La
técnica impecable de este discípulo de Leonardo, la gracia original que pone en
sus fondos, como este rosal emparrado, la ingenuidad de las figuras tratadas
con colores que brillan a la luz, hacen de este artista el máximo representante
del Renacimiento lombardo del siglo XVI.
(Pinacoteca Brera, Milán)
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.