Dirección:
Avenida Paseo de la Reforma, Calzada Gandhi, s.n. P
arque de Chapultepec, Ciudad de México.
Tel: (+52) 5286 5195.
http://www.inah.gob.mx/es/red-de-museos/265-museo-nacional-de-antropologia
Jardines del Museo Nacional de Antropología de México. |
Sin lugar a dudas, se trata de la joya museográfica de Ciudad de México, y uno de los destinos fundamentales de todo estudioso del arte precolombino. El origen de este museo tradicionalmente se suele vincular con el doble descubrimiento que, en. 1790, tuvo lugar en la ciudad: la escultura de Coatlicue, la diosa de la tierra, y el de la famosa Piedra del Sol, conocida como Calendario Azteca. A partir de aquí, fue naciendo la conciencia del pasado del país y de la necesidad de venerarlo y preservarlo. Finalmente, en 1825 esto se plasmó cuando se decretó el nacimiento del Museo Nacional, que con todo, en aquellos primeros momentos, siguió dentro del conjunto de la universidad.
Brasero de barro con cuatro soportes en forma semiesférica
decorados con incisiones.
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A partir de esta fecha, el museo fue cambiando de lugar y recibiendo multitud de donaciones de todo tipo, tanto de piezas arqueológicas precolombinas como pinturas e imaginería coloniales, hasta carruajes, monedas, fósiles o animales disecados. Esta riqueza de variedad de fondos llevó que, con el tiempo, se desmembraran en partes, con el objetivo de darles un lugar específico a cada una de las diferentes disciplinas. Así, en 1910, apareció el primer Museo Natural de México, y en 1940, el Museo Nacional de Historia, quedando por otra parte en una sola colección la parte dedicada a arqueología y etnografía, base del futuro Museo Nacional de Antropología de México.
Vasija trípode policromada cuyos soportes son cabezas de
águila estilizadas.
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Tras pasar por varios sitios, finalmente halló su sede definitiva en un edificio encargado en 1963 al arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez quien, en un tiempo récord, construyó el nuevo museo. Así, el 17 de septiembre de 1964 pudo ser inaugurado por el presidente de entonces, Adolfo López Mateas. El nuevo museo llama la atención por su enorme espacio, con un gran patio central en torno al cual se disponen las diferentes salas de exposición. Situadas en dos niveles, en la planta baja se presentan las colecciones de arqueología, mientras que en la superior se puede disfrutar de la sección etnográfica.
En la parte dedicada a arqueología, se sigue un orden cronológico desde la sala de los orígenes -con la recreación del hallazgo del Mamut de Santa Isabel lztapa-, para dar paso a las cuatro principales etapas que tuvieron lugar en el Altiplano Central Mexicano -sala del preclásico; sala de Teotihuacán; sala tolteca, dedicada a la ciudad fundada por Quetzalcóatl; y la sala mexica, de la etapa posclásica, que es la de mayores dimensiones, con importantes muestras escultóricas, y donde destaca en su centro la Piedra del Sol-. En el ala sur, las salas están dedicadas a las otras regiones de Mesoamérica: Oaxaca, Culturas del Golfo de México y los Mayas.
En la parte sobre etnografía, hay salas centradas en los Pueblos Indios, el Gran Nayar y los Otopames, así como a los Purépechas o a la sierra norte de Puebla.
Una sala aparte es la que estudia los nahuas, pueblo que no se presentó en el plan museográfico de 1964, pero que fue introducido posteriormente, puesto que su presencia es la de mayor peso en la configuración del México actual.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat
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