo el impulso de los soberanos Cola en el sudeste y proseguirá hasta mediados del siglo XII aproximadamente; más adelante será prolongado por un estilo más recargado, que se desarrolló en la misma región bajo la dinastía de los Pandya hasta mediados del siglo XIV.
Durante el siglo X los templos no son apenas numerosos ni muy vastos; construidos con esmero, con ayuda de bloques de piedra bien dispuestos, prolongan en sus características esenciales el estilo precedente de los Calukya; un buen ejemplo del estilo Cola del siglo X se ve en el templo de Koranganatha en Srinivasanalur (Tirucirapalli), en el que hay que observar, si no la aparición, por lo menos la utilización de un orden arquitectónico nuevo, propio de los Cola, ilustrado principalmente por los pilares y sus capiteles; así como la presencia sobre los muros exteriores del vimana de nichos que cobijan cada uno un personaje divino esculpido en alto relieve.
Templo de Sri Ranganatha, en Srirangam. Es el centro religioso más importante del área y el complejo de templos más grande del país.
Con el afianzamiento de su poderío durante el primer cuarto del siglo XI, los Cola emprendieron construcciones más monumentales, cuyos dos ejemplares más bellos son el templo de Brhadisvara (Shiva) en Tanjore (1011), el vimana del cual ya ha sido mencionado, y el de Gangaikondacolapuram, apenas posterior (1025 aproximadamente). En estos dos templos, el estilo Cola alcanza su madurez y se despliega con una sorprendente seguridad, atestiguando a la vez la intensidad de su fe y el virtuosismo de los arquitectos y los escultores. En Tanjore el recinto es vasto. En su eje se suceden, a partir de la puerta, un pabellón que alberga una estatua del toro Nandin, montura sagrada (vahana) de Shiva, un mandapam hipóstilo, una gran sala de reunión y, por fin, el propio vimana. La decoración esculpida, muy hermosa, está empleada con comedimiento y se desprende del conjunto una impresión de majestad clásica.
⇨ Templo de Varadaraja Perumal, en Kancipuram. Gopuram principal. Estas enormes puertas de acceso se situaban en los cuatro puntos cardinales de los templos, sobre la muralla que los rodeaba. Por la gran abertura de su planta baja se pasaba al patio o recinto sagrado interior. Obsérvese la complicación y talla gigantesca que ha alcanzado la cubierta piramidal de este gopuram, cararterística de una época avanzada (siglos XIV y siguientes).
En Gangaikondacholapuram, todo el conjunto es más imponente: la superficie del patio rodeado de muros es más extensa; contiene, sobre un eje esteoeste, una sala hipóstila dotada de 150 pilares que prefigura los mandapam "de mil pilares" que constituirán en una época más tardía un elemento constante en la composición de los grandes templos. Dicho mandapam está unido al vimana por un vestíbulo perpendicular al eje, cuyos dos extremos, al Norte y al Sur, están provistos de puertas a las que se accede por una escalera empinada que escala el alto basamento moldurado que forma la base del conjunto del templo. El propio santuario, de interior oscuro y misterioso, está coronado por una techumbre piramidal menos alta que en Tanjore (45,60 m), imponente aunque más rechoncha y con menos rigor de estilo, caracterizada por la introducción en la techumbre de curvas horizontales que anuncian un tipo de techumbre "mixta", del que se hablará más adelante. La escultura en alto relieve es aquí quizá de expresión más sensible que en Tanjore, y conviene destacar la presencia, junto a la entrada meridional del vestíbulo, de un panel en alto relieve representando a Shiva coronando con una guirnalda florida al rey Konda (Rajendra I Cola, 1018-1033) que había"ido al Ganges"(Ganga): es uno de los escasos ejemplos en la escultura medieval de representación de un soberano.
Después de este apogeo, el poderío de los Cola declinó, y las grandes empresas de construcción religiosa cesaron. Los Pandya dominaron a su vez el sur de la India y, aunque protectores de las artes, no fueron propiamente constructores eméritos. De hecho se puede observar en este período (siglo XIImediados del XIV) una tendencia a ampliar cada vez más el área ocupada por los templos, perpetuando al mismo tiempo las características del estilo Cola sin aportarle renovación alguna, sino únicamente un recargamiento decorativo; los diversos edificios fueron concebidos más con un objetivo utilitario y funcional que como creaciones artísticas, como fue el caso en el siglo XI.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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